El 4 de abril de 1971 se celebraba en el Circuito del Jarama la primera carrera de la Fórmula Nacional 1430. Pensada como una copa de promoción para jóvenes promesas, en ella se foguearon con la competición Fernando Pérez Sala, Paco Josa e incluso Salvador Cañellas. Además, la licenciada de Fiat en España lograba unos evidentes resultados promocionales.
No en vano, aunque los monoplazas eran construidos por Lince, Me-Pre o Selex estos contaban con multitud de piezas suministradas por SEAT. La principal de ellas su motor. Procedente del consabido 1430 y ajustado aquí en 85 CV para propulsar estos pequeños fórmula hasta los 190 kilómetros por hora gracias a sus tan sólo 420 kilos. En el conjunto también se incluían un carburador Bressel 32 DHS-21 con doble cuerpo y unos colectores de escape procedentes de la F3.
Así las cosas, la Fórmula Nacional 1430 se convirtió en un excelente ejemplo sobre las virtudes inherentes a cualquier trofeo monomarca. Algo de sobra conocido en España gracias a la Copa Nacional Renault -iniciada en 1969 con el R8 TS como protagonista- o el Desafío Simca -inaugurada tan sólo un año más tarde usando al 1000 GT-.
Asimismo, en años posteriores más marcas con implantación industrial en España se sumaron a esta corriente. Algo especialmente visible en Citroën y su Copa Citroën AX o Volkswagen o su Copa Polo.
No obstante, si centramos nuestra mirada en la década de los ochenta resulta imposible dejar de lado las dos temporadas de la Copa Fura. Presentada en 1983, ésta se produjo en medio de una notable tormenta empresarial para SEAT. Recién escindida de Fiat y, por tanto, dotada de un futuro incierto en términos tecnológicos. Pero vayamos por partes. De esta manera, debemos situarnos en 1980. Año en el que Fiat abandonó el accionariado de SEAT dejando a ésta sin proveedora en términos de diseño.
Una situación especialmente problemática pues, al fin y al cabo, SEAT sólo había ejercido la autonomía ofertada por la matriz italiana en modelos muy puntuales. De hecho, durante años pareció representar aquella famosa broma del “Siempre Estarás Apretando Tornillos”. Chanza con la que los operarios de la Zona Franca bromeaban sobre su labor. Muy basada en ensamblar piezas importadas desde Italia. Al menos durante los primeros años.
Así las cosas, los acuerdos de separación entre Fiat y SEAT consiguieron dar un respiro a la empresa española al permitirla utilizar durante varios años los diseños de la casa italiana. En este sentido, SEAT lanzó en 1981 su modelo Fura. Un calco del 127 transalpino de tercera serie con tan sólo algunas variaciones. Respecto a la mecánica, se dejó a un lado la posible incorporación del bloque con 1.010 centímetros cúbicos creado por la propia SEAT debido a la fiabilidad mostrada en los anteriores 127.
De esta manera, el Fura finalmente montó el sobradamente probado bloque con 903 centímetros cúbicos ajustado aquí a 43 CV. Uno de los motores más queridos por la afición a la marca, el cual sirvió con diligencia en este modelo con aires a fin de era. Además, en octubre de 1982 SEAT presentaba una versión deportiva del mismo. Hablamos del Fura Crono, dotado con el bloque 1430 para rendir aquí hasta 75 CV. Escasos en comparación con los 110 CV de un R5 Copa aunque, al mismo tiempo, lastrados por tan sólo 750 kilos. Es decir, 120 menos que los dados en báscula por el Renault.
Con todo ello, lo cierto es que el SEAT Fura Crono resultaba una buena opción de cara a introducirse en la conducción deportiva. No sólo por su mecánica sencilla y fácilmente trucable. Sino también por su carácter económico, especialmente atractivo para jóvenes y pilotos primerizos. Debido a ello, en 1983 SEAT decidió lanzar una nueva copa monomarca con el Fura Crono como protagonista. En este sentido, la propia marca puso al alcance de los participantes una versión calibrada en unos 90 CV.
Un excelente punto de partida para la Copa Fura. La cual tuvo en circuitos como el de Alcañiz un ambiente perfecto para las trestemporadas en las que duró. Dando a entender que, más allá de su compleja situación al tener que prescindir de Fiat como proveedora tecnológica, SEAT seguía mostrando un cierto músculo en materia deportiva.
Respecto a los ganadores de la Copa Fura, Ricardo García Galiano se impuso en la primera edición, mientras que Juan Escavias fue campeón en 1984 y 1985. Por el camino quedaron carreras muy competidas y un espectáculo como solo una copa de este tipo pueden regalar.
Fotografías de SEAT Coches Históricos.