Quien tenga algo de ojo en relación a los Volkswagen históricos podrá identificar en el Bianco S los grupos ópticos delanteros del Type 4.
Un modelo comercializado en Brasil -donde la casa germana cuenta con una filial desde 1953- y que, a la postre, también prestó algunas de sus piezas a la fabricación del coupé SP2.
Una auténtica delicia en diseño de carrocería tan sólo comercializada en el país sudamericano; la cual, de haber trascendido sus fronteras, posiblemente hubiera representado un cierto descalabro comercial al no existir correspondencia entre sus líneas deportivas y los tan sólo 65 CV de su motor.
MÁS ALLÁ DEL SP, EN BUSCA DE UN DEPORTIVO LOCAL
De hecho, siquiera logró un éxito especialmente llamativo en el mercado local, donde por aquella época -hablamos de comienzos de los años setenta- tuvo que vérselas con los Puma GT y Willys Interlagos.
El primero equipado en la mayor parte de sus unidades con la misma mecánica ya vista en el SP -el manido 1600 firmado por Volkswagen- y, el segundo, con unas prestaciones similares aunque todo el encanto dado por ser la versión brasileña del francés Alpine A-108.
Así las cosas, resulta evidente cómo durante aquellos tiempos -turbulentos para Brasil tanto en lo político como en lo social- una escueta pero prometedora escena de automóviles deportivos locales intentaba abrirse paso a golpe de utilizar fibra de vidrio en las carrocerías y piezas provenientes de modelos generalistas en las mecánicas. Cuestión ésta en la que participó, de forma cuasi artesanal, el Bianco S de 1976.
CON EL “FUSCA” POR BANDERA
A finales de los años sesenta la política brasileña se encontraba marcada por la dictadura militar. Un régimen opresivo y nacionalista en el cual, como en la España franquista, existían fuertes restricciones a la importación de vehículos extranjeros.
Debido a ello Volkswagen do Brasil -felizmente instalada en el país desde los tiempos previos al régimen dictatorial- vio aumentar sus beneficios en base a un mercado protegido donde tan sólo debía competir con unas pocas referencias más. Una historia que, para bien o para mal, nos suena bastante por estos lares ibéricos.
Llegados a este punto, posiblemente el Tipo 1 -llamado “Fusca” por el pueblo brasileño- se alzó como el automóvil más popular de aquel momento y lugar tal y como en España lo hiciera el 600. Y no es para menos pues con su robustez y sencillez mecánica el Volkswagen logró adaptarse a los rigores de un país tropical con carreteras en mal estado y familias sin demasiado poder adquisitivo.
Asimismo, ya que como hemos dicho las importaciones estaban fuertemente restringidas los fabricantes y preparadores locales se las ingeniaron para trabajar con lo que había; motivo por el cual el sencillo “Fusca” en su versión 1600 fue la base para deportivos tan curiosos como el SP, el Puma GT o el propio Bianco S.
BIANCO S, CORAZÓN DE TIPO 1
Proveniente de Italia el entusiasta Ottorino Bianco recaló en Brasil a fin de buscarse la vida con los oficios más variopintos. No obstante, a finales de los años sesenta comenzó a pensar en serio su asociación con mecánicos y capitales locales a fin de crear su propia marca de automóviles.
Automóviles, claro está, restringidos a una fabricación cuasi artesanal en pequeñas series enfocadas a nichos comerciales muy concretos; algo que, no en vano, ya se había visto con claridad -y éxito- al examinar el devenir del automovilismo británico, con todas aquellas referencias muchas veces instaladas en el “Motorsport Valley” y que, con ingenio y audacia, habían sabido seguir la estela marcada por Cooper y Lotus.
Con todo ello, a comienzos de los años setenta Ottorino Bianco ya se encontraba trabajando en sus propios diseños para, en 1976, presentar al fin su biplaza Bianco S. Basado en multitud de piezas prestadas del Tipo 1, éste mantenía por completo la arquitectura del popular modelo siendo así un deportivo con motor trasero.
MALAS VENTAS QUE AHORA LO HACEN ALTAMENTE COLECCIONABLE
Asimismo, la incorporación de numerosos refuerzos laterales en acero demostró un cierto interés por la seguridad aunque éste fuera más instintivo que científico en su puesta de largo. Respecto a la mecánica, lo cierto es que el bloque Volkswagen 1600 no fue potenciado en exceso, logrando tan sólo 65 CV -los mismos que el SP- aunque, a decir verdad, tanto las dimensiones como la carrocería en fibra de vidrio prometían un peso muy reducido.
Desgraciadamente el Bianco S adoleció de una sólida red comercial como siempre suele pasar en estos casos; debido a ello no pudo salir del mercado local, logrando una producción que mientras las fuentes más pesimistas sitúan en torno a 180 unidades las más optimistas fijan en unas 400. Sea como fuese, este diseño artesanal es hoy en día una de las variantes -si se nos permite el término- más codiciadas entre quienes se interesan por las mecánicas montadas en los populares Tipo 1.
Imágenes: Auctions America