Aunque pueda parecer extraño, las carrocerías ranchera han estado más presentes en la competición de lo que se pudiera sospechar. En este sentido, los aficionados a las carreras sobre asfalto seguramente recordarán al Volvo 850 Estate del Campeonato Británico de Turismos en 1994. Un modelo totalmente inesperado. Del cual, aunque incluso se adujeran razones aerodinámicas, no caben esperar más argumentos que el puro sentido publicitario. De hecho, todo el revuelo mediático levantado por aquel inesperado participante allanó el camino en la salida al mercado del 850 T-5R.
No obstante, en otras ocasiones las carrocerías rancheras sí han estado plenamente justificadas desde un sentido práctico en la competición al poder albergar más espacio para bultos y repuestos. Así las cosas, quizás el ejemplo más llamativo sea el del Renault 12 Break 4×4. Un robusto y eficiente modelo capaz de imponerse en una de las pruebas más duras en toda la historia de los raids africanos. El Côte-Côte de 1977. Una carrera de desgaste para las mecánicas, pensada para ser aún más dura que el Rallye Costa de Marfil o el propio Rallye Safari. Justo el tipo de competición donde cuestiones más refinadas como la aerodinámica o la entrega de un gran caballaje a altas vueltas quedan relegadas por la necesaria fiabilidad.
Precisamente una de las mejores características de los Renault de la época. Dotados, además, con la posibilidad de montar sistemas de tracción 4×4 firmados por Sinpar. La empresa fundada en 1946 para la conversión a tracción total de vehículos industriales. Especializada posteriormente en turismos Renault hasta el punto de que, en 1975, fue absorbida por la propia casa del rombo. Llegados a este punto, las ventas de los modelos Renault con sistema 4×4 Sinpar crecieron gracias a un mercado creciente en el ámbito agrario.
Todo ello aupado con un sistema publicitario basado en la propaganda por el hecho. Apoyando casi cualquier aventura que decidiera medir a aquellos Renault con las dunas del desierto. No obstante, Renault no coparía en solitario este nicho de mercado por mucho tiempo. Lejos de ello, en 1980 Peugeot tomó bajo su manto al preparador Dangel de cara a producir también versiones 4×4 de sus modelos turismo. Una operación con pleno sentido tanto comercial como mecánico. Ya que la robustez de los Peugeot era legendaria gracias a sus numerosas victorias en el Rallye Safari con los 404, 504 y 504 V6 Coupé. Un terreno donde, compitiendo con Renault, Peugeot debería seguir dando de qué hablar incorporando al fin los sistemas 4×4.
PEUGEOT 504 4X4 DANGEL, LLEGA LA ACTUALIZACIÓN
Cuando se presentó en 1968, el Peugeot 504 fue un buen sustituto del 404. También perfilado en sus líneas por Pininfarina, bajo su sobria carta de presentación se ocultaba un coche extremadamente fiable. De esta manera, Peugeot consolidó aún su fama de fabricante masivo en el que se podía confiar. Raramente capaz de engendrar vehículos con los que disparar la adrenalina, pero muy seguro a la hora de ofrecer productos con una de las mejores relaciones calidad / precio del mercado.
Dominado por sus mecánicas con cuatro cilindros en línea -a excepción del V6 montado en la variante coupé de 1974-, el Peugeot 504 estrenó una versión ranchera en 1970. Justo aquella que, junto a la camioneta pickup, fue usada desde 1980 por Dangel de cara a sus conversiones a 4×4. De esta manera, Peugeot al fin contaba con una réplica a los Renault preparados por Sinpar. Pudiendo exhibir en su gama variantes todoterreno de su vehículo destinado al segmento D. Algo así como un primitivo y mucho más severo SUV, aunque pensado exclusivamente para el mercado agrario que sí necesita vehículos así para el acceso a según qué sitios.
Respecto a las motorizaciones, el Peugeot 504 4×4 se ofrecía tanto en diésel como en gasolina. La primera con 2,3 litros de cilindrada y 70CV, mientras que la segunda contaba con un bloque de 2 litros responsable de entregar 96CV. Si a eso se le suma una altura al suelo de 21 centímetros y un ángulo de ataque de 53º se tenían las coordenadas para crear un solvente todoterreno. Y, de hecho, así fue. Algo respaldado por las ventas de estos Peugeot 504. Primero ofertados a la administración pública -ingeniería forestal, bomberos, electricidad, gendarmería- para enseguida ser puestos al alcance del público general en los concesionarios. En total se vendieron 3.186 unidades en forma de la camioneta pickup y 1.442 de la ranchera.
LA PULSIÓN POR LAS ARENAS
Aunque a comienzos de los ochenta el interés de Peugeot Sport empezaba a enfocarse en lo que acabaría siendo el 205 T16 del Grupo B, en la marca no se habían olvidado de las carreras en África. Y menos mal. Ya que gracias al interés que tomaron por el Dakar tras la disolución del polémico Grupo B en el WRC, la marca del león ha logrado siete victorias. Siendo cuatro de ellas consecutivas comenzando con la que coronó a Ari Vatanen en 1987. No obstante, lo cierto es que durante las primeras ediciones de esta icónica competición el interés de Peugeot Sport no fue especialmente directo.
De esta manera, aunque a partir de 1982 comenzaron a proliferar los Peugeot 504 4×4 en el Dakar, la verdad es que los más de ellos fueron llevados por equipos privados sin el apoyo de la marca. Una situación muy diferente a la vivida por algunos Renault. Lanzados a las dunas con el apoyo oficial de la casa del rombo, contando por tanto con una preparación y logística realmente superiores a las de los Peugeot. De hecho, con el apoyo de la casa del rombo los hermanos Marreau prepararon un R20 al que equiparon con el motor de un R18 Turbo.
Todo ello, claro está, realizado sobre la base de una preparación 4×4 firmada por Sinpar. Así las cosas, los Peugeot 504 no tuvieron nada que hacer ante los Renault en el Dakar. Es más, aquel R20 que acabamos de nombrar fue el ganador de la edición de 1982. Eso sí, montando escrupulosamente piezas extraídas de modelos de serie. Evidenciando la dureza de los fabricantes franceses cuando hablamos del Safari, el Costa de Marfil o el propio Dakar.
De todos modos, estos primeros años en los que aún se podían ver en las primeras posiciones unidades derivadas de modelos de serie fueron sustituidos por la profesionalización dada en los años siguientes. Aquellos en los que un coche de calle y el que iba al Dakar sólo compartían nombre y algunos pequeños elementos en la carrocería. Unos tiempos más modernos en los que la pericia y el arrojo necesario para ir a combatir las dunas con un Peugeot 504 4×4 quedaron como una historia devorada por el Sahara.