Para la década de los años veinte ya estaba bastante claro que el automóvil había llegado para quedarse, al menos en Estados Unidos. Fueron unos años muy importantes para la industria del país, Ford se hizo con Lincoln además de relevar el Modelo T con el Modelo A, y también se fundó Chrysler Corporation, el tercer gran grupo automovilístico americano que casi cien años después sigue en activo.
Por su parte también fueron buenos tiempos para General Motors, en 1926 Chevrolet superó por primera vez a Ford en ventas, iniciando una rivalidad histórica. A su vez, este grupo de Detroit estaba fijando su estrategia comercial, y en lugar de tener varios modelos de distinta gama bajo un mismo nombre, el prestigio del vehículo lo determinaría las distintas marcas que formaban GM.
LASALLE, LA MARCA QUE INTRODUJO EL DISEÑO
En 1927 General Motors decide introducir al mercado una nueva firma a la que bautizan como LaSalle en honor al explorador francés René Robert Cavelier de La Salle, algo que ya ocurrió en el pasado con Cadillac que recibía el nombre de otro explorador francés que fundó la ciudad de Detroit.
En los años veinte GM contaba con un amplio abanico de compañías que se situaban en orden ascendente en la gama de esta manera; Chevrolet, Pontiac, Oakland, Oldsmobile, Viking, Marquette, Buick, LaSalle y Cadillac. En muchos casos eran marcas complementarias como en el caso de Oakland y Pontiac o LaSalle y Cadillac.
Toda esta estrategia puede parecer un tanto absurda, y algunas de estas marcas terminaron desapareciendo, aunque cinco de éstas lograron sobrevivir hasta la llegada del siglo XXI. Fue en 1927 cuando General Motors contrató a un joven diseñador llamado Harley Earl, que introdujo una nueva filosofía a la compañía que era la de presentar nuevos diseños para los coches cada año, renovando así el interés del público.
Uno de los primeros trabajos de Earl para General Motors fue diseñar el primer LaSalle, un coche que se basaba en la plataforma de los lujosos Cadillac V8. El diseñador americano llegó a tomar como inspiración los Hispano-Suiza de la época para crear un producto que estaba un peldaño por debajo en precio que Cadillac, pero que tenía unos atributos distintos como una línea más estilizada o un comportamiento más ágil gracias a chasis más cortos.
EL FIN DE UNA MARCA POPULAR
Los primeros LaSalle de 1927 contaron con bastante éxito comercial y recibieron alabanzas por parte de la prensa del momento. Estos lujosos y modernos automóviles que montaban potentes motores V8 fueron muy populares, y sus diseños seguían dejando boquiabierto al público año a año.
Pero el inicio de la Gran Depresión en 1929 hizo que la industria del automóvil americana se tambalease por completo, y los fabricantes de coches de lujo se vieron especialmente sacudidos. LaSalle logró sobrevivir al crac del 29, llegando a arrebatar bastante clientela de compradores potenciales a Cadillac, que se decantaban por una alternativa más económico y de igual calidad.
Hasta 1934 LaSalle empleó siempre motores de ocho cilindros en V que compartía con Cadillac, pero a partir de ese año y hasta 1936 también usaron un bloque de ocho cilindros en línea de Oldsmobile. También a partir de 1934 las carrocerías de todo General Motors sufren un amplio rediseño, con unas formas muchos más modernas, que se tradujeron en unos LaSalle que adoptaban una calandra vertical, similar a la de los Packard de la época que siempre fueron la marca rival más directa.
Pero LaSalle tenía un volumen de ventas muy similar al Lincoln Zephyr y estaba a años luz de las cifras de fabricación del Packard 120, y con Cadillac cada vez en una mejor situación a lo largo de los años treinta, los días de la marca nacida en 1927 estaban contados. El último año para LaSalle fue 1940, y para 1941 Cadillac presentó la Serie 61 como sustitutos en su catálogo. En total se vendieron unos 205.000 LaSalle en los 14 años que la marca estuvo en el mercado, nada mal para una firma de lujo que nació cuando iba a comenzar una de las peores crisis económicas de todos los tiempos.