No hay duda de que el Datsun 280ZX Turbo es una de las versiones más especiales, y sí, también una de las más potentes y veloces, del mítico modelo nipón. Fue un coche, sin duda, desarrollado para aumentar las prestaciones del coupé japonés, pero también para aprovechar la moda turbo imperante en los años 80.
Aquella década fue sin discusión la “Era Turbo”. Este sistema de sobrealimentación tuvo su época dorada en la década de 80 gracias a diferentes factores, como su masivo empleo en competición y la facilidad para aumentar las prestaciones de casi cualquier coche. Renault lo implementó por primera vez en la Fórmula 1 con el famoso RS01, más conocido como la «Tetera amarilla». Luego se extendió por otras competiciones como los rallies -acordaos de las bestias del Grupo B-, la IMSA norteamericana, donde aparecieron auténticos monstruos con más de 1.500 CV, o el Grupo C de la FIA, donde también se vieron máquinas de locura.
No había nada más genial en los 80 que tener en la trasera de tu coche la palabra “Turbo”, era sinónimo de deportividad, de potencia y de competición. Y, obviamente, las marca se aprovecharon de ello y pusieron en circulación algunos de los modelos más míticos de su tiempo, entre los que, por supuesto, estaba el Datsun 280ZX Turbo. No obstante, en algunos casos, que un motor turbo estuviera presente, no significaba que las prestaciones fueras espectaculares, ahí estaba el Renault 11 Turbo y sus 115 CV, pero en el caso del 280ZX Turbo, las prestaciones frente al resto de opciones de la gama si crecían, y bastante.
LA VERSIÓN MÁS POTENTE DEL ÚLTIMO DATSUN
El Datsun 280ZX, también conocido como Nissan 280ZX, apareció en 1978 y era, lógicamente, la evolución del Datsun 280Z –la generación S30– y supuso un cambio importante con respecto a los modelos anteriores. Los 240Z, 260Z y 280Z eran considerados auténticos deportivos, pero el 280ZX estaba más enfocado al segmento de los Gran Turismo y su deportividad era un poco menor. De todas formas, Nissan ya tenía previsto decir adiós a Datsun como marca y poner en circulación en la década de los 80 un nuevo deportivo llamado Nissan 300ZX, basado en el monocasco del Datsun 280ZX.
Así, pues, el 280ZX fue el último automóvil en lucir orgullosamente el nombre de Datsun y se fabricó hasta 1983. Pero esto no supuso el adiós de la saga Fairlady, los Nissan 350Z, 370Z y el último Nissan Z –o Nissan 400Z–, son los descendientes más modernos de aquella saga que arrancó en la década de los 70 y cuya denominacón, según se dice, tiene relación con la pelicula “My Fair Lady” de 1964, con Audrey Hepburn como protagonista.
Independientemente al origen del apelativo Fairlady, el Datsun 280ZX Turbo fue la variante más potente del último Datsun, y se presentó oficialmente en 1981. Se basó en el 280ZX estándar, pero incorporaba algunos detalles específicos más allá, claro está, del motor turboalimentado. En el momento de su lanzamiento, era el coche de origen japonés más rápido de Estados Unidos y contaba, por ejemplo, con un interior que había sido diseñado teniendo en cuenta a los propietarios estadounidenses y por ello, incorporaba una buena dosis de “innovacón tecnológica”, como un tablero digital o un sistema de información por voz –avisaba, por ejemplo, de si se había dejado una puerta abierta–.
LA RECETA TÍPICA PARA EL DATSUN 280ZX TURBO
Si te gustan los deportivos japoneses de los años 80 y el Datsun 280ZX Turbo tiene todo lo que le pides a un deportivo nipón, deberías saber que Henderson Auctions sacará una unidad a subasta el próximo día 18 de mayo –la que puedes ver en las fotos– y a fecha de redacción de este artículo, la oferta más alta era de 6.750 dólares. Muy poco dinero por un coche como el que puedes ver en las fotos, aunque también hay que decir que se trata de una unidad que se ha disfrutado bastante, pues el odómetro marca 72.428 millas, unos 116.560 kilómetros.
No obstante, el Datsun 280ZX Turbo escondía cosas que, seguramente, harán las delicias de aquel que se quede con él. Por ejemplo, el motor era, en gran medida, el mismo que el usado en el 280ZX atmosférico, un seis cilindros en línea de 2.753 centímetros cúbicos, con un solo árbol de levas en cabeza y dos válvulas por cilindro, alimentado por inyección electrónica.
A este bloque se le añadió un turbo Garret TB03 con válvula de descarga interna, que soplaba a una presión de 0,47 bares. Además, también se añadieron pistones de aluminio con una cabeza que rebaja la compresión hasta 7,4:1. El resultado fue un aumento de casi 40 CV y 64 Nm de par, que dicho de otro modo, son 180 CV a 5.600 revoluciones y 275 Nm de par a 2.800 revoluciones. Poderío que llegaba a las ruedas traseras mediante un cambio manual de cinco relaciones, o bien, uno manual de solo tres marchas.
Hoy no destaca por sus cifras, ni siquiera en cuanto a prestaciones –la velocidad máxima declarada era de 208 km/h y el 0 a 100 km/h, por ejemplo, se completaba en 7,4 segundos–, pero pocos automóviles actuales pueden ofrecer las sensaciones de conducción de un japonés de los 80 como este.