Lancia ha resurgido de sus cenizas con un nuevo Ypsilon que, para los lancistas más acérrimos, no tiene nada de Lancia y sí mucho de Peugeot – de 208 más concretamente–. Y si tenemos en cuenta lo que ha prometido la marca, lejos quedarán coches como el Lancia Thema, un sedán que se presentó en la década de los 80, en el salón de Turín de 1984 para ser más exactos.
Diseñado por ItalDesign en su carrocería de tres cuerpos, y por Pininfarina en el caso del familiar, fue uno de los resultados del llamado «Proyecto 4”, del cual, también surgieran coches como el Alfa Romeo 164. Era, por así decirlo, la variante elegante y distinguida dentro del proyecto, pero claro, al más puro estilo italiano. El Thema era un coche que desprendía clase y estilo, aunque no cabe duda de que nació en los 80.
El Lancia Thema tenía mucho trabajo que afrontar cuando llegó al mercado, y no lo tendría nada fácil. Por un lado, debía borrar la mala imagen que había acumulado Lancia durante los años 70, debía reemplazar al Gamma, tenía que ser «muy Lancia”– innovación, avances técnicos, motores de última generación… – y además, tenía que hacer frente a coches como su «primo» el Alfa 164, al Opel Senator, al Ford Scorpio, al Renault 25 o, por poner un ejemplo más, al Rover 827 Vitesse – Motor 16, en el número 326, lo llegó a enfrentar con el Mercedes 260 E y con el Audi 200 Turbo, además de los antes mencionados–.
¿Cumplieron con los objetivos? En parte. El Thema se ganó toda clase de elogios por parte de la prensa, gracias a una calidad general por encima de lo acostumbrada en Fiat, presumía de chasis galvanizado –se evitaban los problemas de corrosión de otros Lancia–, montó motores muy potentes –entre 165 y 215 CV–, contó con un equipamiento muy completo y estuvo nada menos que 10 años a la venta, tras lo cual, fue reemplazado por el Lancia Kappa, que resultó ser un auténtico fracaso–. El Thema no se puede considerar un fracaso, se vendieron unas 370.000 unidades durante su vida comercial, lo que permitió superar al Alfa Romeo 164 y quedarse muy cerca del FIAT Croma, cuyas ventas rondaron las 400.000 unidades.
A LA VANGUARDIA DE LA TÉCNICA EN LOS 80: MOTORES TURBO
Hablar del Lancia Thema es, inevitablemente, hablar del 8.32 “by Ferrari”, de aquella versión que estaba equipada con un V8 atmosférico fabricado en Maranello. Fue la versión más prestacional y la más refinada del sedán italiano, y claro, el caché de su motor es suficiente para que sea la variante más deseada y más recordada, pero el centrar la atención en una sola versión, por muy buena y prestacional que sea, suele provocar que se pasen por alto otras opciones más que interesantes, y además, más interesantes por lo que representaron en su momento.
Versiones como los Lancia Thema i.e. Turbo y Lancia Thema TD, dos variantes a la vanguardia de la técnica allá por la década de los 80, pues sus motores turboalimentados eran lo máximo en desarrollo técnico, uno alimentado por gasolina y otro por gasóleo. Los motores turbo tuvieron en los años 80 un terreno especialmente abonado gracias a la competición; en aquellos años, la Fórmula 1 adoptó los motores turbo y se llegó a lograr potencias de más de 1.000 CV; los rallies vieron como los Grupo B llevaron las prestaciones y los cronómetros al límite, mientras que el Grupo C de la FIA y incluso la IMSA norteamericana, experimentaban una escalada de potencia y prestaciones sin precedentes gracias a la sobrealimentación por turbocompresor.
Así, con la adopción del turbocompresor, Lancia sumaba ese avance técnico que se esperaba de una marca, cuyo pasado, está plagado de innovaciones y de soluciones técnicas de primerísimo nivel. Con el motor de gasolina turbo, se adentraba no solo en la tecnología prestacional más de moda, también se metía de lleno en terreno de Audi, de SAAB y de Volvo, auténticos especialistas en motores turbo. Mientras tanto, con el turbodiésel, Lancia se unía a un segmento que creía cada año que pasaba con toda clase de lanzamientos, a cada cual mejor que el anterior.
Es evidente que las prestaciones y las cifras anunciadas por la firma italiana eran muy dispares, ya fuera para el gasolina turbo o para el turbodiésel, pero eran dos motores que colocaban a la marca donde necesitaba estar: en el meollo del segmento, frente a lo más granado del resto de marcas rivales.
LANCIA THEMA TURBO Y LANCIA THEMA TD, VIRTUALMENTE IGUALES, PERO EN REALIDAD, MUY DIFERENTES
Si hacemos caso a la prensa de la época, el Grupo Fiat necesitaba un modelo de alta gama que pudiera ocupar el lugar más exclusivo de la gama, un “tope de gama”. Ese coche era el Lancia Thema que, además de llegar a ocupar la tercera posición dentro de la votación al Coche del año 1985, se ganó el favor de muchas publicaciones de la época. Todas tuvieron buenas palabras y mejores opiniones para el sedán italiano, lo que demostró que Lancia había hecho su trabajo, y lo había hecho bien, y que al poner en circulación los Thema i.e. Turbo y Thema TD, lo había hecho todavía mejor. Es cierto que había versiones más potentes, y también menos potentes, pero estas dos representaban el equilibro en todos los apartados.
Así, el Thema i.e. Turbo se veía animado por un cuatro cilindros “dos litros” –1.995 centímetros cúbicos y carrera larga; 84 por 90 milímetros– que gracias a un turbo Garret con intercooler, rendía 165 CV a 5.500 revoluciones y 26 mkg a 2.500 revoluciones, con caja de cambios de cinco relaciones y tracción delantera. El Thema TD, por su parte, se iba hasta los 2.445 centímetros cúbicos –pero con carrera corta… 93 por 90 milímetros para diámetro y carrera–, turbo KKK e intercooler, para lograr entregar 100 CV a 4.100 revoluciones y 22,1 mkg de par a 2.300 revoluciones. También contaba con cambio manual de cinco relaciones y tracción delantera.
La revista Autopista, en su número 1.335, publicada en febrero de 1985, probó ambas versiones y destacó varias cosas que, para todos los detractores de las firmas italianas, resultarán extrañas. Por ejemplo, en la prueba se decía que presentaban un grado de acabado poco habitual en modelo italiano, al tiempo que ofrecían un excelente comportamiento –dirección muy precisa, estabilidad bien lograda y suspensiones bien puestas a punto– y un buen confort. Pero, sobre todo, alabaron el funcionamiento de los motores. Hubo mejores palabras para el gasolina, más refinado y de respuesta más rápida y ágil, sin olvidar el rendimiento de un motor turbodiésel que superó las cifras anunciadas en el ya consabido banco de potencia, con unos consumos muy aquilatados.
Dos versiones de un mismo coche eclipsadas por el Thema 8.32 y por el Thema Turbo aparecido en 1992, que, con un motor procedente del Lancia Delta Integrale, rendía 205 CV. Pero, sin embargo, representaban, como decía la prensa de la época, las opciones más equilibradas y que, en un primer momento, se llegó a pensar que serían las únicas que Lancia ofrecía en España.