Mille Miglia 2024 Turín
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Crónica de la Mille Miglia 2024, un viaggio infinito

La última edición de la Mille Miglia deja la victoria -ya serial- de la tripulación formada por Vesco y Salvinelli a bordo del Alfa Romeo 6C 1750 SS Spider Zagato del año 1929.

“¿Por qué corro la Mille Miglia? Ver esa caravana de 450 vehículos, vivir la pasión, la profesionalidad de los competidores con sus coches de los años treinta y cuarenta es enorme. Además, recorrer Italia así, con gente de todas las edades que te sigue por todas partes, es algo maravilloso. Una experiencia única”. Así de explícito se mostró, en exclusiva para LA ESCUDERÍA, Giancarlo Fisichella (ex piloto de F1) tras completar la tercera etapa, que partió en Viareggio y terminó en Roma, previo paso por Lucca, Castiglione della Pescaia y Ronciglione.

Una, sin duda, de las más sugestivas que enmarcan esta corsa senza tempo, este viaje infinito que volvió a adjudicarse, por cuarto año consecutivo, el binomio formado por Andrea Vesco y Fabio Salvinelli con su Alfa Romeo del 1929. Un mordisco eterno a la historia de esta carrera, en cierta manera equiparable al calibre de las gestas que inmortalizaron otros fenómenos del pasado como Marzotto, Juan Manuel Fangio, Tazio Nuvolari o Stirling Moss.

LA MILLE MIGLIA 2024

“Esta edición de 2024 ha sido fascinante. 2.200 kilómetros. Brescia-Roma-Brescia en sentido anti horario. Tras muchas décadas hemos vuelto a Turín y Génova (capital europea del deporte este año). No se visitaban desde 1947-48, los años dorados de esta carrera histórica”. Son las palabras de Beatrice Saottini, presidenta de la Mille Miglia, quizás una de las mejores -y más necesarias- teselas que componen el mosaico de una Italia poética, contradictoria, bella. Construida a toda velocidad hace algo más de un siglo, de ahí su apremiada celeridad para -como país- sostenerse en puntos firmes capaces de poner a todos los italianos de acuerdo.

Porque Italia se hermana en el dolor, pero también en la Nazionale, el Festival de San Remo o la pasión por la velocidad. “Esta manifestación histórica -entonces (1927-57) prueba de velocidad en línea- supone hoy una enorme fuerza de cohesión. Con la Mille Miglia hemos salido de la II Guerra Mundial y superado la posguerra. Suponía un hilo emotivo que representaba Italia entera. Una señal de identidad y sentido de pertenencia”, recuerda. Tiene razón Saottini.

El país crecía, y la gente tomaba conciencia de su italianità. Se reconocía en un desarrollo tecnológico importante y una audacia vestida de bólidos sofisticados. De gasolina y velocidad. Era un periodo de pilotos estilosos: Piero Taruffi, Stirling Moss, Alberto Ascari, el español Alfonso de Portago Grandes héroes. Con idéntica magnitud a la del boxeador Primo Carnera, los ciclistas Bartali y Coppi, Adriano Celentano en la canción y Roberto Rossellini en la gran pantalla. Todo eso era la Mille Miglia, quien el mismísimo Enzo Ferrari se atrevió a bautizar como la corsa più bella del mondo. Una apología del avance, pero también del costumbrismo, del folclore. Era y es Italia, en todos sus asteriscos, pero también en sus múltiples y enrevesadas esferas. La quintaesencia de la bota.

DISECCIÓN DE UN TESORO

En esta Mille Miglia 2024 han sido 33 los países representados. VIPs como Fisichella o Miki Biasion (dos veces Campeón del Mundo de Rallies). Un recorrido diseccionado en cinco etapas, con la primacía de dos firmas automovilísticas representadas en Alfa Romeo y Bugatti. Autos de época infinitos que han participado en las pruebas crono, siempre custodiadas por mar y montaña, llanuras, ríos, viñedos y arte. También por gente; por almas.

Desde el inicio han impuesto su tiranía los gigantes Andrea Visco (cinco victorias totales en su haber) y Fabio Salvinelli, casi siempre seguidos por las tripulaciones Fontanella-Covelli y Alviverti-Valente. Así comenzaron la tercera etapa, que antes de mimetizarse con el embrujo decadente romano, tocó Pontedera (patria de la Vespa) y – entre cipreses seculares- se asomó a la tierra del compositor Giacomo Puccini. Grosetto y Viterbo (la ciudad de los Papas) completaron este crisol de estilos y colores, de historia y luchas intestinas pasadas.

La vuelta hacia Brescia de esta enorme cometa de carretera, que ha corrido siempre en paralelo a la Ferrari Tribute (la corsa dentro de la corsa), tuvo paradas en Siena, Prato, Chianti y San Gimignano. Se acercaba el final, y emergía una variación: Fontanella y Covelli, con su Lancia Lambda Casaro VII Serie, se ponían segundos. La emoción estaba servida.

42º REVOCACIÓN HISTÓRICA DEL FRECCIA ROSSA

La página conclusiva de esta pasarela del motor, del lujo y la excelencia vanguardista italiana -con espacio también para los románticos de la adrenalina- era para Trieste, Sirmione (asomada al lago de Garda), Salò (último bastión de Mussolini y el Fascismo), los arrozales del río Po y la esbelta Ferrara, entre otros lugares significativos del made in Italy.

No hubo espacio para la sorpresa. Vesco y Salvinelli agrandaron aún más su dinastía, y de alguna manera esta pasarela de ruido y rosas pareció evocar pasiones que se antojaban olvidadas. Y es que si la Mille Miglia es -junto a la Targa Florio o Le Mans– la responsable del desarrollo de la categoría Gran Turismo (ayuda al crecimiento de marcas como Ferrari, Porsche, Maserati…), las Mil Millas nacieron y crecieron en realidad como carrera de resistencia-velocidad en carreteras abiertas al tráfico. Hubo un periodo, incluso, que formaba parte del calendario mundial de Gran Prix. El desenfreno vital duró hasta el accidente que le costó la vida al ferrarista Alfonso de Portago. Hasta entonces, los duelos habían sido sencillamente épicos.

Cuando los dueños de este póquer eterno abrazaron la historia en la línea de la meta bresciana, superando así la mítica pareja formada por Giuliano Canè y Lucia Galliani (triplete entre 1998 y 2000), las crónicas de la zona ya tiraban de poesía para enmarcar la obra: “ha sido un crescendo rossiniano”. Sí, en honor al compositor Gioachino Rossini, el Mozart italiano. Con música todo es más fácil de entender. Sobre todo, cualquier manifestación de la siempre grácil y compleja Italia. Especialmente si tiene que ver con su simbiótico motor.

Una crónica de Julio Ocampo. Fotografías de Mille Miglia.

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Escrito por La Escudería

LA ESCUDERÍA es la principal página web en español dedicada a los Coches Clásicos. Le damos a todo tipo de maquinaria que se mueva por sí misma: Desde coches hasta tractores, desde motos a autobuses y camiones preferiblemente animados por combustibles fósiles...

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