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Smith Flyer, el coche más barato de la historia tenía cinco ruedas

Por muchos intentos que ha habido a lo largo de la historia de fabricar coches baratos y asequibles, el récord lo alberga un vehículo que dejó de producirse hace más de 100 años, el Smith Flyer, la mínima expresión de lo que un automóvil puede ser.

El Volkswagen Escarabajo, el Citroën 2CV o el Ford Modelo T son algunos de los primeros ejemplos que vienen a la cabeza cuando se piensa en un automóvil barato y destinado a las grandes masas. Sin embargo, ya en la década de 1910 superó a todos estos modelos, no en éxito comercial, pero sí en cuanto a un precio imbatible, que aún a día de hoy no se ha vuelto a igualar. 

La compañía encargada de fabricar este vehículo era la A. O. Smith Corporation, en la actualidad conocida por ser el mayor fabricante de calderas de Estados Unidos, pero hace más de cien años su actividad se centraba en la producción de piezas para carritos de bebé y bicicletas, teniendo especial éxito con estas últimas. 

En 1914 la compañía adquiere los derechos para producir una rueda impulsada por un pequeño motor de gasolina pensado para montarse en bicicletas, y que se había inventado en Reino Unido en 1910, y que la marca comercializaría como la Smith Motor Wheel, y que inicialmente tenía un solo caballo de potencia.

Anuncio de la Smith Motor Wheel montada en una bicicleta.

Para el año 1915 la compañía presenta un automóvil que tiene todas las características de un ciclocoche del momento, y que vendería por un precio irrisorio de entre 130 y 150 dólares de la época, lo que se traduce en 2.200 y 2.600 dólares en la actualidad, por lo que alberga el récord del coche más barato del mundo incluso hoy en día. 

¿CÓMO ERA EL COCHE MÁS BARATO DEL MUNDO? 

Si hay que describir el coche en pocas palabras se pueden emplear términos como básico, simple o directamente cutre, pues el Smith Flyer, que fue como se bautizó al modelo, carecía del más mínimo ápice de lujo. 

El Smith Flyer era poco más que una tabla de madera con dos asientos, dirección y cuatro finas ruedas, más una quinta que se situaba en la parte trasera del coche y que era la que contaba con el pequeño motor.

Si bien el pequeño coche hacía parecer a un Ford T coetáneo un vehículo de lujo su funcionamiento era bastante curioso. Cuando el Smith Flyer estaba parado su rueda posterior estaba elevada, en esta posición se arrancaba el motor y cuando éste comenzaba a funcionar suavemente se ponía la rueda en el suelo mediante una palanca y se iniciaba la marcha. La velocidad máxima del coche era de 25 millas por hora o 40 kilómetros por hora. 

Para 1919 la compañía vendió los derechos de producción de este automóvil a Briggs & Stratton, que fabricarían los coches y los motores, implementando diversas mejoras en estos últimos para conseguir que desarrollasen dos caballos de potencia.

El Smith Flyer fabricado por Briggs & Stratton.

En 1925 los derechos del coche los adquirió una compañía llamada Automotive Electric Services Corporation, quienes siguieron fabricando el Smith Flyer, pero ahora bajo el nombre de Red Bug (Bicho rojo) con motores de gasolina hasta que estos se les acabaron, fue entonces cuando fueron sustituidos por motorcillos eléctricos, pudiéndose distinguir estos por carecer de la característica quinta rueda. La fabricación del modelo se alargó hasta el año 1930. Como curiosidad este motor eléctrico era el mismo que los Dodge de esa época como motor de arranque.

Los últimos Red Bug eran eléctricos y carecían de la quinta rueda.

Mientras tanto Briggs & Stratton continuaron con la fabricación de motores de gasolina similares a los del Smith Flyer, empleándose en maquinaria como cortacéspedes. 

En los últimos años el Red Bug se llegó a vender en países como Francia y Reino Unido, y se usaba mucho como medio de transporte en complejos turísticos y parques de atracciones. Cuando su fabricación cesó en 1930 la marca de motocicletas Indian parecía que continuaría fabricando el modelo, pero esto nunca ocurrió. 

Pese a su precio tan bajo no se vendieron demasiadas unidades, y más teniendo en cuenta que por 250$ se podía adquirir un Ford Modelo T, que pese a ser aún un automóvil muy básico, era mucho más coche que un Smith Flyer.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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