A lo largo de su larga trayectoria, el Ford Mustang a contado con una plétora de versiones distribuidas en cinco generaciones. Además, el deportivo más vendido de la historia alcanza este año los 60 años de edad, pues apareció en el mercado americano a mediados de 1964. En esta ocasión, hemos decidido fijarnos en una de las variantes de competición menos conocidas, el Ford Mustang GTP pensado para disputar el campeonato de IMSA.
Los GTP -Grand Touring Prototype- eran básicamente idénticos a los Grupo C de la FISA, aunque evolucionaron hacia una categoría diferente. Se trataba por lo tanto de auténticos sport prototipos y estuvieron en vigor entre 1981 y 1993. Es decir, casi el mismo tiempo que los Grupo C, cuyo Campeonato del Mundo se disputó por última vez en 1992. La principal diferencia entre ambos campeonatos, fue que el IMSA jamás mostró la más mínima preocupación por el consumo o la eficiencia.
Ford participaba con el Zakspeed Mustang Turbo basado en la segunda generación del modelo y encuadrado en la categoría GTX. Cuando ésta quedó desfasada en 1983, quedó claro que había que desarrollar un nuevo modelo con el que seguir compitiendo. Además, no tenía sentido participar con un coche que ya no se vendía, pues la tercera generación del Mustang se había presentado en 1979. Las cartas estaban echadas.
NACE EL FORD MUSTANG GTP
Dado que la base, o al menos parte de la misma, sería el Mustang de tercera generación, el motor del coche iba en la parte frontal, algo muy infrecuente cuando hablamos de sport prototipos. La mecánica elegida era el Ford BDA derivado del Lima, de 2,1 litros de cubicaje y que llegaba a entregar nada menos que 600 CV de potencia, gracias a una culata de 16 válvulas. Para la caja de cambios manual de cinco velocidades se recurrió al especialista Hewland.
El responsable de diseñar el prototipo fue Bob Riley, quien creó un chasis de fibra de carbono y Nomex, con Kevlar en algunas zonas. Es decir, se buscaba la máxima rigidez asociada a un peso mínimo que, de hecho, se quedó en apenas 803 kilogramos. La fabricación del mimo se encargó a Roush and Protofab, en colaboración con la Ford Aerospace Western Development Labs. Por supuesto, aerodinámicamente, el Ford Mustang GTP se diseñó pensando en aprovechar al máximo el efecto suelo, aprovechando que se podía usar un difusor enorme. La relación peso/potencia era de 1,33 kg/CV, como la de un Fórmula 1.
El resultado fue un auténtico prototipo en el que cuesta mucho reconocer cualquier rasgo del Mustang de producción. El motor delantero provoca que tenga un morro enorme, tras el cual el coche se va ensanchando hasta llegar a una zaga coronada con un enorme alerón. Internamente el coche recibió el apodo de “Batmobile”. Se fabricaron únicamente tres unidades que se pusieron en manos del socio habitual de Ford, el equipo Team Zakspeed USA.
DEBUT VICTORIOSO… Y YA
Klaus Ludwig fue el encargado de probar el coche en el circuito Moroso Motorsport Park en Florida (EE. UU.), con resultados muy prometedores. El 21 de agosto de 1983 el Ford Mustang GTP debutó con victoria en el circuito de Road Atlanta pilotado por Tim Coconis y Klaus Ludwig. En todo caso, se trató de un triunfo engañoso, pues fue una carrera marcada por la lluvia y sin casi rivales en la clase GTP. Además, se usó el motor BDA turbo 1.7, ya que el definitivo no estuvo listo hasta 1984.
Lamentablemente para el proyecto, ni el coche resultó tan rápido como prometía ni la fiabilidad estuvo a la altura. El chasis y el motor eran excesivamente frágiles, lo que condenó al equipo, ya que no volvería a obtener ninguna otra victoria ni en 1983 y 1984. De hecho, abandonaron en 11 de las 14 carreras que disputaron. Ludwig consiguió ser 5º en el Grand Prix of Sonoma de 1984, posición que repitió a final de año en Daytona, acompañado de Tom Glory.
El Ford Mustang GTP no volvió a correr y el problemático proyecto se canceló, aunque por el camino nos dejó uno de los Mustang más espectaculares de la historia. Hace unos años, apareció un vídeo desconocido del coche compitiendo en aquella primera y victoriosa carrera en Road Atlanta. En él podemos disfrutar del espectacular prototipo en acción, con llamaradas saliendo por el escape incluidas. Qué pena que su fracaso fuese igualmente espectacular.