A pesar de haber iniciado sus días como una empresa basada en la fabricación bajo licencia, lo cierto es que SEAT empezó a dar muestras sobre su autonomía de diseño desde muy temprano. Así las cosas, el 1400C inauguraba una clara querencia al diseño propio mezclando elementos a fin de adecuarse al mercado local. Además, durante la década siguiente nacieron variantes propias con las que tanto el 600 como el 850 adquirían cuatro puertas para una mayor habitabilidad.
Un proceso culminado gracias a la aparición del 1200/1430 Sport, carrozado por Inducar bajo unas líneas sin correspondencia alguna en la gama de Fiat. Una muestra de independencia frente a su socia italiana, de la cual se separaría ya en los ochenta sufriendo una situación de la cual sólo pudo salir gracias a la llegada del Ibiza.
En términos contables, posiblemente el modelo más esencial para la casa española pues, al fin y al cabo, la libró de un más que posible cierre al tiempo que asentaba el inicio de su relación con el Grupo Volkswagen como proveedor tecnológico. Un proveedor que, dicho sea de paso, fue encuadrando a la marca dentro de su estrategia global a fin de hacerla encajar dentro de su propio nicho de mercado.
De esta manera, dotar a SEAT con una identidad visual propia fue algo clave durante los años noventa. Es más, justo en aquellos momentos se contrató a Walter de’Silva -quien venía de crear los exitosos 147 y 156 para Alfa Romeo- como jefe de diseño, poniendo sobre sus hombros la responsabilidad de diferenciar a la marca bajo una nueva apariencia donde lo utilitario y deportivo se dieran la mano. En fin, justo el punto de arranque para una saga de prototipos con los que bien podría haber cambiado la historia de SEAT.
SEAT BOLERO (1998), BUSCANDO SALTAR A UN NIVEL SUPERIOR
Tras varios años en el mercado el Toledo ya empezaba a dar muestras de desgaste. Llegados a este punto, en SEAT pensaron por un momento no sólo en sustituirlo gracias a una nueva versión del mismo sino, ya puestos, crear un modelo superior dispuesto a dar batalla en el segmento de las berlinas prestacionales con un aspecto desenfadado y una mecánica prestacional como principales bazas.
Algo realmente muy interesante pues, al fin y al cabo, de haberse llevado a serie podría haber sacado a SEAT del ámbito popular donde siempre se había movido. Respecto a la carrocería, la deportividad no sólo se mostraba con unos volúmenes realmente poco clásicos sino, especialmente, a través de soluciones tan atrevidas e ingeniosas como la ausencia de pilar central para dar así un acceso pleno al habitáculo.
Asimismo, en relación a la motorización ésta se tomó prestada de Audi equipando un V6 con 330 CV capaz de convertir al Bolero -nombre con claras similitudes fonéticas para con el del Toledo- en un modelo más que efectivo en lo relacionado con los largos viajes por autopista.
No obstante, el proyecto fue finalmente cancelado -aunque sí llegó a sopesarse incluso la producción de una preserie con intención de llegar a los concesionarios- ya que, como vemos, los planteamientos del Bolero podrían haber entrado en pugna con diversos modelos insertos en la gama de Audi.
SEAT SALSA EMOCIÓN (2000), DEPORTIVIDAD COMO ESTILO DE VIDA
Tras el jarro de agua fría representado por la clausura del Bolero, la dirección de SEAT vivió una nueva época ilusionante gracias al fichaje de Walter de’Silva. Responsable de dar a Alfa Romeo una nueva y exitosa imagen, éste aterrizó en Barcelona con la intención de hacer lo mismo en la casa española. Puesto en aquella tesitura, durante el año 2000 presentó las bases de lo que iba a conocerse como “línea dinámica” gracias a los prototipos Salsa.
A la postre, base para el estilo derivado a los siguientes Toledo, León y Altea; hecho éste especialmente notorio cuando examinamos la pequeña parrilla frontal desde la cual parte la línea que va a comandar el lateral. Sin duda, el elemento de diseño desde el cual de’Silva generó la visión de la nueva gama SEAT. Ahora, volviendo a los prototipos Salsa estos se dividían en dos apuestas claramente diferenciadas.
Y es que, mientras se presentaba una con carrocería de dos puertas y claro afán por la carretera, la apuesta se complementaba con el llamado Salsa Emoción. Básicamente el mismo diseño pero esta vez sobreelevado gracias a unas llantas con mayor tamaño, un generoso recorrido en la suspensión y unos pasos de rueda claramente agrandados.
Eso sí, aquí no estábamos ante un todoterreno pues no había tracción 4×4, llantas de chapa ni caja reductora; lejos de ello el concepto presentado por el Salsa Emoción es el de un dos puertas con aptitudes tanto dentro como fuera del asfalto. Un vehículo donde la deportividad no está en el desempeño sino en el estilo de vida ejercido por sus propietarios. En fin, domingueros a la máxima potencia aunque, a fin de cuentas, también podrían haber sido compradores potenciales.
SEAT TANGO (2001), OJALÁ HUBIERA LLEGADO A SERIE
De haber llegado a serie el Tango posiblemente no hubiera sido un éxito de ventas. Sin embargo, para una marca como la SEAT de hace dos décadas el haber presentado un modelo halo gracias al cual exudar una potente imagen deportiva hubiera sido realmente excelente. Y es que, siguiendo los criterios visuales establecidos por su “línea dinámica”, Walter de’Silva creó aquí un atractivo biplaza capaz de prometer sensaciones pegadas al asfalto.
Además, todo esto se hacía con un volumen contenido sobre la plataforma del Ibiza. Base en la cual se instaló una mecánica con hasta 180 CV. En suma, estábamos ante un deportivo ligero y biplaza que bien podría haber conquistado el favor de quienes se sienten justamente atraídos por modelos como el Mazda MX-5. Ese mismo que, dicho sea de paso, lleva años interpretando un gran éxito de ventas en el Reino Unido.
Y es que, en fin, sólo echar la mente a volar en relación a lo que podría haber supuesto la comercialización del SEAT Tango nos hace esbozar una media sonrisa. Sin embargo, lo cierto es que en el marco del Grupo Volkswagen ya existían apuestas como el Audi TT y, además, se creyó innecesario dotar a la casa española con un modelo aspiracional tan interesante como éste. Una pena.
SEAT AROSA RACER (2001), ANULADO POR EL LUPO
Lejos de ser un ejercicio de estilo, el Arosa Racer se presentó como una apuesta prestacional dentro del segmento A. Por cierto, una tendencia maravillosa desde que Abarth se atreviera décadas atrás a realizar sus primeras modificaciones sobre los Fiat 500 y 600.
Asimismo, en el caso de este prototipo los toques y retoques no eran meramente estéticos -algo muy manido en nuestros días con la aplicación del paquete M sobre no pocos BMW escasamente deportivos-, sino que influían decisivamente en la mecánica y el peso. Para empezar, se prescindió de los asientos traseros a fin de aligerar carga al tiempo que se añadían refuerzos en el chasis y cinturones de auténtica competición.
Todo ello a fin de amoldarse al empuje brindado por una mecánica atmosférica con cuatro cilindros y 125 CV a 6.500 rpm. En suma, un pequeño y vibrante deportivo de nicho realmente interesante para llevarlo a serie. Sin embargo, justo unos meses antes había salido al mercado el Volkswagen Lupo GTI. Es decir, ya no quedaba hueco -ni sentido- para la llegada del Arosa Racer a los concesionarios.
SEAT TRIBU (2007), CRUCE DE CONCEPTOS
Tras haber firmado una excelente labor, Walter de’Silva salió de SEAT a fin de ser sustituido por Luc Donckerwolke. Proveniente de Lamborghini éste ideó como primera creación al Tribu. Un prototipo donde se rescataba la idea plasmada en el Salsa Emoción aunque llevada aquí a nuevas cotas más similares para con el aspecto de un todoterreno. Todoterreno que, recordemos de nuevo, no es tal puesto que sus aptitudes Off-Road sólo residen en su altura al suelo.
De todos modos, a fin de cuentas y debates aparte este tipo de vehículos con más aspecto que efectividad se venden bastante bien; pista muy negra sobre el sentido de unos tiempos aún más sombríos. Unos tiempos en los que el Tribu -con motor de dos litros y 140 CV- podría haber despuntado como una opción perfecta para quienes llevan un estilo de vida vestido por Decathlon desde los pies hasta la cabeza.