No podemos hablar del Porsche 356 Continental sin hacerlo antes de Max Hoffman, uno de los tipos más influyentes en la industria del automóvil allá por los años 50 y 60. Y es que la industria del motor ya no es igual de emocionante que antes, o quizá deberíamos decir que no presenta la misma emisión. Ahora, los fabricantes son los que mueven el cotarro, los que controlan todo lo referente a las ventas y la imagen del importador ha pasado a ser, básicamente, la de quienes se responsabilizan de facilitar las cosas en ciertos lugares del mundo.
Sin embargo, antes, los importadores tenían un peso bastante importante en la imagen de las marcas e incluso provocaban la aparición de versiones específicas para determinados mercados internacionales. Es aquí donde se sitúa la figura de Hoffman, un austriaco que huyó de Europa por culpa de los nazis y se estableció en Estados Unidos. Allí se convirtió, después de amasar una fortuna, en uno de los principales importadores de coches deportivos europeos y en el primer importador de Porsche para tierras americanas.
Max Hoffman fue el instigador de la creación de algunos de los automóviles más deseados del mundo, como el Mercedes-Benz 300SL, el BMW 507 o el Porsche 356 Speedster, por poner unos ejemplos. Era una persona con mucha pasión, pero también con una visión de oportunidades privilegiada y, además, tenía la habilidad suficiente para convencer a quien hacía falta. Era un mago, un tipo sin igual. De hecho, llegó a proponer a Sir Williams Lyons, fundador de Jaguar, que Porsche revisara la ingeniería de los coches de su marca…
MAX HOFFMAN Y PORSCHE
Como ya hemos adelantado, de la mente Hoffman, surgieron algunos de los coches más deseados del mundo, pero, sobre todo, nacieron algunas ideas para Porsche bastante peculiares. En una demostración más de la privilegiada visión para los negocios y para los coches, el austriaco firmó un acuerdo de colaboración con Porsche que entonces una marca que en la década de los 50 apenas había empezado a dar sus primeros pasos. Baste decir que sólo llevaban siete años en activo y su producción no había superado las 6.800 unidades.
Estaba claro que el mercado estadounidense podría significar una enorme fuente de ingresos para los alemanes. No obstante, la historia nos cuenta que no fue sencillo hacer que los norteamericanos vieran en el pequeño Porsche 356 algo especial, aunque finalmente lo vieron y las ventas fueron más que buenas. Además, por si fuera poco, fue Hoffman quien instó a Ferry Porsche que diseñara un escudo para sus coches: sí, el logotipo de Porsche apareció gracias a Max Hoffman.
NACE EL PORSCHE 356 CONTINENTAL
Tras unos años de éxito, en los que Hoffman vendió el 75% de los 356 Speedster comercializados en Estados Unidos, el deportivo alemán empezó a ver como los estadounidenses perdían interés y las ventas empezaban a mermar. Sin embargo, Hoffman, en otra muestra de su peculiar visión para los negocios, propuso una cosa muy sencilla: sugirió llamarlos “Continental”. La idea se vería acompañada de detalles específicos, como mayor presencia de cromados, más equipamiento y mejores prestaciones. En los Estados Unidos, ya entonces, se tenía constancia de lo importante que era que un producto tuviera un buen nombre, uno con gancho. De hecho, todos los coches que se vendían allí tenían nombre propio, mientras que, en Europa, la mayoría empleaban números.
Hoffman también influyó en la elección de los motores que se ofrecerían en Norteamérica para los Porsche 356 Continental. Según decía, los usuarios norteamericanos no tenían en cuenta el peso del coche, no les importaba, y los motores de 1,1 y 1,3 litros, sobre el papel, resultaba escasos de potencia. Así, pues, los 356 Continental sólo se comercializaban con motores de 1,5 litros, tanto en versión normal como en la “S”. Es decir, hablamos de 55 y 70 CV respectivamente, para un coche que apenas pesaba poco más de 800 kilos.
La producción de los Porsche 356 Continental duró tan sólo un año, 1955, tiempo durante el cual, se fabricaron un total de 1.500 unidades entre coupés y descapotables, todos de la primera generación del 356, conocido como “pre A”. Esta versión tenía un precio altísimo y afectó, en parte, a su popularidad. La otra parte era el 356 Speedster, que casi se vendía solo y acaparaba toda la atención de los usuarios, y también era más barato.
No obstante, el cese de producción del Porsche 356 Continental no tuvo nada que ver con las ventas, sino con un problema legal. Ford, a través de Lincoln, tenía registrada la denominación “Continental” desde hacía bastante tiempo. Eso provocó que el modelo alemán pasara a llamarse Porsche 356 European, denominación que se usó durante algunos meses, para después, volver a dejar el nombre original: Porsche 356. A pesar de este pequeño tropiezo, Estados Unidos se convirtió para Porsche es su mercado más importante. Para 1955, el 50 % de las ventas de la firma alemana iban a parar al país de las barras y estrellas.