A comienzos del siglo XX la forma más extendida de ganar prestaciones era incrementar la cilindrada del motor. Una alocada huida hacia adelante en la que los cubicajes solían ser cada vez más y más grandes. Hecho que repercutía en el aumento de peso de los vehículos, los cuales ganaban en velocidad punta lo que por otro lado perdían en comportamiento dinámico. Además, respecto al tan necesario como olvidado apartado contable la necesidad de más metal no auguraba un futuro competitivo para las marcas que permaneciesen en esta vía.
Así las cosas, tocaba repensar la ingeniería de motores en un sentido mesurado. Toda una paradoja. Ya que por otro lado el progreso mecánico -así como la popularización de las carreras- demandaba mejores y más afinadas prestaciones. Entonces, ¿cómo resolver este dilema? Acuciados por el reto las marcas comenzaron a ensayar con motores pequeños pero capaces de trabajar a gran compresión. Justo el contexto donde Alfa Romeo encomendó a Vittorio Jano la labor de inventar “un vehículo ligero con brillantes prestaciones”.
Todo un reto. Complicado además por la necesidad de conquistar nuevos mercados. Es decir, resultar no sólo ligero y efectivo con una cilindrada reducida sino también ofrecer la fiabilidad y facilidad de construcción necesarias en todo coche de serie. Una cuadratura del círculo que Vittorio Jano resolvió en la segunda mitad de los años veinte con los Alfa Romeo 6C. Modelos propulsados por un seis cilindros en línea que nacieron con tan sólo 1’5 litros de cilindrada. Fruto de mezclar un esquema de diseño simple con una ingeniería detallista capaz de ofrecer la mejor relación peso/potencia del momento.
ALFA ROMEO 6C. UNA SAGA QUE MIRÓ HACIA ADELANTE
Con mecánicas de hasta 3’6 litros los Alfa Romeo RL podían llegar hasta los 1600 kilos según la carrocería. No obstante, hay que reconocer a la versión de carreras TF ofrecer en báscula poco más de 800. Un peso contenido pero que en todo caso necesitaba de motores con más brío. Punto en el que Vittorio Jano irrumpió en 1925 con el primer 6C de la historia: el 1500. Un vehículo montado sobre chasis de largueros de acero prensado con motor de 1’5 litros y 44CV a 4200 rpm. Cifras a priori no muy espectaculares, pero respaldadas por un comportamiento ágil y veloz que rápidamente forjó al 6C un hueco en las carreras.
De hecho, la confirmación del logro de Vittorio Jano llegó cuando en 1928 un 1500 Super Sport con compresor Roots ganaba la Mille Miglia gracias a sus 76CV. Momento en el que se constató la gran evolución de Alfa Romeo en la competición, alejada en tan sólo siete años de los rotundos y pesados G1 de 1921. Además, los éxitos en competición ayudaron al desarrollo y venta de los modelos de calle. Justo el segundo requisito que la dirección de Nicola Romeo dictó a Vittorio Jano. Sabedora de que sin unas cuentas saneadas gracias a una buena cuota de mercado resultaría imposible financiar éxitos en unas carreras cada vez más competitivas en lo tecnológico.
De esta forma, la saga evolucionó con diversas variantes de calle y circuitos hasta que en 1939 llegó la tercera serie de la misma con los 6C 2500. Sin duda la más representativa del modelo, llegando a tener incluso una variante militar conocida como Coloniale. Una curiosidad tributaria de los tiempos bélicos vividos al calor de la Segunda Guerra Mundial. Tras la cual el 6C regresó como un cómodo deportivo de alta gama carrozado por la propia Alfa Romeo en la versión Freccia d’Oro. Primer modelo de la marca tras la guerra, del cual se llegaron a vender casi 700 unidades.
LANZADO A LOS CINCUENTA CON NUEVAS CARROCERÍAS
Lanzado en 1946, el 6C 2500 Freccia d’Oro tenía la misma base que los modelos previos a la contienda mundial. Además, aunque su motor de 90CV resultaba suficiente para mover con alegría el conjunto lo cierto es que incluso a nivel visual se estaba quedando anticuado según avanzaba la década de los cuarenta. Por ello en 1949 se presentó la 6C 2500 Villa D’Este. Un deportivo útil también para viajes de dos personas con suspensiones independientes en las cuatro ruedas. El cual además incrementaba la potencia hasta los 110CV a 4800 rpm. Prestaciones más acordes a los nuevos tiempos, culminadas con 160 kms/h de velocidad punta.
Una de las últimas variantes del Alfa Romeo 6C 2500, la cual fue nombrada así tras recibir el premio popular en el Concurso de Elegancia de Villa D’Este. Evento de relevancia internacional donde lo primordial es el diseño de la carrocería. Asunto encomendado a Touring, quien realizó 31 coupés 6C 2500 Villa D’Este mediante el sistema Superleggera. El tipo de carrocería que tanto popularizasen los Aston Martin DB6 basado en montar paneles de aleación sobre tubos de acero anclados a un chasis independiente.
Algo que modernizaba al 6C 2500 Villa D’Este, aunque la saga a la que pertenecía ya se encaminaba a su fin en 1954 tras la experiencia de los 6C 3000. Canto de cisne de estos modelos basados en el motor de Vittorio Jano, los cuales representaron durante casi treinta años una de las estirpes más exitosas y emblemáticas en la historia de Alfa Romeo. Algo que, además, fue completado con su uso como base para algunos de los mejores diseños italianos del momento. Algo que ejemplifica a la perfección esta unidad ensamblada en 1951 y subastada por RM Sotheby’s el pasado mes de junio.
Fotografías: RM Sotheby’s