En el panorama relativo a la industria carrocera francesa, se alza por derecho propio el taller Chapron. Fundado en 1919, éste destacó enseguida como una referencia distinguida entre la clientela relativa a la alta gama del momento. En este sentido, sus creaciones sobre base Hispano-Suiza o Panhard-Levassor cosecharon elogios no sólo gracias a la calidad de sus acabados, sino también por la fluidez de sus líneas. Algo especialmente visible en el enorme pero a la vez liviano aspecto de su K6 Coupé en tonos granate.
No obstante, si por algo es recordado este taller carrocero fue por todo lo relativo a los descapotables sobre base Citroën DS. Sin duda, uno de los diseños más atractivos en toda la historia del automovilismo francés. Y es que, sobre los ya por sí atractivos volúmenes de esta berlina diseñada por Flaminio Bertoni, Chapron sumó la posibilidad de conducir a cielo abierto. Todo ello generando al menos hasta tres variaciones sobre el mismo concepto. Todas ellas capaces de convertir al tope de gama de Citroën en una deliciosa berlina descapotable con dos puertas.
Sin duda, un concepto difícil de asimilar en nuestros días. Y es que, no en vano, después de la Segunda Guerra Mundial los descapotables se asentaron como modelos que, en la mayoría de los casos, sólo lucían unas proporciones escuetas. Tanto que, de hecho, se contemplaban como diseños donde sólo podrían albergarse dos plazas. Algo perfectamente visible en la popularización de los roadster ingleses e, igualmente, en la de los modelos a cielo abierto realizados en Italia sobre bases FIAT o Alfa Romeo.
Con todo ello, el futuro de las berlinas descapotables fue quedando relegado a un escueto nicho de mercado. Aquel donde sólo estaban estos Citroën y, ocasionalmente, algún Mercedes. Así las cosas, desaparecieron dando paso al dominio de la berlina como vehículo cerrado con tres volúmenes y, a partir de los Citroën CX y Rover SD, ocasionalmente con traseras tributarias a Wunibald Kamm. Además, este hecho coincidió con la retirada de Citroën del mercado estadounidense. No sólo limitada por las nuevas leyes anticontaminación -como otros fabricantes europeos desde la década de los sesenta-, sino también por un índice de ventas que, en verdad, nunca había logrado despegar.
No obstante, aquello dio una oportunidad a la empresa holandesa CX Automotive. Responsable de adquirir unidades del Citroën CX, adaptarlas a las homologaciones estadounidenses y comercializarlas en la otra orilla del Atlántico. Y es que, aunque la proyección de aquel modelo en los Estados Unidos resultó irrelevante, sus números sí cuadraban para una pequeña empresa enfocada a los fanáticos de la casa francesa.
Llegados a este punto, CX Automotive pensó en ofrecer un modelo halo con el cual poner el foco mediático sobre ella. Y vaya, para ello nada mejor que un descapotable. Concretamente un descapotable realizado sobre la base del CX, rescatando así el concepto de berlina a cielo abierto definitivamente enterrada en la década de los setenta. De hecho, aún con evidentes diferencias esto resultaba similar a lo que dos décadas antes Renault había hecho con el Floride.
Un descapotable pedido por los propios distribuidores de la casa del rombo en los Estados Unidos, necesitados de un impacto mediático con el cual aupar las ventas del Dauphine. Así las cosas, la empresa holandesa recurrió a Chapron hacia 1985. En fin, ¿qué mejor opción para el proyecto de un Citroën CX descapotable? Sin embargo, aunque el histórico carrocero pudo entregar unos bocetos, finalmente le fue imposible acabar siquiera un prototipo ya que, a los pocos meses, su situación financiera obligaba al cierre tras siete décadas de historia.
CITROËN XM DESCAPOTABLE, UNA RAREZA PARA EL MERCADO AMERICANO
Tras aquel revés, CX Automotive continuó con sus actividades aún con una clara hostilidad por parte de Citroën. De hecho, la marca francesa exigió la retirada de su símbolo en las unidades transformadas por la empresa holandesa, torpedeando así cualquier posible colaboración. No obstante, la idea de revivir a las berlinas descapotables de Citroën seguía presente. De esta manera, cuando en 1989 se presentó el XM diseñado por Bertone CX Automotive volvió a la carga. Eso sí, esta vez la labor de ingeniería -aquello implicaba retocar por completo el chasis- se confió en Koninklijke Hoogovens.
Experta en la fabricación metalúrgica, ésta realizó multitud de pruebas con la que iba a ser su solución estrella. Una estructura en aluminio ligero situada en los laterales del vehículo, responsable de mejorar la rigidez del mismo. De hecho, cuanta más extensa fuera la distancia entre ejes -y por tanto esta pieza- más se podría mejorar en este sentido. Sin duda, algo verdaderamente necesario en un modelo descapotable. Donde la rigidez del conjunto puede mermar en casi la mitad si la comparamos con la ofrecida por una carrocería con monocasco cerrado.
Con todo ello, en 1993 al fin se presenta el prototipo bajo el nombre de XMPLE. No obstante, los resultados finales fueron algo desalentadores. Es más, la rigidez torsional del vehículo se quedaba en la mitad de los registros ofrecidos por una berlina XM de serie. Asimismo, el peso aumentaba en casi 50 kilos aún careciendo de techo. Y eso por no hablar de los costes de fabricación. Echados al galope tras tener que seccionar completamente el chasis en dos zonas a fin de incorporar en medio aquel refuerzo lateral.
No obstante, aún pobres aquellos resultados eran mejores que los entregados por descapotables en producción como el Audi 80 Cabrio. Así las cosas, en 1993 Citroën pareció interesarse por aquel prototipo sin tren motriz -aún quedaba mucho desarrollo por delante-. Un gesto que llenó de optimismo a CX Automotive, la cual preveía poder adjudicar unas 350 unidades de este excéntrico Citroën descapotable en el mercado estadounidense. Sin embargo, la casa francesa nunca llegó a entregar piezas del XM para la producción del XMPLE.
Un hecho que, evidentemente, encarecía aún más el coste final del futuro modelo. Posiblemente, la gota que colmó el vaso en las ya inciertas esperanzas de la empresa holandesa. La cual, de esta manera, vivía la venganza de Citroën por haber comercializado durante años en Estados Unidos y Canadá unidades del CX sin su permiso. En fin, en el automovilismo también hay pequeñas “vendettas”.
Fotografías: Koninklijke Hoogovens (hoy en Tata Steel) / RM Sotheby’s / Chapron (Desaparecida) / CX Automotive