En lo referente a la historia del automóvil, hablar del primero, el más antiguo, el único o cualquier sentencia de este tipo, siempre es peligroso. Conviene extremar las precauciones para no meter la pata. De ahí que, a la hora de hablar del coche más antiguo que ha circulado por España, prefiramos acompañar la sentencia de un posiblemente.
Para conocer esta historia, vamos a transcribir aquí el relato de uno de los protagonistas de las andanzas de este Panhard et Levassor de la época heroica, con el que el RACE participó en la London-Brighton de 1957. Se trata de Ángel Bartolomé, el chaval que posa junto al coche en la foto que acompaña este artículo.
EL PROTAGONISTA
Hablamos de un Panhard et Levassor, que podría ser de un año entre 1892 y 1895, la cuestión sería cuestión de establecer su verdadera edad. Según la documentación que conocemos, sería de 1894 o 1895. Este modelo apellidado Phaeton Toneau, tiene un motor Daimler de 4 HP, 2 cilindros en V a 45º, válvulas de escape accionadas por árbol de levas y las de admisión, planas “de gorrino” que actúan por depresión.
El encendido originalmente era mediante mecheros de petróleo (en la foto se aprecia el depósito de petróleo, brillando entre los dos faroles), y barritas de platino a modo de bujías. Éstas entraban dentro de la cámara de combustión, calentadas por los mecheros, algo que era posible en parte por la baja participación de octanos en la gasolina. Este sistema era muy problemático, el apagado de un mechero por la acción del aire, dejaba el motor en un cilindro… El encendido -faltaban los mecheros y las barritas de platino- fue substituido muy ingeniosamente por dos levas que accionaban dos platinos y mediante dos bobinas de alta, que transmiten la corriente a las modernas bujías que acoplamos en los agujeros de las barritas, agrandando estos y roscándolos a la medida de las bujías, (14 mm creo).
Todo ello con mucho mimo y usando grasa consistente para evitar que las limaduras cayeran en la cámara de combustión. Este proceso y su realización lo llevo a cabo Máximo Casarrubios, “Maxi”, al que como siempre asistí “en la banda”. Corría el invierno de 1956.
IMÁGENES
La primera fotografía, donde yo aparezco, se la “pispé” a un periodista que nos vino a visitar. Pertenece a un desfile que organizo el RACE en el mes de mayo del 1957 por las calles de Madrid, barrio de Salamanca, Retiro, Alcalá, etcétera. La instantánea está tomada al final del paseo en la calle de Alcalá de vuelta al taller. Participaron solamente nuestros coches, no recuerdo el numero (posiblemente los siete que podían rodar).
Como era natural, para este evento, invitaron a parte de lo más granado del automovilismo de la época. No recuerdo todos los nombres, pero uno era Polo Villaamil y también había miembros de las Escuderías Los Lobos y Madrid, y algún “preboste” del RACE.
Anécdotas: a un Sr. que se atrevió a llevar el Panhard et Levassor, tras estar el día antes entrenándole dentro y fuera del taller, se le metió una rueda en el rail del tranvía. Angelito tuvo que ir a sacarlo en dos ocasiones y, a la segunda, saltó del coche y lo dejo allí mismo, sin freno de mano y sin más retención. “Maxi” estaba cerca pudo controlarlo y acabar el rallye.
PREPARATIVOS
Este coche, aún tiene más historia. En el mes de mayo del 57, ya se estaba preparando su inscripción el “rallye” Londres-Brighton, para viajar a principios del mes de noviembre. “Maxi” me aconsejo que me sacase el pasaporte porque en esas fechas quizás no pudiese ausentarse de España. El motivo era muy simple, tenía un taxi muy antiguo, un Renault de los años 20, que trabajaba su hermano el sargento en sus días libres y “Maxi” por las noches. Esperaba que, antes de final de año, tendrían que firmar la concesión de un taxi nuevo, por lo que deberían estar presentes, ya que había diferentes opciones en cuanto a las marcas. Hablamos de Citroën 11 o 15, Renault Fregate, SEAT 1.400 A, Peugeot 203, Austin y alguno más. Por lo tanto, era imprescindible su presencia en el caso de ser convocado.
Llegó el mes de noviembre, llevamos el Panhard et Levassor a la estación de Las Delicias y allí lo clavaron con tablones al piso de un vagón de tren que lo conduciría a Londres. Tras una discusión con Gregorio Prendes (no era la primera, ni sería la última), se decidió que yo formase parte de la expedición, eso sí, sin figurar oficialmente, como siempre. El motivo no era otro que, si “Maxi” tenía que volverse para España, como así fue, el coche no podía quedarse sin mecánico que lo atendiese.
Ante la perspectiva de tener que mancharse las manos y, eventualmente, no poder asistir a alguna recepción, el Sr. Prendes accedió. Eso sí, con la condición de que en el coche fuese con gorra y gafas, y, además, que me hiciese lo más opaco posible (ya estaba acostumbrado).
LA LONDON- BRIGHTON DE 1957
La llegada a Londres fue un poco “chusca”, pues al pasar por la aduana resultó que el Panhard et Levassor no podía circular sin matrícula. Al Sr. Prendes casi le da una apoplejía sólo de pensar que tendríamos que hacer el recorrido en remolque. Afortunadamente, se defendía bien en inglés y le explicaron que matricular al coche era cuestión de unos minutos. Así fue, tras rellenar unos papeles, apareció un guardia con una placa de matrícula, se la pusimos… y a circular.
En la segunda foto, vemos a Gregorio Prendes recién llegado a Madrid, con el n.º 1 que nos dieron por ser el vehículo más antiguo y la matrícula inglesa. También con un “DON QUIXOTE” que “alguien”, nadie sabe quién, escribió y a Prendes y a Maxi no les pareció mal. La foto es en el Parque del Retiro.
Hace unas fechas leí una reseña sobre la London-Brighton. Hacía referencia a los inicios del automovilismo en el Reino Unido, cuando era obligatorio, por ley, que “aquellos carros tan ruidosos como peligrosos”, fueran precedidos por un sirviente con gorra roja. Además, iban haciendo sonar una campana o anunciando su llegada con un farol por la noche. Me llenó el pecho de orgullo al recordar que el 4 de noviembre del 1957. Con toda la teatralidad que dan a sus actos los ingleses, se representó por última vez al sirviente con su gorra, su campana y su farol, dándose por derogada aquella ley, ¡que aún seguía en vigor! Y yo estaba allí. ¿Conocían este detalle? Pues se lo brindo.
EPÍLOGO
Aquí termina la transcripción, por el momento, de las aventuras de este Panhard et Levassor que posiblemente sea el automóvil más antiguo que ha rodado por nuestras carreteras. Próximamente volveremos sobre él, pues al hilo de este artículo, hemos investigado sobre su trayectoria y descubierto que la unidad aún existe, aunque ya no se encuentra en España.
Fotografías: Ángel Bartolomé, Old Car Manuals y Veteran Car Run.