Ésta no la vimos venir, una Mercedes-Benz MB 100 AMG que tiene todo el aspecto de poner contra las cuerdas a la GMC Vandura de 1983 del recordado Equipo A. Se trata de una preparación que toma como base la popular furgoneta de la marca de la estrella fabricada en Vitoria. Además, no sólo se modificó el exterior, sino que también el interior está a la altura, pues se viste de lujo para la ocasión. Eso sí, el motor es diésel…
AMG había nacido en 1967 de la mano de un par de ingenieros de Mercedes, así que no es de extrañar que centraran su actividad en preparar modelos de la casa de la estrella. Uno de sus primeros coches fue el recordado AMG Mercedes 300 SEL 6.8, que acabó segundo en las 24 Horas de Spa de 1971. Aquello fue el inicio de una historia que acabó por la absorción completa por parte de Mercedes-Benz en 2005.
En este caso, nos encontramos ante uno de sus trabajos más curiosos, pues la Mercedes MB 100 no parece la mejor base para una preparación. Hablamos de la segunda generación del modelo -código W631- que, como la primera, se fabricaba en la factoría de la marca en Vitoria. Originalmente, equipaba un motor diésel de 4 cilindros y 72 CV de potencia, más que suficiente para desempeñar su trabajo con soltura.
LA MERCEDES-BENZ MB 100 AMG
La preparación de la furgoneta incluía un exterior revisado, con nuevos paragolpes, taloneras y pasos de rueda pintados en gris. El resto de la carrocería iba en negro ofreciendo un aspecto casi intimidante. Además, lucía un portamatrículas posterior en rojo que servía para unir visualmente los pilotos traseros. En el frontal, se elimina la estrella de la calandra y los faros incorporan una máscara para conformar dos ópticas dobles. Respecto a las llantas, éstas contaban con un diseño especifico y unas medidas de 8J x 15 con dos tamaños de neumáticos a elegir: 255/60 R15 H o 225/70 R15 H. Además, se rebajaba un poco la altura al suelo de las suspensiones.
El interior de la MB 100 se envolvía de lujo e incluía nueve asientos con la inscripción AMG y una mesa portátil, adelantándose a las modernas furgonetas en las que viajar en primera clase. En todo caso, se ofrecía la posibilidad de personalizarlo al gusto del comprador, vistiéndolo de cuero o alcántara con opciones como sistemas de vídeo o telefonía. Por supuesto, no faltaban elementos premium como los elevalunas eléctricos.
Mecánicamente, se proponía la motorización base era el 2,4 litros de origen, pero también podía montarse con las especificaciones del W123. Por lo tanto, la potencia llegaba hasta los 100 CV a 4.400 vueltas, un cifra más acorde a lo que uno esperaba del aspecto de la Mercedes-Benz MB 100 AMG. Además, también se podía pedir instalar un motor turbodiésel de 3 litros de cubicaje que rendía 120 CV a 4.300 vueltas. Con esa mecánica, ya se podía pensar en hacer frente a la furgoneta del Equipo A.
ÉXITO DISCRETO
Aquella primera furgoneta de AMG se presentó en el Salón de Fráncfort de 1986, junto al espectacular Mercedes 300 E 5.6 “Hammer”, la berlina más rápida del momento. El precio de origen era de 34.000 marcos, poco más de 17.000 euros, aunque esa cantidad podía dispararse se hacía un uso abusivo de la lista de opciones.
Tuvo cierto éxito en Centroeuropa, particularmente Alemania y Suiza, país este último siempre abierto a este tipo de rarezas. Lamentablemente, no tenemos constancia de que hayan sobrevivido muchos ejemplares, y es un pena, porque la Mercedes-Benz MB 100 AMG tiene su lugar en la historia, ya que fue la primera preparación sobre un vehículo diésel firmada por el especialista alemán. Curiosamente, no fue el único, pues Brabus también trabajó sobre la MB 100, aunque esa historia la contaremos otro día.