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Fiat 500 Baldi Frog, cuando un compacto tiene que ser aún más pequeño

Si un Fiat 500 antiguo parece un coche diminuto, en Italia fabricaron una versión todavía más pequeña que lleva el concepto de vehículo compacto a otro nivel, este es el Fiat 500 Baldi Frog.

En 1957 aparece el Fiat 500, como un pequeño compacto que tomaba el testigo del mítico 500 Topolino más de veinte años después del inicio de la producción de éste. El pequeño coche que se bautizó como “Nuova 500”, no comenzó siendo un superventas, pero con incorporación de un modelo de cuatro plazas al poco tiempo de su presentación la cosa cambió.

Fue a partir de entonces cuando el 500 triunfó, con una producción que se alargó hasta 1975, y 1977 en el caso de las rancheras llamadas Giardiniera. El resultado fue 3.893.294 unidades vendidas, un auténtico éxito de ventas que convirtió al cochecito en el clásico popular por excelencia de Italia. 

Cabe recordar, que el 500 apareció en una época en la que estaban fabricando diversos microcoches por toda Europa, por lo que el modelo presentado por Fiat en 1957 supuso en muchos casos el primer coche al que pudieron acceder muchas familias.

Parte de esta popularidad sin precedentes en el país se entiende si analizamos cómo se distribuyen las calles de muchas poblaciones italianas, siendo muchas de éstas extremadamente estrechas y difíciles de maniobrar. 

FIAT 500 BALDI FROG: TODAVÍA MÁS PEQUEÑO 

En las calles las que poco más que las Vespa y las Ape se podían mover con soltura, se planteó fabricar un coche más pequeño que el popular Fiat 500, como un modelo urbano para moverse fácilmente en las situaciones más complicadas. 

Es aquí cuando aparece una compañía italiana basada en San Remo llamada Baldi G.A.M.C, que previamente ya había trabajado fabricando versiones con carrocerías modificadas de modelos como el Fiat 850 o el Renault 4. 

En el Salón del Automóvil de París de 1973 la marca presenta el Baldi BB5, también llamado Baldi Frog, o rana en inglés, basado en el Fiat 500, pero con un tamaño diminuto en comparación. El Baldi Frog medía tan solo 2,15 metros de largo, algo más de medio metro más corto que el 500. Esto hacía que el microcoche fuese, lógicamente, de dos plazas.

La carrocería era de formas muy cuadradas y estaba fabricada en fibra de vidrio. El coche compartía algunos componentes con el 500, como las ópticas delanteras o la ventanilla trasera, que en el Baldi Frog estaba montada boca abajo. También tenía techo practicable de lona como el modelo en el que se basaba. 

El Baldi Frog era 50 centímetros más corto que el Fiat 500.

La mecánica era heredada también de los Fiat. En Italia hubo tres modelos disponibles, el Austere, de 300 centímetros cúbicos, y el Rally, de 595 centímetros cúbicos, con este último pudiendo alcanzar una velocidad máxima alrededor de los 100 kilómetros por hora. 

También hubo una versión aún más básica llamada que montaba un motor de dos cilindros y 125 centímetros cúbicos procedente de las Lambretta. El Baldi Frog lo comercializó también en Francia una compañía llamada William, donde solamente se ofrecería con esta mecánica y se podía conducir con carnet de moto.

Finalmente, en 1975 se dejó de fabricar el modelo, después de haber fabricado solamente 300 unidades, dando así una de las versiones más curiosas del Fiat 500 y que a día de hoy alcanzan altas cotizaciones.

Fotografías de Baldi y William.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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