Cada disciplina del automovilismo deportivo tiene sus carreras fetiche. En el caso de la F1 posiblemente sea el GP de Mónaco. Una competición marcada por su carácter de circuito urbano donde se han vivido muchos de los duelos más espectaculares de la categoría desde 1950. Si hablamos del mundial de resistencia sin duda la más mítica es Le Mans. Todo ello a pesar del gusto que se pueda tener por trazados tan espectaculares como Spa o Nürburgring. No obstante, al entrar en el mundo de las carreras sobre tierra la elección no está igual de clara.
Por un lado los más acérrimos seguidores de los rallyes pondrían el foco en África. Continente que ha visto nacer pruebas tan extremas como el Safari o el Dakar. Algo a lo que muchos añadirían la alegación de ser citas disputadas en varias etapas, disipando así el carácter de carrera con salida y llegada en el mismo cronometraje. Una diatriba que recuerda a los más puristas del ciclismo y su gusto por clásicas como la París-Roubaix frente al Giro o al Tour. Uno de esos debates sin fin pero que, en definición, cuenta con grandes dosis de razón tras de sí.
En este sentido, pensando en carreras sobre tierra disputadas en un sólo día escoger como favorita la Baja 1000 no sería nada extraño. Al fin y al cabo, esta competición arrastra una tradición iniciado en 1967 con multitud de categorías participantes. Un magma de vehículos donde encontramos buggies y todoterrenos pero también camionetas e incluso un segmento especial para modelos con motor Subaru. Todos ellos intentando ser el primero en recorrer de una tacada los 1700 kilómetros que separan a Ensenada de La Paz a través de la Península de la Baja California.

Un trazado para valientes en el que destacan leyendas como el Ford Bronco Big Oly. Un todoterreno construido desde cero para obtener la victoria de la cual ahora se cumple medio siglo.
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
Así como en el mundo de los deportivos americanos el Mustang o el Corvette representan las mejores sagas, en lo que se refiere a ir sobre tierra el Bronco tiene la historia más celebrada. Siempre con permiso del Jeep, aunque desde la segunda generación el Bronco se ha enfocado hacia un segmento de mayor tamaño donde se encontró como modelos como el Chevrolet Blazer. No obstante, lo cierto es que este modelo de Ford viene siendo desde 1966 una de las referencias en el sector de los 4×4 en los Estados Unidos.
De esta forma -y más aún en el caso del versátil y manejable Ford Bronco MkI-, el modelo resultó una base perfecta para modelos de competición destinados a la Baja 1000. Algo que evidenciaron las victorias en 1968 y 1969 con Larry Minor al volante. Ambas con un cronómetro sólo parado tras más de veinte horas de conducción, el cual bajó a quince cuando Parnelli Jones acudió con el Bronco Big Oly en 1971. Una reducción más que notable que debe su explicación a un hecho muy sencillo: realmente no se trata de un Ford Bronco.
Y es que -a pesar de recordar por motivos publicitarios al Bronco- el Big Oly partió de cero en su diseño. Por ello no se le puede relacionar en forma alguna con los modelos de serie. Una artimaña publicitaria que siempre se ha usado con profusión en el mundo de los rallyes, teniendo el coche de serie y el de competición sólo el nombre en común. Tanto así que en el caso del Big Oly siquiera su utilizó el chasis del Ford Bronco. Lejos de ello, esta leyenda de la Baja 1000 se monta sobre una estructura artesanal con tubos de acero de cromo-molibdeno.

FORD BRONCO BIG OLY. UNA LEYENDA DE LA BAJA 1000
Más allá del chasis único, el Big Oly cuenta con una serie de paneles de aluminio para formar el habitáculo. Todo ello revestido con una carrocería en fibra de vidrio estéticamente similar a la del Bronco Mk1 pero con proporciones más ajustadas. En lo que se refiere a la motorización, el taller californiano que trabajó junto a Parnelli Jones decidió montar un V8 Ford 351 Windsor. El mayor en cilindrada de todos los derivados del Small Block diseñado por Ed Cole gracias a sus 5’8 litros. Un ingenio que propulsó a algunas de las versiones más potenciadas del Mustang preparadas por Shelby Cobra, el cual da aquí 395CV.
Una potencia más que suficiente para los tan sólo 1188 kilos de este Bronco, incluyendo el alerón que al tiempo sirve de techo y las suspensiones de largo recorrido. Respecto a la caja de cambios se escogió una automática, lo cual puede sorprender sólo si se lee este coche desde una concepción europea. Por todo ello el Big Oly es una verdadera máquina para ganar carreras sobre tierra, pilotada eso sí por un hombre que venía de una dilatada experiencia en las 500 Milla de Indianápolis.
Algo que no fue óbice para que Parnelli Jones se hiciera con la victoria en la Baja 1000 de 1971. Repitiendo al año siguiente y además ganando dos Baja 500. Un palmarés que aupó a este todoterreno al conjunto de coches americanos de competición más excitantes. Habiendo estado en manos de este piloto hasta mayo del 2020. Momento en el que, con un perfecto estado de conservación, fue subastado por Mecum en una subasta que rompió cifras respecto a la cotización que suelen tener los todoterreno. No obstante, en el caso del Big Oly no hablamos de algo común.
Fotografías: Mecum Auctions