FOTOS MATRA DJET V: RM SOTHEBY’S
Este 2019 se han celebrado a bombo y platillo los 50 años del Porsche 914. Un homenaje en el que se ha repetido bastante eso de que fue “el primer coche de serie con motor central”. Como siempre que hay que elegir al primero en algo la disputa está servida, y es que el René Bonnet Djet ya se presentó en 1962 con el motor justo detrás del cogote del conductor. Sin embargo, ¿podemos calificarlo como un coche de serie?
Se podría decir que sí, aunque obviamente no al nivel del 914. Al fin y al cabo el Djet fue un pequeño deportivo casi artesanal que conoció al menos 9 versiones a lo largo de sus tan sólo 6 años de vida pasando por dos empresas distintas. Un rompecabezas para amantes de las genealogías del cual se fabricaron menos de 1600 unidades, todas ellas equipadas con motores comprados a Renault.
No obstante, y a pesar de todo este pequeño caos, lo cierto es que el Djet fue realmente pionero para su época. Suspensiones independientes con brazos dobles, frenos de disco en todas las ruedas, carrocería de fibra de vidrio, un cuidado coeficiente aerodinámico de tan sólo 0’25… Todo ello estructurado en torno a un motor central que, de aquellas, sólo se veía dentro del mundo de la competición.
LIGERO, AERODINÁMICO Y CON MOTOR CENTRAL. LLENO DE NOVEDADES
René Bonnet intentó ser la continuación de la empresa DB. Un pequeño fabricante francés que en 1938 empezó a construir automóviles de competición, produciendo también algunos deportivos de serie. Para relanzar las ventas René Bonnet se presentó en el Salón de París de 1962 con el que preveía iba a ser su coche estrella: el Djet.
Las dos primeras versiones lanzadas aquel año equiparon motores C1E de 1’1 litros y cuatro cilindros. Los mismos que los R8 del momento. Y bueno, aunque incluso en las unidades más potenciadas sólo llegaron hasta los 80CV… Lo cierto es que el Djet exhibía un comportamiento de lo más deportivo gracias a sus poco más de 600 kilos. Eso sí, a pesar de estas credenciales resultaba un coche fácil de controlar para cualquier conductor. La razón debemos buscarla en el lugar donde se instaló el motor.
Éste se colocó en posición central. Algo nunca visto en un automóvil que fuera a rodar más allá de los circuitos. Esta disposición hacía del Djet un deportivo mucho más controlable que sus imprevisibles rivales de motor colgado detrás del eje trasero. Algo que no sólo se daba en los Porsche 356, sino también en los Alpine A108 de Renault. Así las cosas el Djet tenía todas las papeletas para triunfar entre un público con ansias deportivas pero sin la pericia de un piloto profesional.
SOBRESALIENTE EN INGENIERÍA, SUSPENSO EN CONTABILIDAD
El triunfo o fracaso de un nuevo automóvil no sólo se mide por la calidad de su ingeniería, sino también por lo rentable que sea. Mientras en lo primero el Djet fue realmente pionero, en lo segundo supuso un enorme problema. Su coste de producción artesanal era tan alto que se vendía por lo mismo que un lujoso Facel-Vega Facellia, curiosamente otro desastre financiero de origen francés.
Así las cosas, tan sólo dos años después de presentarse el Djet, René Bonnet pasa a ser propiedad de Matra. Una empresa creada en 1937 con fines aeronáuticos, pero que derivó a lo espacial, lo militar e incluso el automovilismo deportivo cuando empezaron a experimentar en este sector justo con la compra de René Bonnet en 1964.
El año de la compra Matra lanza dos nuevas series del Djet con la intención de salvarlo. Ensanchan la carrocería, mejoran el interior, consiguen rebajar su precio al hacer más eficiente la cadena de montaje… Las cosas empiezan a mejorar y, de hecho, se producen desde 1964 hasta 1968 más de 900 unidades de la serie Djet V. Justo una de ellas es la protagonista de esta noticia.
MATRA DJET V. LA SERIE MÁS PRODUCIDA
Con 70CV y un peso de tan sólo 615 kilos, el Matra Djet V fue la serie más popular, complementada con otras dos de veleidades más deportivas. Especialmente la Jet 6, equipada con el mismo motor que el R8 Gordini y capaz de subir hasta los 105CV y 210 km/h.
Por un momento el Djet parecía haber llegado para quedarse, e incluso llegó a tener un repunte publicitario cuando Matra regaló una unidad a Yuri Gagarin durante su visita a Francia en 1965. Sin embargo, el lanzamiento en 1967 del mucho más versátil y vendible Matra 530 hizo que el Djet pasara a la historia en 1968.
Hoy en día no se sabe con exactitud cuántas unidades del René Bonnet/Matra Djet han sobrevivido. Hacerse con una unidad de este pionero deportivo francés es realmente complicado, por lo que el pasado 20 de septiembre destacó la subasta de una unidad portuguesa del Djet V en perfecto estado, la cual conserva incluso las las ruedas originales. El mazo bajó en 36.800 euros. Una cifra que no está nada mal teniendo en cuenta el valor simbólico de un modelo que, en su época, empezó a romper con el tabú de poner el motor en posición central-trasera.