Miguel Sánchez
Al igual que otros muchos deportes, el automovilismo de competición no podría sobrevivir sin el apoyo de la publicidad. Esencial en una sociedad de consumo, ésta es la gasolina necesaria para la contabilidad de casi todos los equipos, creando además verdaderos iconos en las pistas gracias al aspecto particular de cada librea.
Algo especialmente visible cuando hablamos de Martini Racing, cuyos vehículos han creado estelas de éxito tanto en el WRC como en Le Mans o la F1.
Pero vayamos por partes. Y es que, aun siendo realmente incompatibles la conducción con el alcohol, la marca italiana lleva patrocinando al mundo del automovilismo deportivo desde el lejano 1968; a la sazón, uno de los primeros años en los que al fin se autorizó la inserción de logotipos comerciales más allá del rótulo del equipo. Todo esto, claro está, en el caso de Europa.
De hecho, no hay más que revisar imágenes de la F1 o el Mundial de Marcas durante los años cincuenta a fin de advertir cómo reinan los colores lisos. Un aspecto totalmente diferente al de hoy en día y en el que, a lo más, la distinción venía por el uso de diferentes colores nacionales: el azul para las escuadras francesas, el inglés para las británicas, el gris metalizado para las germanas y, claro está, el rojo para los Alfa Romeo, Lancia, Ferrari o Maserati.
EL INICIO DE LA PUBLICIDAD
Asimismo, es lógico indicar cómo aquella normativa más laxa respecto a las inserciones publicitarias vino de la mano de un mayor aperturismo hacia los equipos privados; aquellos que, desde finales de los años cincuenta, se hicieron un hueco en las pistas a golpe de ingenio, proveedores de motores y búsqueda de financiación por todos los medios posibles.
En fin, ahí están McLaren, Cooper y sobre todo Lotus a modo de ejemplos exitosos entre los que, en un principio, fueron llamados de forma despectiva “los garajistas”.
DEL PATROCINIO AL EQUIPO
Como hemos dicho, en 1968 Martini incluyó por vez primera su logotipo en las carreras; concretamente en Alemania, donde la imagen de la empresa italiana dedicada al vermouth -fundada en 1863- apareció sobre la carrocería de un Porsche 910 perteneciente a la escudería Lufthansa.
Tras esto, al año siguiente llegó un paso adelante definitivo con la fundación del equipo Martini Racing. Esta vez sí el inicio de toda una leyenda de la competición debido a su pronta alianza con Porsche aprovechando la forma y manera en la cual la casa de Stuttgart concebía su incursión en las carreras: apoyando de forma externa a una serie de equipos tratados de forma preferente en relación a la provisión de piezas, vehículos y mantenimiento.
Justo lo contrario de lo exhibido por Scuderia Ferrari, absolutamente recelosa a cualquier tipo de externalización de su nombre más allá de los muros de Maranello. Sea como fuese, lo cierto es que en 1971 un 917K del Martini Racing-Team se impuso en Le Mans; punto álgido para el patrocinio de la empresa en el Mundial de Marcas, marcando el inicio de una época en la que su nombre siempre estuvo en los primeros puestos unida al de los 935 y 936 durante toda la década de los setenta.
MARTINI RACING, TAMBIÉN EN F1
Si durante los años sesenta la F1 se había abierto una gran cantidad de equipos basados en la provisión externa de motores, en los setenta se consolidaba como un gran circo mediático con cifras de infarto en todo lo relativo a contratos publicitarios. Así las cosas, Martini pasó a ser uno de los sostenes económicos para Brabham; la escudería británica en la cual Gordon Murray desató su creatividad en diseño al tiempo que Bernie Ecclestone lo hacía en el campo financiero.
Una época en la cual se consiguieron ciertos triunfos bajo la librea de Martini colocada en la más que visible toma de aire superior de los BT42 y BT44. No obstante, aquello no tuvo continuidad con los BT45 y BT46 que, motorizados por un 12 cilindros Alfa Romeo -derivado del que ganase el Mundial de Marcas en 1975-, no pudieron alcanzar con regularidad las primeras posiciones a pesar de sus osados inventos aerodinámicos; algunos tanto así que acabaron con su prohibición como en el caso del ventilador montado en el BT46B.
LANCIA Y EL WRC, SU MEJOR MOMENTO
De todos modos, más allá del Mundial de Marcas y la F1 la imagen de Martini en las carreras está especialmente unida a Lancia y los rallyes. Y es que, si bien la historia empezó con los Beta Montecarlo, LC1 y LC2 -aquellos con los cuales el Grupo Fiat pretendió imponerse en Le Mans frente a los de aquellas omnipresentes Porsche- ésta llegó al paroxismo con la actuación de los 037 y Delta en el WRC.
Y es que, habiendo ganado de forma consecutiva desde 1987 hasta 1992 el título de constructores -más cuatro títulos de pilotos- la unión entre Lancia y Martini ha quedado para la historia del automovilismo deportivo como una de sus imágenes más reconocibles.
En fin, hoy en día -lógicamente- no está bien visto el patrocinio de una casa de bebidas alcohólicas cuando hablamos de un deporte basado en la velocidad pero, al fin y al cabo, éste fue clave para algunas de las mejores páginas escritas en la competición del siglo XX.
Imágenes: Girardo & Co, RM Sotheby’s, Porsche, FCA Heritage y Villa d’Este.
