A comienzos de los años sesenta España aún no era un mercado para deportivos; o al menos en grandes series. De esta manera, la aparición en 1963 del primer Alpine A-108 ensamblado por FASA fue un verdadero acontecimiento.
Es más, a la estatal SEAT -siempre mimada por el régimen- todavía le restaban varios años para la presentación de los 850 Coupé y Spider; todo ello, dicho sea de paso, tras un cuestionable intento de treta en el caso de la variante a cielo abierto a fin de eludir el pago a Bertone por su justo trabajo. Asimismo, si hablamos de ellos como deportivos es más por su estilo que por su concepción y desempeño.
Dicho esto, y a pesar de cómo incluso a día de hoy la rotunda afición por SEAT sigue ensombreciendo el legado de FASA, lo cierto es que la salida al mercado español de los Alpine nacionales supuso un antes y un después para las gamas deportivas relativas a la producción peninsular. Además, y lejos de actuar como una simple ensambladora, la factoría vallisoletana desplegó cierto margen de maniobra dando lugar a especificaciones propias.
Todo ello dentro de un plan muy cuidado para con la idea de los Alpine españoles, la cual había dado sus primeros pasos con la visita de diversos técnicos de FASA a los talleres del preparador galo en Dieppe a finales de 1961; desembocando, poco tiempo después, en la creación de un espacio propio para la producción de los Alpine con en torno a 30 empleados especializados. Un contexto donde, a las pocas semanas de haberse estrenado las primeras “berlineta”, comenzó la producción del A-108 Cabrio.
UN CIELO ABIERTO EN LA PRODUCCIÓN PENINSULAR
Aun sabiendo cómo FASA no pretendía vender sus Alpine al por mayor, no deja de ser llamativo -y meritorio- el esfuerzo desplegado por la misma nada más empezar la década de los sesenta. Es más, de aquellas SEAT sólo tenía en gama a los 600 y 1400C; asimismo, pensando en un mayor grado de refinamiento mecánico Authi con sus British Motor Corporation no fue fundada hasta 1963.
Así las cosas, la llegada de unos técnicos castellanos armados con lápices y libretas de notas a la sede de Alpine en Francia tuvo que ser, como mínimo, algo bastante exótico. No obstante, estos tomaron bien las lecciones, llegando incluso a manejar con destreza las complejidades inherentes a la fibra de vidrio. De aquellas un material bastante novedoso incluso para la industria francesa, italiana o británica.
Con todo ello, las primeras semanas de 1964 vieron al fin la comercialización regular de los Alpine A-108 tanto en versión “berlineta” como Cabrio. Equipados con el motor de cuatro cilindros, 845 cc y cigüeñal con tres apoyos estos rendían 37,5 CV para tan sólo 585 kilos en el caso de la carrocería cerrada y un poco más en el de la Cabrio. Además, la incorporación de piezas Nardi en la admisión y el escape -algo distintivo de los Alpine creados en FASA- entregó un cierto punto de potencia extra.
ALPINE A-108 CABRIO FASA, LO MÁS VELOZ
Más por su peso que por su mecánica el Alpine A-108 logró ser el automóvil de producción nacional más rápido de su época con hasta 140 km/h. Asimismo, mientras a las pocas unidades producidas el sistema eléctrico pasaba de 6 a 12 voltios también se añadían una barra estabilizadora en el eje delantero, cambios en la culata y nuevos árboles de levas al tiempo que la relación de compresión aumentaba hasta 8,85:1.
De esta manera, no hay duda sobre el carácter propio desplegado por los Alpine de FASA, capaces de escribir una trayectoria aparte respecto a la de los producidos en Francia gracias a multitud de pequeños y constantes cambios en su diseño. De hecho, en 1966 la contante introducción de nuevos elementos -culminados con nuevos carburadores y frenos de disco delanteros junto a la dirección y la caja de cambios del R8- forzó el estreno de la evolución A-108/1 con hasta 44 CV y una mayor estabilidad.
Además, gracias al ingenioso empleo de piezas utilizadas en los turismos de Renault la contabilidad de los Alpine era positiva para FASA aun con sus ventas más bien testimoniales; en el caso del Cabrio tan sólo 152 unidades -según registro del Club Alpine Valencia– sumando aquí las pertenecientes a las dos series del A-108 fabricadas desde 1963 hasta 1967.
LA LLEGADA DEL A-110 Y OTROS ECOS INTERNACIONALES
Con varios años de retraso respecto a su aparición en Francia, el Alpine A-110 hizo su llegada a FASA allá por 1967. De todos modos la espera bien mereció la pena pues, al fin y al cabo, ésta vino respaldada por un gran apoyo tanto de la propia Alpine -la cual movió ficha con el envío de Bernard Tramont como piloto oficial- como de la propia dirección de FASA, la cual amplió la cadena de montaje de los Alpine al tiempo que la dotaba con nuevos utillajes.
No obstante, todo aquello coincidió con la descontinuación de una opción a cielo abierto en la gama de los Alpine puesto que el A-110 sólo se comercializó como “berlineta”. Eso sí, más allá de su presencia en Francia y España el A-108 Cabrio tuvo una versión muy interesante en Brasil, país donde era producido por Willys bajo la denominación Interlagos Convertible llegándose a producir en torno a 900 unidades.
De todos modos, nos van a permitir una licencia muy personal a la hora de señalar a nuestro Alpine con habitáculo descubierto favorito. Y es que, a pesar de nuestra nada velada querencia por la restauración a estado original, resulta del todo imposible no caer rendido ante los encantos del Dinalpine Cabriolet mexicano llamado El Diablo sin Calzones.
Una unidad con palmarés en competición y que, gracias a sus transformaciones artesanales, es una verdadera máquina de carreras potenciada con un motor de más de dos litros aunque, al mismo tiempo, mantiene el espíritu impreso por Jean Rédélé a sus creaciones. ¡Órale!
NOTAS:
Si desea profundizar en la historia de los Alpine fabricados por FASA le recordamos cómo recientemente Renault ha donado una gran cantidad de documentación al Ayuntamiento de Valladolid, el cual lo está clasificando en el Archivo Municipal para su consulta por la ciudadanía.
Además, obviamente resultan referenciales las 102 cajas de documentos depositadas desde hace años en el Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Una fuente de información de lo más interesante donde incluso seguir la pista a las exportaciones de FASA a Sudamérica.