Volkswagen Restaura este Escarabajo llamado Annie
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VW Restaura este Beetle con una Gran Historia

FOTOS VW BEETLE «ANNIE»: VOLKSWAGEN NEWSROOM

Hace unos días os hablamos de una iniciativa que Citroën acaba de lanzar por su centenario: escoger un clásico de la marca con una buena historia personal y sufragar completamente los gastos de su restauración. De todos modos, ¿qué es exactamente un coche agraciado con una buena historia personal? Bueno, tanto si eres el propietario de un Citroën clásico pensando en postularte como si no… Aquí te va un ejemplo. Eso sí, de un VW Beetle.

“Annie me recuerda mucho a mí: vieja, gastada, oxidada, golpeada y abollada (…) Lo llamo Annie porque ha estado en mi vida muchos años. Ha estado conmigo en mi matrimonio y en mi divorcio, en la compra de una casa y en la de mi propio negocio, en varios empleos y tres brotes de cáncer de mama (…) ¡No puedo decirles cuántas personas se detienen y me preguntan por el coche!”

Así se expresa Kathleen Brooks sobre Annie, su VW Beetle Tipo 1 comprado en diciembre de 1966. De aquellas esta californiana contaba con tan sólo 21 años. Más de medio siglo después después han pasado muchas cosas en su vida, pero sigue conduciendo a diario el mismo Beetle. Uno de esos casos en los que persona y coche escriben juntos una biografía, dando significado completo a lo que entendemos por un clásico: sumar a la mecánica histórica una buena narrativa.

Cuando en 2016 Annie cumplió 50 años, Kathleen habló con una televisión de San Diego para saber si estarían interesados en la historia. Lo estaban. Y por esas cosas de los medios de comunicación… Todo esto llegó a oídos de Volkswagen, la cual se ofreció a dar y sufragar una restauración completa para Annie en sus instalaciones de Puebla. La fábrica mexicana donde se han producido decenas de miles de Beetle durante décadas, incluyendo la última unidad refrigerada por aire ensamblada en el 2003.

11 MESES DE TRABAJO. UNA PERFECTA RESTAURACIÓN PARA ESTE BEETLE

Ahora entramos a un terreno polémico: el de la pátina. ¿Dejarla o no dejarla? ¿Ser o no ser? Mientras imaginamos a Hamlet agarrando la carrocería de un clásico en vez de la calavera de su querido bufón Yorick, VW ya tomó la decisión: no dejarla. Y bueno, aunque un Beetle con pátina es algo realmente encantador… Lo cierto es que cinco décadas de salitre y sol habían hecho añicos gran parte de la carrocería.

Los técnicos de la fábrica VW en Puebla desmontaron pieza a pieza todo el coche, repintándolo en el tono original de rojo sacado a partir de los restos que de él se encontraron en un sitio protegido del sol: su guantera. Esto sólo fue el comienzo de un proceso de 11 meses en el que 357 piezas fueron concienzudamente restauradas. Además, a este Beetle se le han puesto tantos componentes nuevos que entre todos hacen más o menos el 40% del coche.

De hecho estos nuevos componentes le han dado un aspecto incluso más “oldie” que el que luciría en 1966, con ese portaequipajes de cromado y madera o esos neumáticos con dorso en blanco. Aunque sí ha habido un detalle de restauración realmente a capricho… Ese ha sido el de los asientos, los cuales ahora lucen bordados con los nombres del coche y de su propietaria.

UN ESCARABAJO EN PLENA FORMA

Su motor de 1600cc fue desarmado hasta los pernos, iniciando así una concienzuda limpieza con la que se ha conseguido un ligero aumento de potencia. Algo que ha ido de la mano de un nuevo sistema de frenos, incluyendo unos de disco propios de modelos posteriores a los de la década de los 60.

Cuando los responsables de VW devolvieron el Beetle ya restaurado a Kathleen… Ella notó estos cambios desde la primera arrancada. Annie no sólo aceleraba con más fuerza, sino que sonaba con más brío y rotundidad. Con esta restauración quién sabe los nuevos kilómetros que le esperan. Sabiendo que su propietaria ha visto dar la vuelta el odómetro varias veces, y que antes de ir a Puebla estaba en unos 560.000 kilómetros… Aún auguramos mucha vida a Annie.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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