Para la década de los ochenta ya estaba bastante claro que el gusto de los compradores estadounidenses había abierto bastante sus horizontes más allá de lo que la industria americana del automóvil podía ofrecer. Circulaban por aquel entonces en las carreteras norteamericanas utilitarios europeos y japoneses, y en cuanto a vehículos de lujo en muchos casos los Cadillac y Lincoln habían sido reemplazados por Mercedes-Benz y Jaguar.
Los fabricantes estadounidenses se habían dado cuenta hace años de que en muchos casos la mejor estrategia comercial era combatir el fuego con fuego, por lo que decidieron importar modelos de procedencia europea con diversos resultados. Por ejemplo, los Ford Capri gozaron de gran popularidad en América, al igual que los Talbot Horizon, vendidos como Plymouth Horizon y Dodge Omni, que fueron esenciales para mantener a flote a Chrysler. Peor resultado tuvo el Pontiac LeMans en los ochenta, que era un Opel Kadett fabricado por Daewoo, pero no fue nada comparado con batacazo que supuso el Ford Sierra.
MERKUR: UNA NUEVA MARCA PARA UN COCHE FUTURISTA
Al igual que había ocurrido en el pasado con el Capri, el Ford Sierra no se vendería en Estados Unidos bajo la marca Ford. En su lugar la compañía decidió inaugurar una nueva firma exclusiva para Norteamérica a la que llamaron Merkur, que curiosamente es la palabra alemana para Mercury, que era otra de las divisiones de Ford.
Merkur fue anunciada al público a finales de 1983, y los planes era que los coches, basados en el Ford Sierra, pero con modificaciones realizadas por Karmann para cumplir la normativa americana, llegasen al mercado a partir de 1985. Dado el éxito que tuvo el Capri en el país fueron más de ochocientos concesionarios de Lincoln-Mercury los que firmaron para vender también los Merkur.
El coche se importó en su versión XR4i de tres puertas, pero el motor V6 con el que se vendía en Europa no cumplía con los requisitos de emisiones establecidos en Estados Unidos, por lo que hubo que buscar otra mecánica. En su lugar el V6 fue reemplazado por un motor de cuatro cilindros en línea 2,3 litros que compartía con los Mustang SVO y los Thunderbird Turbo, que desarrollaba 175 CV para la versión manual de cinco velocidades y 145 CV para el modelo automático de tres velocidades.
Cabe mencionar que en Europa los únicos Sierra con Turbo eran los Cosworth con motor de 2 litros, sin tener en cuenta la variante turbodiésel. El coche terminó vendiéndose como Merkur XR4Ti, pues el nombre Sierra ya estaba en uso por General Motors, que comercializaba las GMC Sierra y los Oldsmobile Cutlass Cierra.
UN BUQUE INSIGNIA PARA SALVAR LA MARCA
Ford Motor Company tenía previsto vender entre 15.000 y 20.000 Merkur por año, pero el resultado fue que en los dos primeros años tan solo se vendieron 26.000 coches, cifras que se desplomaron en picado poco tiempo después. Con la temporada de 1988 en mente, a mediados de 1987 aparece en el mercado americano el Merkur Scorpio con motor V6 de 2,9 litros, y era un homólogo del Ford europeo con el que compartía nombre.
Pero esta lujosa berlina no logró mantener a flote a Merkur. Había varios problemas, uno de ellos era que el Scorpio era bastante similar a otros modelos de la compañía en América como el Mercury Sable y Ford Taurus, además la fluctuación entre el valor del dólar y los marcos alemanes en aquel momento hacía que los precios de estos coches variasen mucho, alejando a posibles compradores.
Los responsables de los concesionarios Lincoln-Mercury alegaron que con suerte lograban vender dos de estos coches por año. Ante esta crítica situación la compañía debía rediseñar los coches para implementar elementos de seguridad pasiva como los airbags, o en su lugar cinturones de seguridad automáticos de cara a 1990, una costosa inversión que no merecía la pena realizar y que fueron las razones por los que Merkur terminó desapareciendo en 1989 con uno de los mayores fracasos de la compañía desde el desastroso Edsel.