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Cadillac limusina edición Donald Trump… eran otros tiempos

En la década de los 80, época en la que los yuppies neoyorkinos se paseaban en limusinas por la gran manzana, el más reconocible de estos, Donald Trump, firmó un acuerdo con Cadillac para producir su propia edición limitada y ostentosa de uno de estos coches.

Antes de convertirse en el presidente de los Estados Unidos más divisivo de los últimos años, Donald Trump ya era toda una celebridad, ocupando a menudo los primeros puestos en las listas de los famosos más reconocidos en América.

El magnate se había dado a conocer en el mundo de la construcción y supo convertir su nombre en una marca, ofreciendo productos de todo tipo con su apellido, desde filetes, juegos de mesa, incluyendo una aerolínea.

Una de las colaboraciones comerciales más curiosas en las que participó el empresario fue la que realizó con Cadillac en 1987. Con este acuerdo, ambos desarrollarían una limusina de edición limitada con todos los lujos imaginables y al gusto del propio Trump.

Donald Trump en la limusina con su nombre.

Cabe recordar que aunque hoy en día el uso de este tipo de vehículo está en decadencia, entre las décadas de los 70 y 90 eran todo un símbolo de estatus, alcanzando su máximo nivel de popularidad en los años 80, cuando los nuevos empresarios usaban las limusinas para acudir al trabajo y demostrar así su nivel económico.

En el pasado, marcas de lujo como Lincoln ya habían ofrecido las “Designer series”, con colaboraciones con Cartier o Bill Blass. Chrysler se sumó a esta tendencia con el nuevo Imperial de 1981 con una edición Frank Sinatra y Cadillac ofertó una serie limitada de Gucci en el modelo Seville.

¿CÓMO ERA EL CADILLAC TRUMP GOLDEN SERIES?

Para carrozar este vehículo se contó con los especialistas de Dillinger Coachwork con el objetivo de crear la limusina más lujosa del mundo sobre la base de un Cadillac Brougham. El propio Donald Trump eligió el equipamiento del coche, incluyendo todo el material propio de un despacho de un hombre de negocios en una limusina.

Parte del exclusivo equipamiento incluido en las limusinas era un minibar automático, caja fuerte, una televisión, tres teléfonos (dos en la parte trasera y uno para el conductor), un fax y una trituradora de papel, además de contar con el techo elevado para tener mayor espacio en el interior. Todo esto coronado por supuesto en todas partes por el escudo de Trump y con unos acabados en madera de alta calidad con un exceso de toques dorados que tanto gustan al ahora expresidente, y es que hasta las llaves eran doradas.

Catálogo de la limusina Trump Golden Series.

Inicialmente estaba previsto fabricar dos versiones de la limusina; la Trump Golden Series y la Trump Executive Series, aunque ambas incluían el mismo equipamiento. Los planes originales era haber ensamblado unas cincuenta unidades entre ambas series, pero lo ambicioso del proyecto, unido a su lanzamiento en el comienzo de una recesión económica hicieron que tan solo se fabricasen dos coches, uno para el propio Trump y otro para su padre.

A día de hoy sobreviven ambas unidades, convirtiéndolas en una auténtica curiosidad de la historia reciente de Estados Unidos y uno de los vehículos más raros fabricados por Cadillac. En 2017, se vendió una de las dos por más de 54.000 libras, un precio mucho más alto que el de cualquier otra limusina de la misma época.

Fotografías de Bonhams y Cadillac.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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