Durante este mismo año nos encontramos celebrando el 50 aniversario del Volkswagen Golf. Un vehículo definitorio no por ser excepcional en algo en concreto sino por ser sobrio, adecuado y correcto en todos y cada uno de los parámetros a tener en cuenta por el uso diario a cargo de familias y clientelas relativas a las clases medias surgidas con la expansión del consumo.
Es decir, si en el diccionario tuviéramos que poner una fotografía junto a la palabra “coche” ésta sería -posiblemente- relativa a una de las primeras generaciones del modelo germano. Y es que, más allá de elementos disruptivos o llamativas fichas técnicas lo más difícil es, precisamente, lanzar con éxito al mercado un automóvil sereno y eficaz en términos de fiabilidad, habitabilidad, rendimiento, consumo, seguridad, duración, mantenimiento y desempeño.
Algo en lo cual sólo coincide un selecto grupo de diseños donde, desde el Ford Model T hasta el Mini pasando claro está por el propio Golf, suelen ubicarse algunos de los mejores clásicos populares de todos los tiempos. Eso sí, ya que dichos automóviles cuentan en su haber con bases muy versátiles, la adaptación de los mismos a versiones deportivas capaces de animar la imagen de marca fue una constante desde sus primeros días.
PASOS PREVIOS AL COMPACTO DEPORTIVO
Así las cosas, mientras el Model T había protagonizado no pocas escapadas campestres -el desempeño de sus suspensiones es realmente llamativo- y los Mini preparados por Cooper lograban imponer su ley en el Montecarlo a mediados de los años sesenta, en 1976 Volkswagen presentó la variante GTI del Golf para definir así lo que hoy en día conocemos como “compacto deportivo”.
Sin embargo, aquel modelo no podía llegar con normalidad al mercado español debido a las fuertes medidas proteccionistas. Algo que, inevitablemente, nos hacer poner nuestro foco en un modelo -este sí relativo a la producción nacional- también presentado durante aquel mismo año: el Simca 1200 Ti.
SIMCA 1100, UN HITO PARA LOS COMPACTOS
Más allá de la aparición del Volkswagen Golf en 1974, la definición de lo que hoy en día entendemos por un vehículo compacto destinado a un público generalista viene incluso de algo antes.
En este sentido, ya durante los años sesenta se lanzaron al mercado europeo diversos modelos capaces de avanzar lo que habría de ser un automóvil familiar del segmento C tanto en diseño como habitabilidad o mecánica.
Algo a lo cual contribuyeron de forma decisiva pioneros de la tracción delantera como el Autobianchi Prímula; usado por Fiat como un banco de pruebas a fin de hacer sobre el mismo lo que aún no se atrevía a hacer sobre su gama mucho más conservadora, aún anclada en la propulsión trasera e incluso -dentro de sus segmentos inferiores- también en el motor colocado a la zaga.
Dicho esto, la presentación en París del Simca 1100 en 1967 marcó un hito fundamental. Y es que, incluso sin mostrar ninguna novedad, combinaba por primera vez dentro de un vehículo con unos cuatro metros las suspensiones independientes, la amplia quinta puerta para el espacio de carga, una excelente habitabilidad, el motor delantero en posición transversal y, por último, una adecuada relación calidad/precio para ganarse así el favor de una clientela masiva.
SIMCA 1200, LA EXCEPCIÓN ESPAÑOLA
Justo durante aquel mismo 1967 Eduardo Barreiros perdió el control efectivo sobre su factoría de Villaverde en pos de Chrysler Europa. De todos modos, aquello no impidió en absoluto seguir con los planes de traer a España al 1100. Eso sí, ya que la gama de Villaverde contaba con un hueco enorme en su zona media -polarizada entre el sencillo Simca 1000 y los imponentes Dodge Dart con seis cilindros- el modelo francés tendría que adaptarse a las necesidades locales.
Debido a ello, la cilindrada creció hasta los 1.204 cc usando el motor previamente instalado en los coupé 1200S ensamblados por Bertone. Realizado esto, en 1969 al fin llegaba el compacto de Simca al mercado español ahora bajo el apelativo de 1200 para rendir 59 CV. Todo ello enmarcado en una única versión inaugural: la GL.
A partir de aquí desde Villaverde se desplegó una panoplia de acabados y carrocerías realmente reseñable, llegando a tener en algunos momentos -la producción se extendió hasta 1979- hasta seis opciones diferentes ultimadas a su vez con múltiples opciones a escoger. No obstante, y a modo de resumen, quizás los lanzamientos más emblemáticos fueron el del GLE en 1970 -con la misma mecánica que el GL pero más y mejor equipamiento-, el del S “Special” en 1972 y el del Ti en 1976.
SOBRE LA DEFINICIÓN DEPORTIVA
Antes de seguir, vaya por delante una aclaración. Una aclaración referida al término “deportivo”, el cual ha sido utilizado de una manera tan vaga y manida que, en no pocas ocasiones, acaba siendo un significante hueco, vacío y difuso. Llegados a este punto, debemos recordar cómo más allá de emplearlo para vehículos con simples tintes de ocio o desenfado, lo “deportivo” va unido en el automovilismo a una buena relación peso/potencia, un centro de gravedad lo más bajo posible o un desempeño tan ágil como enérgico entre otras muchas características.
No obstante, toda idea ha de aterrizar siempre en la realidad material. Realidad material que, en la España de los años sesenta y setenta, era la que era; por ello, cuando hablamos de modelos “deportivos” dentro de la producción nacional hemos de insertarlo en su contexto. Un contexto donde, probablemente, los únicos deportivos auténticos fueran los Alpine fabricados en la FASA de Valladolid.
CRECE EL MÚSCULO EN LA GAMA ESPAÑOLA DE SIMCA
Dicho esto, acceder a un SEAT 1430 o un R8 TS ya era, en resumen y comparación, lo más parecido a poseer un deportivo para el público español medio de los años sesenta y setenta. Un escenario donde, a fin de cuentas, la aparición del Simca 1200 S “Special” con sus 1.294 cc y 75 CV alimentados por un carburador de doble cuerpo resultaba suficiente a fin de sacar músculo prestacional.
De hecho, aquello suponía un salto enorme a la hora de unir lo “deportivo” con lo familiar dentro de la producción nacional, tradicionalmente acostumbrada a hacer lo posible con vehículos más ligeros y modestos como el Simca 1000 pues, incluso un SEAT 1430, resultaba bastante costoso para la media adquisitiva de aquella España aún en los años postreros del Franquismo.
DEL S AL SIMCA 1200 TI, UNA SENDA MARCADA POR LA “DEPORTIVIDAD” EN LOS COMPACTOS
Tras el lanzamiento del S en 1972 Chrysler España renovó la gama del 1200 dos años más tarde introduciendo nuevas versiones y acabados junto a un interior dotado con un nuevo y más seguro salpicadero al tiempo que ofertaba por primera vez una carrocería ranchera en la gama del compacto.
Pero aquello aún no era suficiente. Y es que, para mediados de los años setenta, empezaba a ser necesaria la incorporación de una variante “deportiva” en las gamas populares tal y como había hecho Volkswagen con la presentación del GTI en la familia Golf. Debido a ello apareció en 1976 el Simca 1200 Ti; una versión derivada de la gama española en la cual se estrenaba el motor con 1.442 cc que, años más tarde, montarían los Chrysler 150 S y GT ensamblados en Villaverde.
Alimentado por un carburador vertical Weber 36 de doble cuerpo, éste era capaz de entregar hasta 85 CV para hacer así del Simca 1200 Ti un vehículo dotado de nervio pero, al tiempo, también de agarre y buen comportamiento gracias a sus barras de torsión en ambos ejes. Además, la fiabilidad ya mostrada por la saga 1200 se daba por supuesta, contando con un cigüeñal firme con hasta cinco apoyos. En suma, era un compacto deportivo con todas las de ley; más aún en un mercado donde, modelos como el Golf GTI, aún resultaban ser exóticas rarezas de importación.