Vamos a ser sinceros: una completa semblanza de Dan Gurney requeriría un tomo de enciclopedia. Cuesta saber por donde empezar. Y no, no es una mera exageración literaria. Estamos hablando del primer piloto que ganó tanto en la Indy como en la F1 y en la NASCAR. Un hombre tan acostumbrado a subir al podio que creó una forma propia -ahora universal- de celebrar la victoria: regar a los asistentes con el champán a modo de “spray”. Y es que fueron 98 las veces que acabó entre los tres primeros, siendo vencedor absoluto 7 veces en la USAC -IndyCar-, 5 en la NASCAR y 4 en la F1.
Pero es que, además de ganar… quería hacerlo a su manera. Por ello se formó en ingeniería y construyó junto a Caroll Shelby sus propios coches en All American Racers. Todo un carácter capaz tanto de organizar para la victoria a Porsche como de salirse de la mismísima Ferrari por no aguantar a sus mecánicos. Un estudioso de la aerodinámica creador de algo que casi siempre está coronando los alerones traseros: la aleta Gurney. En suma, uno de esos tipos hiperactivos que te hacen pensar… Y yo, ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿Cómo puedo parecerme más a Dan Gurney?
LA FORJA DE UN REBELDE
Nacido en 1931, Dan Gurney fue desde joven un rebelde. Uno de esos que nunca terminan de encajar en ningún sitio. Por eso su historial de competición está lleno de equipos, incluso está el suyo propio. Comenzó su trayectoria en 1955, compitiendo en su país natal: los Estados Unidos. Siempre al frente de escuderías privadas, equipadas con motores Maserati o Ferrari. Sus resultados fueron tan buenos que llamó la atención de la F1, donde se estrenó en 1959 a los mandos de un Reims.
Sin embargo, su pericia al volante habría de llevarlo más lejos, hasta Ferrari. Sí, ese mismo año era contratado por la casa del Cavallino. Cualquier otro piloto primerizo en la F1 estaría encantado, pero Gurney tenía otro tipo de carácter. Incapaz de entenderse con los mecánicos italianos, se largó de allí tras sólo cuatro carreras; genio y figura… hasta la sepultura. No obstante, nadie puede decir que Gurney no supiera trabajar en equipo; todo lo contrario, llevó a tres escuderías que aún no habían conocido la victoria en F1 hasta lo más alto: Brabham, Eagle -su propia escudería- y Porsche.
DE ALEMANIA A AMÉRICA PASANDO POR INGLATERRA
Fue con la marca alemana donde Dan Gurney marcó un verdadero punto de inflexión. Y es que, aunque sólo estuvo de 1961 al 62… fue “con Porsche donde realmente aprendí a conducir, porque me dieron coches que no se rompían constantemente, pudiendo recorrer los kilómetros más rápido que nunca». Porsche siempre agradeció la colaboración de Gurney en desarrollar el ocho cilindros del 804. Aún así, su única victoria en la F1 sigue siendo la que Gurney lograra en el GP de Francia de 1962.
Mientras Porsche quedaba atrás en la F1… Dan Gurney pasó a hacer de la británica Brabham una escudería ganadora, otorgándoles en 1964 la victoria en los GP de México y Francia. Sin embargo, como hemos dicho Gurney era un espíritu inquieto y que no le valía con ganar, sino que quería hacerlo a su manera. El individualismo propio del espíritu norteamericano… Por ello, en 1964, se alió con otro mito del motor americano: Caroll Shelby. Había nacido el gran proyecto de su vida…
DE PILOTO A INGENIERO. ALL AMERICAN RACERS
Tanto Caroll Shelby como Dan Gurney sabían bien lo que eran la F1 y las carreras de resistencia europeas. Y por eso mismo sabían que en ellas los americanos eran rara avis. Fundaron entonces en California una escudería propia, la All American Racers. Una escudería que estuvo cuatro años en la F1 bajo el nombre de Eagle Mk1; cuatro años en los que su única victoria fue la del propio Gurney en el GP belga de 1967, rematando con la obtenida en las 24 Horas de LeMans ¡tan sólo una semana después!
Victoria a los mandos de un Ford GT40 de la escudería Shelby. Desde luego… todo un año de éxitos para el motor americano en Europa. Lo que se dice “plantar una pica en Flandes”. No obstante, si en algo son expertos los de All American Racers es en las competiciones propias de los americanos. No en vano el propio Gurney fue ganador de carreras tanto en la NASCAR como en la IndyCar… Y por eso mismo pudo poner toda su experiencia al servicio del desarrollo de los coches de AAR cuando se retiró de las competiciones en 1970.
LA ALETA DE LA VICTORIA
Fue en AAR donde desarrolló plenamente su faceta más innovadora. Ésa que lo había llevado a ser el primer piloto en usar casco integral; o aquella por la que se pasaba horas trabajando con los mecánicos para mejorar el coche. De hecho, en una de esas maratonianas jornadas de trabajo en circuito surgió el que es su principal invento: la «aleta Gurney». Concretamente en el circuito de Phoenix, desarrollando en 1971 un monoplaza de AAR.
El coche no iba bien, resultaba lento. Además, tenía poco agarre en la parte trasera. Gurney, improvisador nato pero también profundo estudioso de la aerodinámica, ideó una pequeña pieza de aluminio fijada al alerón trasero. Aunque el coche seguía yendo despacio y todo parecía un fracaso, el piloto Bobby Unser salió emocionado del monoplaza: Ahora agarraba mucho más. Tanto que era subvirador. Con unos pequeños ajustes en el frontal… ya tuvieron un bólido ganador. Y el mundo de la competición uno de los elementos aerodinámicos más comunes hoy en día.
El proyecto de AAR fue así consolidándose en una referencia en el mundo de la competición dirigida únicamente por Gurney a partir de que éste comprase a Shelby su parte en 1970. Desde entonces, unos 160 coches han salido de sus instalaciones, los cuales han brillado en la Indy, la Formula Ford, diferentes pruebas de resistencia como las 24 de Daytona… Todo gracias a la visión tecnológica de un hombre pionero en trabajar con las piezas de carbono y que, hasta su reciente fallecimiento, siguió innovando. De hecho, se calcula que este año 2018 vea la luz su última creación, el revolucionario motor de motos ‘4 Stroke Engine’.
DAN GURNEY: UNA VIDA ENCICLOPÉDICA
Como ves, no exagerábamos con lo que decíamos al comienzo: para hacer la semblanza de Dan Gurney se necesitaría un tomo de enciclopedia. Piloto, diseñador, empresario, campeón en F1, resistencia, categorías americanas… es casi inabarcable. ¡Y que no se te olvide la anécdota del champán!
Dan Gurney era además una persona alegre y optimista; quizá no se pueda enfocar de otra manera una vida así. Cargada de energía y leyendas del motor. Esté donde esté, seguramente siga estudiando la aerodinámica, o pisando gas a fondo. Diríamos aquello de “descanse en paz”, pero conociendo a Dan Gurney… no creemos que esté descansando mucho.