En La Escudería solemos dar bastante importancia al sonido de los motores. Y si bien es cierto que algunos suenan como una verdadera sinfonía… Cuando tu coche va equipado con según qué motorización interesa tener un buen equipo de sonido. Pero ojo, no todos son iguales. Si quieres disfrutar de un sonido realmente envolvente dentro del habitáculo necesitas un sistema de calidad. Sistemas como los que fabrica Bose.
¿Ha quedado como una entradilla publicitaria, eh? Pues bien, nada más lejos de la realidad. Y la razón es simple: Bose no necesita que le hagamos ninguna publicidad porque, dentro del car audio, ya es toda una institución desde hace años. Sin embargo…
Hay un insospechado mundo donde a pesar de haber sido realmente puntera no ha conseguido despegar: las suspensiones.
Sí, has leído bien. Y es que hacia 1980 los ingenieros de Bose se percataron de que los sistemas electromagnéticos con los que equipaban sus altavoces tenían un prometedor futuro haciendo más cómoda y dinámica la experiencia de conducción. ¡Y todo ello espoleado porque el director de la empresa había tenido una mala experiencia con el agarre de su último coche! En fin, vamos a poner orden en toda esta historia…
SUSPENSIONES BOSE: CONFORT Y DEPORTIVIDAD
Muchas veces la genialidad surge del cabreo; así, del más puro y simple y cabreo. De hecho fue lo que le ocurrió a finales de los 70 a Amar Bose -a la sazón fundador de la empresa de sonido- cuando las suspensiones de su nuevo coche no paraban de jugarle malas pasadas. Desconocemos cuál era el modelo, pero lo que sí sabemos es que la lucha por conseguir un sistema donde se conjugue el confort de marcha de un Citroën DS con el agarre de un Audi Quattro… ¡Es casi una quimera!
Una quimera que, cual si fuera un Don Quijote de las vibraciones, Amar Bose se preparó a conquistar. Para ello puso a gran parte de su departamento de investigación a trabajar en Project Sound, el poco sospechoso nombre para el departamento de cuentas que se estuvo llevando generosas sumas durante unos 10 años. Ya sabes, la eterna disputa entre la creatividad de los ingenieros y el rigorismo de los contables; una lucha que casi siempre se resuelve con los primeros trabajando a espaldas de los segundos.
No obstante, y aunque el mundo de los amortiguadores pueda parecer muy lejano al del sonido, todo esto era más razonable de lo que parece a primera vista. Y es que Amar Bose se percató de que la misma tecnología de ondas electromagnéticas empleada en los altavoces podría ser puesta en práctica en un esquema de suspensión capaz de ‘leer la carretera’.
Así las cosas, el sistema fue probado en connivencia de la marca Lexus. Ésta equipó a varias unidades de su LS400 -berlina de lujo presentada en 1989- con el nuevo sistema de amortiguadores electromagnéticos Bose. Esta mezcla prometía ser realmente revolucionaria, siendo capaz de unir definitivamente el confort de marcha donde “se filtre” todo bache con el agarre propio de un deportivo. En suma, algo soñado para una potente berlina de lujo.
Y DON QUIJOTE… SE ESTRELLÓ CONTRA EL MOLINO.
Viendo los vídeos con los que ilustramos el texto es casi imposible no sentir curiosidad por montarse en uno de esos coches y sentir el efecto “alfombra voladora”. Donde un modelo normal botaría como un buggy por las dunas… El Lexus equipado con el sistema Bose se mantiene lo suficientemente estable como para que la reina de Inglaterra se tome el té sin temor a mancharse la falda. Por no hablar de la inclinación en las curvas, las cuales las toma casi sin inmutarse.
Todavía a día de hoy sorprende, más aún cuando son escasísimos los datos técnicos filtrados hasta la fecha. Imaginamos que éstos se basan en una sutil mezcla de elementos neumáticos, gran cantidad de informática y una serie de sensores localizados en el frontal capaces de “leer” la carretera, anticipando así los necesarios movimientos de una suspensión para mantener al coche en horizontal.
Al final… Todo quedó en una maravillosa obra de ingeniería. ¿Por qué? Pues porque Bose no pudo vender el sistema a ninguna empresa de automóviles. Ni siquiera las dedicadas a la fabricación de espléndidas berlinas de alta gama quisieron saber nada de unas suspensiones que, a pesar de ser fascinantes, resultaban terriblemente pesadas y costosas para su fabricación y montaje en serie.
De todos modos, donde hubo fuego siempre quedan cenizas: Bose empleó gran parte del conocimiento adquirido en la fabricación de asientos del conductor para vehículos industriales. ¿Alguna vez has montado en un autobús donde, mientras tú vas botando en tu asiento, el conductor va como “flotando” sobre un sillón que se mueve cual esponjosa nube al atardecer? Ése es el sistema.
Además, este pasado noviembre una compañía norteamericana acaba de adquirir los derechos de esta tecnología para experimentar con su desarrollo. Y todo ello tras recibir una inversión de unos 100 millones de dólares a cuenta de la investigación en sistemas informáticos aplicados a la automoción. Así que… ¿Quién sabe? Quizá dentro de pocos años esta maravilla llegue a los coches de serie y podamos ir por la carretera como Aladín: volando sobre una suave alfombra.