106 Lateral
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No somos para tanto, la conveniencia del Peugeot 106 Sport

Una gran cantidad de conductores sobrevaloran sus capacidades y, por tanto, aspiran a modelos capaces de sobrepasar su pericia al volante. Sobre esta reflexión recordamos la conveniencia del Peugeot 106 Sport.

Así de primeras, acostumbrados a poner nuestros ojos en versiones más prestacionales, hablar de un Peugeot 106 Sport resulta al menos imprevisto e incluso polémico. No obstante tenemos razones para ello. Razones con su inicio en la reciente subasta de un Peugeot 205 GTI capaz de haber dejado la puja en casi 25.000 euros.

Una cifra realmente llamativa a pesar de la excelente condición en la cual se encuentra la unidad, recordándonos a las claras cómo la cotización de ciertos modelos relativos a la década de los ochenta sigue galopando al desboque.

Además, y lejos de ser éste un hecho aislado, se han llegado a ver pujas incluso más altas en otras unidades al tiempo que, en general, la revalorización experimentada por las versiones deportivas del 205 también resulta más que evidente.

Algo comprensible pues, al fin y al cabo, éstas son auténticas máquinas deportivas en pequeño formato listas para dar alegrías al volante a quien sepa llevarlas dentro de sus límites. Punto en el cual se nos presenta la reflexión de nuestro artículo porque… ¿Realmente somos para tanto? Es decir, ¿tiene sentido adquirir un vehículo al cual no sabremos pilotar en su máxima plenitud? ¿Es usted Jean Ragnotti? ¿Antonio Zanini? Evidentemente, no.

OBJETOS DE DESEO

Cuando hablamos de vehículos históricos hablamos de vehículos no necesarios. Y no, no pasa nada por decir esto; al fin y al cabo decir esto es tan sólo reconocer cómo estos son parte de una afición, no de una necesidad.

Se adquieren y conservan por estricto deseo y, más allá de poder realizar algunas labores prácticas con ellos -no nos cansaremos de alabar el concepto de daily classic– lo cierto es que el automovilismo histórico se mueve en la esfera del capricho.

A partir de aquí las razones dispuestas tras la elección de un clásico u otro pueden -y deben- ser mucho más abiertas que las argumentadas cuando se decide qué automóvil va a ser el instrumento de movilidad familiar.

Buena parte de aquella aureola deportiva viene de los éxitos en el WRC.

Dicho esto, si en el automovilismo de estreno las modas marcan al mercado -véase la omnipresencia de los SUV- en el de clásicos esto ocurre mucho más, con ciertos modelos revalorizándose de forma espectacular -o cayendo en picado- según el albur de las nostalgias creadas por el público en general y las nuevas generación en particular.

Llegados a este punto, la llegada a la mediana edad de los nacidos durante los años ochenta está marcando una tendencia alcista en relación a los GTI y 16V tan comunes hace unas cuatro o tres décadas. Una buena noticia pues, al fin y al cabo, va a ayudar a sacar a no pocas unidades de la peligrosa consideración de “coche viejo” a fin de ponerlas en valor.

PEUGEOT 205 RALLYE, UNA OPCIÓN YA TENIDA EN CUENTA

Volviendo a la cuestión del Peugeot 205 GTI bien estaría pensar en si, realmente, uno tiene la capacidad de manejar con orfebrería de volante y pedal su potencia y bajo peso. Si la respuesta tras una reflexión autocrítica es que no, bien está valorar otras opciones de compra como la versión Rallye del mismo 205.

Más económica en sus cotizaciones, ésta rivaliza con el GTI gracias a su carácter espartano, prácticamente listo para entrar a correr tras realizar alguna incorporación como la siempre necesaria jaula de seguridad. Además, su definición puede hacer las delicias de cualquier amante de la deportividad gracias a un peso ligero -790 kilos-, unas relaciones de cambio cortas o unas suspensiones directas y sin concesiones al confort.

En suma, estamos hablando de un automóvil rápido, preciso y pleno en sensaciones -a fin de aligerar el conjunto se eliminaron los aislantes de ruido, por lo que su atmósfera al acelerar es realmente intensa- bajo cuyo capó se esconde el motor de un AX Sport potenciado hasta los 103 CV y alimentado por dos carburadores con doble cuerpo.

Resumiendo: un coche para la cantera de pilotos de rallye puesto en orden sobre las calles. No obstante, su cotización al alza lo convierte en un verdadero objeto de deseo a día de hoy no mucho más económico que las unidades más costosas del GTI. Pero, ¿hay tanto aspirante a piloto como para justificar esta demanda?

UN COCHE PARA CADA PERICIA

A falta de estadísticas más precisas, y tan sólo utilizando un cierto instinto sobre el devenir del mercado, uno tiende a pensar que no es que haya muchos pilotos; más bien hay muchas personas con un alto concepto de sí mismas al volante.

106 Rallye

De hecho esto ocurre muchísimo en el ámbito de los deportivos tanto nuevos como usados, siendo llamativa la cantidad de conductores con modelos cuyas prestaciones y desempeño en curvas sobrepasan ampliamente a la pericia y práctica de los propietarios.

Y vaya, aunque cada uno es muy libre de hacer con su dinero lo que quiera, realmente da un poco de lástima ver a auténticas maravillas de la ingeniería no llegando ni a la décima parte del comportamiento que podrían exhibir si fueran manejadas por la persona correcta.

EL RALLYE DEL MODELO 106

Dicho esto, resulta inevitable pensar así tras comprobar las cotizaciones de ciertos modelos aunque, volviendo al caso de los Peugeot más compactos, podemos seguir bajando escalones hacia una opción más realista al bolsillo gracias al 106 Rallye.

Con un tamaño incluso más escueto que el del 205, este modelo presentado en 1993 insistía en la fórmula espartana de su antecesor equipando ahora un motor con inyección capaz de entregar 98 CV a 7.200 rpm ya en su primera versión -la segunda serie llegaría a los 103 CV gracias a pasar de los 1.3 a los 1.6 litros de cilindrada-.

Todo ello con poco más de 800 kilos y barras estabilizadoras; en suma, otra opción perfecta a modo de “coche escuela” para cualquier aficionado a los rallyes. Además, en otro ámbito de equipamiento y confort la gama del 106 llegó a conocer una variante GTI con en torno a 120 CV y 16 válvulas. Pero insistimos, ¿sabría usted sacar todo el jugo a estas versiones Rallye con cotización al alza en el mercado de clásicos?

SIENDO REALISTAS, 106 SPORT

Sin caer en el autorretrato destructivo de libros como Indigno de ser humano, está bien ajustar las expectativas y deseos a las capacidades reales de cada uno. Ser moderado y, ante todo, realista. Más aun cuando se trata de escoger un modelo deportivo con el cual trazar curvas pues, obviamente, resulta poco elegante hacer pagar los platos rotos de nuestra torpeza al primer viandante descuidado a cruce en nuestro camino.

Llegados a este punto, si usted sigue interesado en los Peugeot deportivos más compactos -a este lado del teclado lo estamos sin duda pues, si nos sigue con regularidad, ya sabrá sobre el gusto aquí desprendido por los automóviles compactos y ligeros– haría bien en analizar la opción brindada por el 106 Sport.

Siempre olvidado bajo la sombra de los 205 y 106 más prestacionales, este modelo con 75 CV para 890 kilos puede ser una opción atractiva y correcta sin renunciar a ciertas dosis de diversión con un consumo de tan sólo 6.5 litros.

Además, aun siendo más un “youngtimer” que un histórico -aquí manda el calendario al no haber pasado las tres décadas de rigor desde su lanzamiento- su búsqueda plantea la misma laboriosidad que la de otros vehículos más señeros pues, por lo que vemos, resulta complicado encontrar una unidad en buen estado.

Y sí, quizás este texto peque de pesimismo bajando sus sueños desde un 205 GTI hasta un 106 Sport pero también piense en que ni usted ni yo somos Jean Ragnotti o Antonio Zanini. C’est la vie!

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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