Miguel Sánchez
A través de un artículo publicado en la revista británica Motorsport en septiembre del 2016, el hijo de Colin Chapman y actual director gerente de Lotus Classic Team hacía un anuncio realmente interesante. Uno de esos que, para cualquier aficionado a la historia del automovilismo, bien podría ser considerado como un exquisito hallazgo de archivo. No en vano, dentro de una caja ignífuga registrada en 1969 se encontraron diversos rollos de microfilm con diseños relativos a un posible modelo para la Can-Am.
Algo realmente soberbio pues, más allá de alguna cita sólo expresada de manera informal nunca se había tenido una prueba concreta sobre hasta qué punto se había sopesado en Lotus la posibilidad de entrar en aquella competición. Competición que, por otra parte, tanto Lola como McLaren estaban dominando desde que se inaugurase en 1966 con el triunfo de John Surtees al volante de su Lola T-70. Es más, incluso el accidente mortal de Bruce McLaren en Goodwood se produjo mientras probaba los ajustes de un M8 durante la temporada de 1970.
Así las cosas, imaginar a Lotus compitiendo más allá del Atlántico no era ninguna quimera. De hecho, ya había participado con excelentes resultados en la Indy Car presentando modelos tan interesantes como el 38 -primer diseño con motor trasero pensado para conquistar las 500 Millas de Indianápolis- o el 56 -dotado con una mecánica de turbina-.
Además, junto a las compatriotas británicas otras marcas europeas con su enfoque principal en la F1 estaban participando en la Can-Am desde finales de la década. Por ejemplo ahí estaba el Ferrari 350 Cam-Am de 1967 junto a todos sus sucesores. Y eso por no hablar de la expansión del Porsche 917 desde el Mundial de Marcas hasta las pistas de este campeonato. En suma, una situación propicia para Lotus que, además, se veía espoleada por sus distribuidores en los Estados Unidos.
Y es que el tirón publicitario de la Cam-Am estaba llegando a tales grados que una victoria de la casa inglesa en la misma podría haber tenido efectos decisivos en los concesionarios. Con todo ello, y según indican los dibujos recuperados en el 2016, Colin Chapman encargó al dibujante de la marca Geoff Ferris estudiar las formas de un modelo al que habría que acoplar un motor Chevrolet. Claro está, debidamente retocado por Lotus al igual que Lola o McLaren hacían con sus respectivos bloques V8. Dicho sea de paso, también suministrados por esta marca estadounidense.
Según estos esquemas, el Lotus 66 bien podría haber compartido base con el F1 Type 72, justamente en desarrollo en aquellos mismos momentos. Además, examinando las formas vemos cómo en la casa británica estaban pensando replicar la misma jugada que en otros diseños, usando zonas grises en las normas de homologación de a fin de retorcer el reglamento a su favor incorporando elementos aerodinámicos realmente atrevidos. Algunos de ellos sólo permitidos en tanto y cuanto se hacían pasar no por piezas agregadas, sino por partes estructurales de la carrocería.
De todos modos, el proyecto del Lotus 66 desgraciadamente nunca llegó a pasar de la mesa de diseño. De hecho, siquiera se llegó a realizar ni una maqueta a escala sobre la que trabajar en el túnel de viento. Un hecho que, puestos a especular, se podría haber dado debido a las frágiles finanzas de Lotus. Siempre haciendo cábalas con prestamistas e inversores al tiempo que ya tenía invertida en la F1 la mayor parte de sus energías; tanto creativas como logísticas. En fin, un arsenal de razones que, finalmente, sumaron de cara a hacer imposible la llegada de Lotus a la Cam-Am.
LOTUS 66, SURGIDO DE LOS PLANOS
Estos días se está celebrando en California la Semana del Automóvil en Monterrey. Un conjunto de eventos donde, desde la más alta gama hasta los clásicos más populares, miles de aficionados de todo el mundo se reúnen en diversos actos con no poca cobertura mediática. De esta manera, en ella resulta común ver cómo marcas con tradición histórica aprovechan para presentar aquí sus últimos lanzamientos. Hasta aquí todo normal.
Sin embargo, en la edición de The Quail ha sorprendido la aparición pública del Lotus 66. Ni más ni menos que el producto de haber llevado a la realidad aquellos planos descubiertos en el 2016. Eso sí, debidamente puestos al día ya que, para celebrar su 75 aniversario, Lotus prevé fabricar hasta 10 unidades de este proyecto que, aún respetando la concepción de Geoff Ferris, ha hecho concesiones a ciertos elementos de seguridad y mecánica con diseño actual. Es más, el Lotus 66 se va a vender a clientes selectos para su uso en circuitos.
Respecto al motor, Lotus ha indicado el uso de un “motor de la época” -imaginamos por tanto uno de los manidos V8 Chevrolet- ajustado aquí hasta los 830 CV con un par de 746 Nm a 7.400 revoluciones por minuto. Sin duda unas cifras tan impresionantes como respetuosas para con las prestaciones de aquellos modelos de la Can-Am, necesitados de una enorme fuerza para comportarse de manera eficaz en circuitos extremadamente revirados.
En todo caso, lo que aquí ha hecho Lotus en colaboración con Lotus Classic Team -recordemos que, a día de hoy, no tienen nada que ver- es una verdadera maravilla. Ni más ni menos que dar forma, al fin, al que podría haber sido la máquina del astuto e ingenioso Colin Chapman en la Can-Am. Go!
Fotografías: Lotus
