Miguel Sánchez
Para mediados de los cincuenta Volkswagen ya se había convertido en la empresa automovilística europea con más facturación. Un éxito que a muchos les podrá sorprender, ya que en realidad su gama no era de aquellas muy nutrida. Sin embargo, a la directiva de la marca esto no le parecía un problema grave ya que su beneficio estaba en servir a mercados en expansión más allá de Europa. Lugares para los cuales tenían los productos perfectos: el Beetle y las furgonetas derivadas de la T1. Dos productos tan robustos como económicos. Ideales para países agrícolas.
Así las cosas, Volkswagen expandió su capacidad productiva por todo el mundo. Instalando fábricas a través de consorcios en países como México, Argentina e incluso China. Lugar donde tiene empleadas a unas 100.000 personas según datos del pasado 2019. Un dato que refleja la gran importancia que la marca germana ha dado a expandirse en otros continentes, lo cual tuvo en 1953 su cimiento con la fundación de Volkswagen do Brasil. Sociedad que actualmente sigue contando con cinco fábricas, representando en torno al 20% de la capacidad productiva a nivel mundial para el grupo.
Además, junto con la factoría mexicana de Puebla, Brasil es la punta de lanza del grupo en América. El país desde el cual se realizan la mayor parte de las exportaciones a mercados como Argentina, Uruguay, Chile o Venezuela. Todos ellos caracterizados por el enorme éxito del Volkswagen Beetle. Modelo que fue producido sin cambios sustanciales respecto al original en Brasil hasta 1996 y en México hasta el 30 de julio 2003. Una vida de casi siete décadas que confirma al Beetle como el modelo más exitoso en la historia del automovilismo, contando con variantes tan interesantes como el Volkswagen Brasilia.
VOLKSWAGEN BRASILIA. MÁS ESPACIO MISMA MECÁNICA
Gracias a su mecánica tan simple como efectiva, el Beetle -Fusca en Brasil- fue un modelo extremadamente popular en todo tipo de países. No obstante, lo cierto es que para los sesenta ya empezaba a ser anticuado en multitud de aspectos. Un hecho que, junto a una oferta automovilística cada vez más amplia y segmentada, lo fue apartando de los primeros puestos de ventas en el mercado europeo. De todos modos, en países con peores carreteras, un parque móvil más obsoleto y una clase media menos predominante el Beetle continuaba siendo la mejor opción. Más aún si contamos con su precio accesible y sus bajos costes de producción.
Sin embargo, a finales de los sesenta la dirección de Volkswagen do Brasil decidió crear una variante del Beetle enfocada a este mercado. Para ello se propusieron mejorar al mítico Escarabajo en un punto concreto: el espacio interior. Justo aquel en el que daba más quejas. Ya que para las duras sendas brasileñas el sempiterno chasis sobre bastidores y el motor bóxer de cuatro cilindros del Beetle seguían siendo válidos a pesar de los años. Base mecánica sobre la cual se desarrollaron hasta cuarenta prototipos, siendo finalmente escogido uno de los diseñados por Marcio Piancastelli.
Responsable de diseño en Volkswagen do Brasil y autor de modelos tan interesantes y atractivos como el SP2. Un deportivo basado en el Type3 que guarda con el Volkswagen Brasilia el montar los mismos faros delanteros. Y es que para el Brasilia se quiso envolver la mecánica y chasis del Beetle con una carrocería completamente nueva. Visualmente preparada para los nuevos tiempos, pero también mucho más amplia y luminosa. Justo las dos características más repetidas en la publicidad del Volkswagen Brasilia. Con diversos anuncios en los que se hace hincapié en la gran habitabilidad de este modelo presentado en 1973.
ÉXITO DE VENTAS EN LA REGIÓN
Gracias al diseño de Marcio Piancastelli el Volkswagen Brasilia contó con un excelente espacio interior en relación con el tamaño del chasis. Una cualidad que, sumada a la practicidad y economía del Beetle usado como sabe hicieron de esta variante todo un éxito de ventas en la región. Tanto así que, tan sólo un año después de ser presentado en Brasil, también se inició en México la producción del modelo llegando hasta las casi 80.000 unidades. Eso sí, mucho menos de las fabricadas en Brasil. Donde hasta el fin del modelo en 1982 se llegaron a ensamblar más de un millón de ejemplares. Dedicando la mayoría al mercado nacional, pero llegándose a exportar más de 100.000 a los mercados argentino, boliviano, paraguayo e incluso filipino.
De hecho, tal fue el éxito del Volkswagen Brasilia que llegó a tener una versión africana fabricada en Nigeria bajo el nombre de Igala. Sin duda todo un logro internacional para esta variante del Beetle con los países en desarrollo en el punto de mira. Vendida tanto en tres como en cuatro puertas con la idea de servir como coche diario a las incipientes familias de clase media que, poco a poco, iban apareciendo en las áreas urbanas de aquellos países.
Un tipo de público que en Europa ya veía a modelos como el Beetle o el FIAT 600 por el retrovisor de la historia, pero que en Brasil seguía disfrutando de la fiabilidad del cuatro cilindros bóxer de 1600cc y 60CV alimentado por un carburador Solex 30 montado en el Brasilia. Además, a comienzos de los ochenta apareció un modelo de 1’3 litros alimentado por Etanol. Un combustible de lo más normal en Brasil, como de hecho demuestra la versión que del 147 sacara FIAT Brasil para funcionar también con esta mezcla.
La última novedad reseñable en la vida del Volkswagen Brasilia, el cual vio finalizar su producción en 1982 sin lograr sobrevivir al Escarabajo original. Un motivo más para pensar en él como el automóvil más extendido de toda la historia, sobreviviendo incluso a las variantes que llegaron para mejorar el diseño original.
Fotografías: Volkswagen do Brasil
