No es que yo sea muy amigo de los aniversarios «a medias», pero nunca he escrito sobre el Range Rover y la verdad es que se lo merece. Este mastodonte cumple 45 años… Asociado al lujo asiático que caracteriza a su cuarta generación pero que en un principio no fue su seña de identidad.
El Range Rover se concibió en 1970 como un utility vehicle, es decir, como un vehículo de carga. Quedaba claramente por encima del Land Rover pero sus asientos de vinilo y salpicadero de plástico, para que se pudiesen limpiar con facilidad, no dejaban lugar a dudas: Aun con sus amortiguadores y sus frenos de disco se trataba de un todoterreno de batalla.
Mutación a premium
Fue solo un accidente de marketing lo que transformó a este imponente templo griego -pesa dos toneladas y media- en lo que es actualmente. Las modas son así, y poco a poco el Range Rover original de tres puertas y cierta austeridad se fue convirtiendo en lo que conocemos hoy: Equipado desde el principio con los gloriosos motores V8 Rover de 3.5, litros derivados de Buick, con el correr de los años fue acumulando equipamiento en forma de revestimientos de madera, asientos en cuero Conolly, dirección asistida, aire acondicionado…
Probablemente el diseño fue un buen punto de partida: Sus líneas maestras quedaron expuestas en el Louvre en el año de su debut como ejemplo de diseño industrial, y el lanzamiento de la carrocería de cuatro puertas en 1981 no vino más que a potenciar esa imagen. Pronto se incluiría en el paqueta ABS, suspensión eléctrica y, sobre todo, se ofertaría la versión de chasis largo LSE, ésta última en 1992.
Hablamos del primer coche en ganar París-Dakar, y es que sus aptitudes camperas con difícilmente discutibles: El par del V8 y, por supuesto, también de los motores diésel de origen italiano, ayudan junto con el confort de las suspensiones a adentrarse por las zonas más abruptas del terreno. No es un jeep, pero casi, y además es más cómodo.
Me refiero principalmente a los Range Rover «Classic», los de primera generación, los cuales se montaron hasta 1992 bajo la propiedad de Rover. A pesar de su pretendido lujo y apariencia clasista, es inevitable destacar que incluso los trabajadores de la planta de producción eran escépticos acerca de los acabados de las últimas series. I don’t give a shit es la respuesta que recibió un amigo mio inglés al cuestionar a uno de ellos sobre el asunto.
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Los Range Rover galácticos
A principios de los 90 BMW se hizo con el control del Grupo Rover y empezó el rediseño del icónico 4×4. La segunda serie (1994-2002) montó por última vez los míticos Rover V8, a la par que las motorizaciones diésel pasaban a ser de origen germano y los sistemas de suspensión se complicaban. Aquel aparato seguía siendo un símbolo de estatus, pero el verdadero salto adelante en lujo vino de la mano de la tercera generación…
Es la que todos tenemos en la cabeza cuando hablamos de Range Rover modernos, y es que no creo que nadie haya sido capaz de pasar por alto la solidez y la calidad que transmiten los ejemplares manufacturados entre 2002 y 2012. Definitivamente, el buen hacer alemán supo solucionar el tema de los acabados y, personalmente, me gustaría dejar patente que el interior de los RR es de los más impresionantes que he visto.
Todo ello sin perder un ápice de capacidades camperas, las cuáles se vieron incluso potenciadas por el nuevo compendio tecnológico que incluía el sistema automático Terrain Response, con el que era posible lanzarse por una trialera con la única necesidad de relajarse y sujetar el volante: ¡el resto lo hacían los sistemas electrónicos del coche!
Llegados a este punto es necesario hacer hincapié en la versión Sport del modelo, todo un superventas que, sin embargo, no es del todo un Range Rover ya que su plataforma es la del Land Rover Discovery. Se trata de la variante «barata» y, por todo lo demás, creo recordar que es como un Range Rover estándar.
Para terminar, en 2008 el consorcio indio TATA adquirió el grupo Jaguar-Land Rover, en el que sabiamente ha sabido mantener la filosofía premium través de la cuarta generación de Range Rover, lanzada en 2012. En fin, que como veréis se trata de toda una tradición cada vez más galáctica… pero no exenta de atractivo. ¡Larga vida a los Range Rover!