Fotografías: Unai Ona
Son poco más de tres kilómetros y medio. Primero una recta de salida ligeramente tendente a la izquierda. Al final, se hace inevitable frenar antes de abordar un primer giro. Se trata de una criba a 180º. El lugar donde las inercias empiezan a cebarse con los cuellos menos entrenados y los chasis más endebles. Tras esto esperan cinco largas rectas hilvanadas a través de cuatro curvas en escrupuloso ángulo recto. Por momentos, la sucesión de parones y aceleraciones llega a aturdir incluso al más experimentado. Y eso por no hablar de los frenos o cómo se van quedando atrás los vehículos sin capacidad de respuesta a bajas vueltas. Además, llegados a este punto el Circuito de Laguna Seca sólo ha mostrado la mitad de su rostro.
Queda lo más exigente. El lugar donde se han producido algunos de los adelantamientos más espectaculares en la historia del Mundial de Motociclismo. Se trata de la curva número ocho. El Sacacorchos. Algunos dicen que la llaman así por su forma retorcida. Otros apuntan a la manera en la que la mezcla de inercias y gravedad maneja a los pilotos como si fueran tapones saliendo de una botella. Sea como fuese, lo cierto es que el suelo desaparece a casi 200 kilómetros por hora. Instintivamente has de girar a la izquierda y posteriormente a la derecha. Seguramente con alguna rueda despegada del suelo. Todo ocurre en un momento, como una brutal sacudida.
Tras ella llegas suavemente a la curva siguiente. La más abierta del circuito. Posiblemente a modo de premio para todos aquellos que recibieron su bautismo de fuerzas gravitatorias al pasar por el Sacacorchos. De todos modos, aún quedan por delante decenas de vueltas en las que seguir los pasos de Stirling Moss con su ligero Lotus 19 o Bruce McLaren con su tremendo M6A de la CanAm. Dos de las muchas leyendas del motor que han disputado carreras en el Circuito de Laguna Seca. El mismo lugar donde, cada año, decenas de clásicos de competición se reúnen para celebrar uno de los trazados más vibrantes del automovilismo mundial.
LAGUNA SECA 2022, UNA SUCESIÓN DE ICONOS
Más o menos en las misma fechas que la Semana del Motor en Monterey, el Circuito de Laguna Seca sirve de escenario para una de las mejores concentraciones relacionadas con los clásicos de carreras. Por ello, conviene acudir con el objetivo preparado y una buena libreta donde anotar lo más granado de entre todo lo que ande rodando por allí. Y bueno, lo cierto es que todos los años se ven iconos al más alto nivel.
De todos modos, a esta altura del relato quizá alguien esté pensando que el término “iconos” sea excesivo. Sin embargo, la elección está justificada ante la aparición del Porsche 356 Gmund Coupé. El primer modelo de Porsche Motorsport. Inscrito por la propia marca en la parrilla de salida de Le Mans 1951 contradiciendo así su recurrente estrategia basada en cooperar con equipos privados. Por tanto, este 356 es no menos que un profeta para quienes profesan fe en la casa alemana y su aparición oficial en los circuitos.
Así las cosas, los de Stuttgart tenían que tener un estreno excepcional. Por ello, ya que al escueto motor del 356 sólo le pudieron sacar 46CV, los esfuerzos se centraron en reducir el peso y mejorar la aerodinámica. ¿Resultado? Un pequeño pero brioso coupé con tan sólo 635 kilos y llamativos carenados en los pasos de rueda. Con tres veces menos cilindrada que el Jaguar C-Type ganador de aquel año, cierto. Pero capaz de arrasar en su clase e incluso alcanzar un más que digno puesto número veinte en la clasificación absoluta. Todo un espaldarazo para Porsche Motorsport, creando el estado de ánimo necesario para desarrollar al notorio 550 Spyder de 1953.
UN PORSCHE CON TOQUE HISPANO
Dentro de las carreras en Laguna Seca 2022 hubo una atención especial a los Grupo C. Característicos de Le Mans durante los años ochenta y primeros momentos de los noventa, a ojos de un espectador español destacaba el Porsche 962C de la escudería suiza Brun. Uno de los últimos fabricados – entre 1988 y 1990 – para ser parte del lote de tres adjudicado al equipo cuando logró el patrocinio de Repsol. Un momento interesante para los seguidores de las estampaciones publicitarias nacionales, ya que al menos uno de ellos contó con el emblema del RACE en la delantera de los pasos de rueda traseros.
Eso sí, aunque el 962C ganó dos veces consecutivas en Le Mans – dando continuidad a las cuatro del 956 – después de 1987 quedó barrido por los Jaguar y Peugeot. Es más, Porsche no volvió a ganar hasta 1996 con la aparición del WSC-95. Ocho años en los que, además, se dieron las más que interesantes victorias del McLaren F1 GTR y el Mazda 787B con motor rotativo. Por cierto, hablando de este último, en Laguna Seca 2022 se pudo ver un 767B. Obviamente no tan conocido como el ganador de Le Mans 1991, pero también con motor rotativo. Siendo por tanto un prólogo y ensayo necesario para la llegada definitiva del excelente ganador.
LA MARAVILLA DE LO ESPECÍFICO
360CV. 544 kilos. Victorioso en casi tres cuartas partes de las carreras en las que fue inscrito. Competitivo durante diez años cosechando victorias en el Mundial de Marcas hasta 1980 a pesar de haberse estrenado en la temporada de 1970 y diseñado en 1969. Sólo 13 unidades construidas. Ideado específicamente para Nürburgring y Targa-Florio, las citas más sinuosas del Mundial. Motor plano de ocho cilindros… Con estas coordenadas sobre la mesa, al Porsche 908/3 no se le puede recordar más que como uno de los mejores coches de carreras de toda la historia.
Fiel escudero del 917 en las carreras donde éste nunca podría haber sacado todo su potencial, el 908/3 es una de las mejores creaciones en toda la historia de la marca en circuitos. Es más, también es una de las muestras más depuradas en relación al concepto de ligereza. Además, por si todo esto no fuera suficiente el Porsche 908/3 visto en Laguna Seca 2022 perteneció al equipo John Wyer Automotive. Vamos, el patrocinado por Gulf Oil con los míticos colores azul y naranja.
Ahora conservada en el Revs Institute, esta unidad de 1971 es una verdadera joya puesta sobre el asfalto. Sin duda, uno de los mejores automóviles vistos este año en Laguna Seca. Ese sitio que quita la respiración no sólo por las inercias de su famosa curva número ocho.
Fotografías: Unai Ona