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5 razones por las que Lancia es (casi) la marca más completa

Examinando la trayectoria de Lancia podemos encontrar páginas excelentes en la F1, las carreras de resistencia o el WRC. Pero es que, además, sus gamas en gran serie cuentan con una variedad e innovación difíciles de superar. ¿Quién da más?

Tanto las comparaciones como las elecciones son siempre realmente problemáticas. Cargadas de una inevitable subjetividad, éstas tienden a dejar fuera de foco multitud de matices necesarios para comprender correctamente aquello de lo cual estamos hablando. Sin embargo, con el paso del tiempo -y los artículos- resulta imposible no ir atando cabos de cara a dar respuesta a ciertas preguntas. Una de ellas, claro está, aquella que tiene como objetivo seleccionar a la marca automovilística más completa en el panorama europeo.

Y es que, si una es realmente sobresaliente en la gran serie, puede que no lo sea tanto en competición. E incluso, como en el caso de Renault, aun contando con estas dos características quedó durante décadas por detrás de otras en materia de innovación. Asimismo, no está de más tener en cuenta la importancia de los vehículos industriales; prueba efectiva de versatilidad en el diseño si son combinados con turismos enfocados a diferentes segmentos y nichos de mercado.

Así las cosas, a la hora de escoger una marca capaz de englobar en su historia innovación, diseño, calidad, carácter masivo, deportividad, diversificación, éxitos en competición y larga vida comercial sólo nos viene a la cabeza una referencia: Lancia. Para empezar, su historia se remonta hasta el lejano 1906. Y aunque en los últimos tiempos haya estado al borde de la desaparición, lo cierto es que ahora, con casi 120 años a sus espaldas, va a resucitar en forma de marca premium con motorizaciones eléctricas.

Más de un siglo en el que sumar multitud de razones para, sin dar pábulo a gustos subjetivos -nunca escondidos o velados a este lado del teclado cuando topamos con la marca italiana-, comprender cómo hablar de Lancia es hablar sobre la historia de una marca multifacética y poliédrica en la que toparse con camiones junto a coches del Grupo B. En fin, algo de lo cual podríamos estar hablando durante horas aunque, a modo de síntesis, resumiremos en cinco razones para entender porqué Lancia es una marca que tiene (casi) todo.

1º RAZÓN: GRAN SERIE, PEQUEÑA SERIE

Una de las cuestiones fundamentales a la hora de entender si una marca ha sido o no básica para la historia del automovilismo es la que habla sobre las grandes cifras. Grandes cifras que, en el caso de Lancia, se han cumplido a la perfección pues, aun sin ser Ford, ésta ha sido durante la mayor parte de su existencia una empresa claramente masiva. Prueba de ello son las dos generaciones del Delta -una referencia indiscutible para el segmento C- o, yéndonos más atrás, modelos tan longevos como el popular Ardea; en el mercado desde 1939 hasta 1953.

De todos modos, producir a gran escala no ha sido óbice para colaborar con multitud de carroceros independientes a fin de crear versiones únicas. Es más, tanto sobre el Appia, la Fulvia o el Delta los talleres de Zagato han creado versiones aligeradas con un diseño realmente atractivo. Y eso por no hablar de la relación establecida con Pininfarina; responsable de modelos tan atractivos como el Aurelia B24 Spider o el Beta Montecarlo junto a los prototipos Florida; uno de los ejercicios de estilo más influyentes de todos los tiempos.

Sobre modelos masivos como el Appia esta marca supo colaborar con talleres como el de Zagato para alumbrar versiones tan especiales como ésta.

En suma, en la trayectoria de Lancia han convivido con total normalidad vehículos de gran serie con otros que, incluso basándose en plataformas y mecánicas muy manidas, supieron dirigirse a nichos de mercado muy concretos con la deportividad o el diseño exclusivo por banderas. Unas cualidades que, por cierto, supo respetar -e incluso promover- la dirección de Fiat tras adquirir Lancia a finales de los años sesenta. Y es que, al fin y al cabo, el propio gigante turinés colaboró durante décadas con casas tan dispares como Abarth o Moretti.

2ª RAZÓN: TODO TIPO DE CARRERAS

La competición va en la propia esencia de Lancia. Es más, rastreando la biografía de su fundador no es difícil verlo subido a bordo de diferentes bólidos de competición disputando citas como la Targa-Florio. Sin embargo, lo que hace especial a la casa italiana en relación a las carreras es la versatilidad que en ellas ha demostrado.

Para empezar, antes de la Segunda Guerra Mundial sus vehículos ya eran una referencia común en las parrillas de salida relacionadas con la resistencia.

El 037, con su compresor volumétrico y su propulsión trasera, fue todo un símbolo finisecular antes de la llegada de la tracción total.

Pero es que, además, durante los primeros años de la F1 Lancia intentó dominar en ella usando su D50. Diseñado por Vittorio Jano, este monoplaza sigue siendo uno de los más innovadores en toda la historia de la categoría reina, dominado por un excelente reparto de pesos junto a soluciones tan ingeniosas como la de su motor dispuesto en diagonal a fin de mejorar el centro de gravedad.

De hecho, persiguiendo aquella perfección la marca descuidó sus cuentas hasta el punto de renunciar a su equipo de competición debido a graves problemas financieros.

Fruto de ello fue la venta de los D50 a Ferrari, la cual ganó con ellos -y Fangio- la temporada de 1956. Tras aquello, Lancia permaneció distanciada de la bandera a cuadros aunque, ya en los sesenta y gracias a sus ligeras y veloces Fulvia, regresó a las pistas para cosechar éxitos en los rallyes. Es más, aquello fue el prólogo necesario para el estreno del Stratos; equipado con un motor Ferrari y, a la sazón, el primer vehículo de competición diseñado desde cero por y para conquistar la cima en dicha especialidad.

Después vendrían el 037 y los Delta Integrale para sumar hasta nueve títulos de constructores y cinco de pilotos en el WRC. Por cierto, sin olvidar el deseo de ganar en el Mundial de Resistencia gracias a iniciativas tan interesantes como el LC2; un diseño en el que Abarth, Ferrari e incluso Dallara -en el chasis- sumaron esfuerzos de cara a intentar desbancar a Porsche de su hegemonía en Le Mans.

En suma, en la historia de Lancia nos encontramos con su presencia en las carreras previas a la Segunda Guerra Mundial, la F1, resistencia y Mundial de Rallyes. ¿Alguien da más?

3ª RAZÓN: VANGUARDIA TECNOLÓGICA

Puestos a hablar sobre innovación tecnológica en Lancia, nuestro criterio particular iría a hablar sobre las mecánicas realizadas para la misma por Vittorio Jano. Sin embargo, lo cierto es que esto se manifestó en muchos más ámbitos. Para empezar, uno que podemos encontrar en casi cualquier automóvil actual: el bastidor monocasco. Y es que, en 1922, la casa italiana fue la primera en producir un vehículo en serie con semejante diseño, capaz de integrar el chasis con la mayor parte de la carrocería logrando así una rigidez evidente.

Por cierto, una idea tomada de los cascos de los barcos, en los cuales Vincenzo Lancia encontró la inspiración necesaria para su modelo Lambda. Asimismo, vehículos como el Aurelia incorporaron sistemas transaxle y suspensiones con pilar deslizante aún cuando estas innovaciones eran realmente difíciles de encontrar incluso en los modelos más avanzados.

Gracias al chasis monocasco Lancia se posicionó a la vanguardia de la técnica hace más de un siglo.

Por otra parte, en esta época en la que los automóviles se parecen cada vez más entre sí llama la atención cómo en Lancia incluso se atrevieron con motores boxer al tiempo que, ya en 1913 y gracias al Theta, ésta se convertía en la primera marca europea capaz de presentar un sistema eléctrico integrado. En resumen: la historia técnica de Lancia es, en sí misma, una enciclopedia tecnológica en la que aprender sobre compresores volumétricos, tracción total -Integrale-, motores en ángulo estrecho… Casi de todo.

4ª RAZÓN: DIVERSIFICACIÓN EN SU GAMA

Pensando con objetividad, realmente son muy pocas las marcas que hayan tocado tantos nichos de mercado como Lancia. Por un lado, su estirpe deportiva está fuera de toda duda especialmente si tenemos en cuenta la amplia historia de sus versiones HF. Algo extendido durante décadas, con modelos como el Fulvia o el Delta como protagonistas indiscutibles. Es más, su gusto por lo prestacional desembocó incluso en una versión del Thema con motor Ferrari, la 8.32. Sinceramente, una máquina posiblemente inadecuada en su concepción aunque, por eso mismo, poseedora de uno de los mayores encantos vistos en toda la década de los ochenta.

La variedad de modelos firmados por Lancia habla por sí sola.

Asimismo, esa berlina -de la cual llegó a existir una exquisita versión limousine- nos sirve como recordatorio de una de las señas de identidad más claras en Lancia: la elegancia. Una elegancia siempre clásica, proporcionada y atemporal en la cual se insertan algunos de los modelos con tres volúmenes más refinados de todo el automovilismo europeo. Por cierto, muchas veces complementados con versiones coupé que, a la postre, han llegado a ser obras maestras para carroceros como Pininfarina.

Y bueno, por si todo esto fuera poco Lancia ha sabido llevar su estilo incluso a los segmentos más urbanos y compactos con modelos como el Ypsilon; responsable de, en su última versión, no sólo ser el que ha continuado con la marca en sus peores momentos sino también todo un éxito de ventas para el mercado italiano. En fin, desde lo más deportivo y espartano hasta lo más lujoso y confortable Lancia ha hecho casi de todo en el ámbito de los automóviles y, además, siempre con su toque distinguible.

5ª RAZÓN: MÁS ALLÁ DE LOS TURISMOS, VEHÍCULOS INDUSTRIALES Y MILITARES

Tras pasar tan sólo seis años de su fundación, Lancia estableció en 1912 su división de vehículos industriales iniciándose en el ámbito de los modelos militares. A partir de aquí, durante los años veinte y treinta se enfocó en todo lo relacionado con el transporte de mercancías y pasajeros para presentar así varios conjuntos de chasis y mecánica con posibilidad de ser carrozados en múltiples formas.

Sus diseños industriales incluyeron sobrealimentación y, en casos como éste, modelos con hasta cuatro ejes.

Además, sus motores fueron aumentando de cilindrada hasta pasar de los siete litros mientras el resto de apartados no se quedaban a la zaga llegando a contar incluso con servofreno ya en la década de los treinta. Tras la Segunda Guerra Mundial, Lancia desplegó una amplia gama de camiones que, hasta los años setenta, compartían emblema con algunos de los deportivos y turismos más exquisitos del momento.

Todo ello hasta que, en 1975, Lancia Veicoli Industriali entraba a formar parte de IVECO por decisión de Fiat. De todos modos, atrás habían quedado décadas en las que encontramos desde vehículos de carga hasta modelos militares con blindaje.

Imágenes: Stellantis

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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