Miguel Sánchez
Antes de la Segunda Guerra Mundial BMW era una empresa puntera y consolidada. Tanto así que incluso se permitió alardes como el 328. El fantástico deportivo capaz de marcar una era. Protagonista de la Mille Miglia de 1940, en la cual el equipo oficial de la casa bávara consiguió la victoria. Ocupando también los puestos tercero, quinto y sexto en una demostración de tecnología punta sin igual en la época. No obstante, tras el final de la contienda su factoría de Munich estaba arrasada por los bombardeos. Además, la de Eisenach acabó en manos de los soviéticos por estar en la zona que a partir de 1949 sería la RDA.
Así las cosas, BMW pasó unos años realmente complicados donde incluso tuvo que fabricar material de cocina para sobrevivir. De hecho, incluso cuatro años después de acabar la guerra el único vehículo fabricado por BMW era la motocicleta R24. Una situación de la que se empezó a salir en 1951 con el 501. Una imponente berlina de lujo con mecánicas de seis y ocho cilindros, la cual hacía un gran contraste con el Isetta. El microcoche producido bajo licencia de la italiana ISO. Ideal para el mercado de la posguerra pero inadecuado para una empresa con el prestigio de BMW.
Con esta gama marcada por la bipolaridad, BMW aún carecía bien entrados los cincuenta de un modelo apto para las nuevas clases medias. Justo el tipo de modelo que toda marca necesita para realizar ventas masivas y asegurar su supervivencia. Supervivencia que en el caso de BMW estaba en entredicho, haciéndose cada vez más plausible su absorción por Daimler. Sin embargo, la aparición en 1959 del bicilíndrico 700 aupó las ventas salvando la independencia de la marca.
Una tendencia que se reforzó con la aparición de los New Class Sedans en 1962 y los más compactos de la Serie 2 en 1966. Modelos que en su primera actualización -1971- contaron con una carrocería tan interesante como la del 2000 Touring que ahora celebra medio siglo de existencia.
BMW 2000 TOURING. AMPLIANDO LA OFERTA DE LA SERIE 2
Concebidos como una versión corta de los New Class, los modelos de la primitiva Serie 2 -la actual se inició en el 2014- vinieron a asentar definitivamente las cuentas de BMW al rebasar las 800.000 unidades vendidas. En ese sentido, estos coches con cilindradas que iban desde los 1’6 hasta los 2 litros ofrecieron a las clases medias un coche para el día a día pero con las calidades y el prestigio de BMW. Justo el planteamiento que la marca replicó a partir de 1975 con el lanzamiento del E21. Origen de los sempiternos compactos de la Serie 3. Dominados por carrocerías de dos puertas, estos modelos desempeñaron con éxito el papel de modelo de acceso.
Además, como consecuencia de sus dimensiones los Serie 2 contaron con un peso contenido. Característica que, unida a la propulsión trasera y el buen comportamiento dinámico, hizo de estos modelos la base perfecta para deportivos tan reseñables como el 2002 Turbo de 1973. El primer modelo con turbocompresor en la historia de la casa alemana. Capaz de incrementar en más de un tercio la potencia de las versiones hasta entonces más deportivas, llegando así hasta los 170CV. Sin duda el exponente más agresivo de los Serie 2. La cual venía desde 1969 cosechando éxitos tan importantes como la victoria en su clase en el Campeonato Europeo de Turismos gracias al 2002.
Este éxito en las carreras no hizo sino aumentar el prestigio de la marca. La cual veía el retorno de este esfuerzo deportivo en unos índices de ventas al alza. Por ello, desde el comienzo se intentó dotar a la Serie 2 no sólo de versatilidad en su gama de motores, sino también en la de carrocerías. De esta forma, junto a diversos acabados más o menos afinados apareció la versión descapotable. Un modelo de clara inclinación lúdica. El cual fue equilibrado en 1971 con una versión práctica del 2000. Dotada de una carrocería hatchback con el amplio portón trasero que integra la luneta dando un fácil acceso al espacio de carga.
UNA VERSIÓN ADELANTADA A SU TIEMPO
Los Serie 2 se idearon como modelos de acceso más pequeños que las berlinas y coupés de la New Class. Motivo por el cual siempre se hicieron con una batalla corta. De esta forma, las carrocerías tenían que ser de dos puertas. Aunque siempre con un marcado y saliente tercer volumen donde se integraba el maletero. Por ello, la carrocería del 2000 Touring fue todo un atrevimiento al presentarse en 1971. Planteando una línea con tan sólo dos volúmenes. Haciendo un ejercicio de estilo que en la época sólo tenía el R16 dentro de los automóviles europeos de gran serie. Y eso sí, siendo un vehículo de cinco puertas.
Por ello, la idea del BMW 2000 Touring es muy especial. Ya que representa uno de los pocos modelos hatchback hechos en Europa en pequeño formato y con tan sólo tres puertas y no cinco. Un experimento que BMW replicó años más tarde con el Serie 3 Compact de 1993. Un vehículo de aceptación dividida en pareceres aunque respaldada por una buena salida comercial. Contraste con las escasas ventas del 2000 Touring -menos de 2000 ejemplares ensamblados-. Lo cual muchos achacan a que este modelo fue un adelantado a su tiempo con esta carrocería que daba plena practicidad a un modelo que bien podría tener ínfulas deportivas.
De hecho, el preparador Alpina no dudó en potenciar hasta los 170CV algunos BMW 2000 Touring de los cuales se sospecha sólo existieron cuatro. En contraste, las mecánicas de serie iban desde los 85 hasta los 130CV según la cilindrada escogida de entre todas las disponibles para el modelo Touring. Además, se podía escoger entre versiones con carburador y otras con inyección. Elección que se sumaba al poder elegir entre el cambio manual de cuatro marchas y un automático. Toda una panoplia de opciones que, sin embargo, no salvaron de cesar en 1974 la producción del BMW 2000 Touring.
Fotografías: BMW Classic / RM Sotheby’s
