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Talbot Solara, la imposibilidad de rescatar una marca sin proyectos propios

Aunque Talbot fue una marca con claro prestigio durante los años veinte y treinta, ni Chrysler ni PSA estuvieron realmente interesadas en resucitarla cuando durante los sesenta, setenta y ochenta la tuvieron bajo su control. Uno de los cantos de sus cantos de cisne fue el Solara. Un modelo diseñado por Chrysler para dar una variante berlina al 150 que llegó a fabricarse durante seis años en la planta de Villaverde fundada por Barreiros.

Aunque se ha renovado durante el pasado 2021 para seguir siendo un éxito de ventas, lo cierto es que el Ypsilon es el único modelo comercializado por Lancia. Además, sólo se vende en Italia. De esta manera, la histórica marca fundada en 1906 cuenta con un único coche en un único mercado para justificar su existencia. Sin embargo, tras años especulando con el cierre de la misma la realidad es que en estos momentos todo apunta a que Stellantis va a relanzarla en forma de marca premium. Así las cosas, junto a DS y Alfa Romeo Lancia será uno de los puntales eléctricos del grupo. Conectando futuro y pasado en una celebración del histórico carácter innovador de la marca absorbida en 1969 por el Grupo FIAT.

No obstante, ¿por qué recuperar Lancia? Si ya está prácticamente liquidada, ¿a qué viene volver a ponerla en el candelero? Lanzados a la nueva era de la electrificación, ¿no sería mejor establecer referentes creados desde cero? Evidentemente no. Y es que el prestigio asociado a una determinada empresa no es algo que se pueda crear de la noche a la mañana. Lejos de ello, son necesarias muchas décadas de esfuerzo para echar raíces en el imaginario colectivo dando valor añadido a unas simples siglas. Por todo ello, Stellantis sabe que si a sus nuevos modelos eléctricos de alta gama los llama Lancia la relación con los términos estilo, calidad e innovación será inmediata.

Al menos en la cabeza de cualquier persona que entienda un mínimo de coches. Conociendo por tanto que Lancia fue la responsable del primer chasis monocasco con el Lambda, el éxito en carreras del Delta o el estilo del Lancia Florida. Una excelente imagen corporativa sobre la que poder auparse hacia el futuro. Además, este resucitar marcas del pasado en beneficio de una estrategia publicitaria no resulta nada nuevo. Al fin y al cabo, ¿por qué rescató el Grupo Volkswagen a Audi durante los años sesenta? ¿En base a qué resucitó Bugatti? ¿Y ahora Alpine con todo el esfuerzo hecho por Renault? Sólo tres de entre muchos más ejemplos capaces de justificar cómo la conexión con un pasado dorado ayuda a vender coches en el presente. Algo que, sin embargo, no favoreció a Talbot cuando PSA la rescató sin proyectos propios y creíbles.

EL BREVE RESURGIR DE TALBOT BAJO EL GRUPO PSA

Una de las marcas que más problemas plantea a cualquier genealogista del motor es Talbot. Nacida en 1903 para comercializar en el Reino Unido coches producidos por Clément-Bayard en Francia, su historia es la de una constante asociación y venta con otras empresas. De esta forma, Talbot entró al poco de fundarse en un consorcio con dos empresas más. Del cual salió al poco para rebautizarse como Talbot-Lago y después como Sunbeam-Talbot aunque en 1958 finalmente fue comprada por SIMCA. Una historia rocambolesca que no encontró aquí su fin, pues en 1967 SIMCA fue absorbida por Chrysler para formar junto a Rootes Chrysler Europe hasta 1978.

Llegados a ese año sólo había dos cosas claras respecto a Talbot. La primera es que entre venta, absorción y compra los ingenieros de Talbot habían creado durante los años veinte y treinta algunos de los mejores automóviles diseñados en Europa. Prueba de ello eran los Talbot-Lago T26 o los T150 C-SS. Ambos con unidades carrozadas por Figoni & Falaschi capaces de trascender al tiempo gracias a una incuestionable belleza y elegancia. Además, en lo deportivo modelos como el Talbot 105 habían marcado época con su velocidad y desempeño en los circuitos ingleses a caballo entre los años veinte y treinta.

Talbot-Lago Figoni

La segunda es que durante la época en la que Talbot estuvo bajo el dominio de Chrysler los americanos prefirieron no usar la marca. Y eso fueron once años sin contar que ya en 1955 Talbot dejó de poner su logotipo encima de las calandras de los Sunbeam. Es decir, en total 23 años en los que la histórica marca permaneció aletargada bajo una compleja historia comercial pasando de una dirección a otra. Así las cosas, cuando en 1978 el Grupo PSA absorbió Chrysler Europe se planteó qué hacer con la marca Talbot. ¿Acabar con ella? ¿Resucitarla?

Afortunadamente se optó por lo segundo, aunque tan sólo por un periodo de ocho años hasta su fin definitivo en 1986. Un tránsito de tiempo en el que se usó para renombrar a los modelos Chrysler y SIMCA. Intentando dar un cierto toque de prestigio gracias al prestigioso pasado de Talbot a los antiguos Chrysler 150 o SIMCA Horizon. Dos modelos que según el mercado podían oscilar entre la primera o la segunda marca, aunque su diseño siempre recayó bajo la dirección de Chrysler Europe. Un conglomerado empresarial que nunca pareció abordar la racionalización de su gama a escala continental, originando un verdadero caos de solapamientos cuando se quiere unificar su historia.

TALBOT SOLARA, LA VERSIÓN MÁS REPRESENTATIVA DE LA GAMA

Dentro de la reorganización a la que el Grupo PSA sometió a Chrysler Europe, estaba el continuar con un modelo berlina de gama media-alta. De esta forma, cuando en 1978 el conglomerado francés absorbió al americano también lo hizo con los proyectos que estaba desarrollando. Uno de ellos fue el C9. Empezado en 1976 con la idea de sustituir al Chrysler 180 con una berlina más moderna y eficaz capaz de ponerse a la altura del Ford Granada, el Peugeot 604 o el Rover SD1. Sin duda un objetivo ambicioso, el cual finalmente llegó a serie bajo la dirección de PSA en 1980 para estar sólo unos meses en cadena de montaje.

Y es que, aún con el prestigioso pasado de Talbot, los franceses no terminaban de creerse la resurrección de la marca. Algo lógico, ya que obviamente clamaba a los cuatro vientos la autoría Chrysler del modelo. Y eso por no hablar del tener a sus rivales más cercanos en su propia casa. Claramente superado en Francia por los Peugeot 604 y 505. Con este panorama, PSA puso sus esperanzas en el Talbot Solara. Un proyecto también cocinado por Chyrsler Europe con la idea de dotar al 150 de una alternativa con tres volúmenes más exclusiva y elegante. Para ello, alargó ocho centímetros la carrocería dotándola de un amplio maletero para rematar su sobria y atemporal línea de berlina.

Chrsyler 180, al que vendría a sustituir el 150

Además, este proyecto representaba una apuesta más o menos segura. Al fin y al cabo, atendiendo a las cifras de venta del 150 en Francia éstas habían sido bastante buenas. De hecho, en la factoría de Villaverde -controlada por Chrysler tras ir arrinconando a Barreiros en el accionariado desde 1967 en adelante- fueron fabricadas más de 65.000 unidades de este modelo con quinta puerta. Por ello, al Talbot Solara se le auguró un buen futuro llevando un paso más allá el concepto del 150 en forma de berlina. Un tipo de carrocería muy apreciada en la época. No como hoy en día. Donde los coches parecen cobrarse al volumen de la carrocería como demuestra el auge de los SUV incluso entre los modelos de representación y alta gama.

Chrsyler 150 con quinta puerta en vez de líneas de berlina

Respecto al rendimiento comercial sí es verdad que el Talbot Solara no fue un éxito. Pero tampoco fue ni de lejos un fracaso, pues se vendieron más de 180.000 unidades a lo largo de seis años. Los últimos seis de la marca. Cerrada definitivamente por PSA en 1986 al no ver clara la continuidad de Talbot en la reestructuración de un grupo liderado por Peugeot y Citroën. No obstante, lo cierto es que nunca parecieron tomarse en serio la posibilidad de hacerlo. Hecho demostrado por la falta de diseños propios para el reinicio de Talbot. Habiéndola usado tan sólo como depositaria de los modelos previamente ideados por Chrysler.

Además, al Talbot Solara tampoco es que PSA le pusiera unas mecánicas muy ambiciosas. Con motores contenidos entre los 1,3 y 1,9 litros para entregar potencias de 65CV a 92CV. Tan sólo la aparición de algunas versiones como la Pullman daban algo de variedad a la gama introduciendo acabados un poco más cuidados. Por todo esto, se fue creando un contexto sombrío donde Talbot acabó definitivamente sus días a pesar de haber logrado el título de constructores en el Campeonato Mundial de Rallyes de 1981. Eso sí, con su breve pero interesante historia el Talbot Solara entró en la historia del automovilismo español al haberse ensamblado en la planta de Poissy -Francia-, Coventry -Reino Unido- y Villaverde.

Imágenes: Chrysler / PSA / Unai Ona

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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