Miguel Sánchez
Cuando hablamos de automóviles compactos para las situaciones del día a día el Volkswagen Golf destaca como una referencia sin paliativos. Es más, siendo como es bueno en todo sin tener porqué ser excelente en nada resulta de entre todos el compacto más equilibrado posible. Todo un alarde de ingeniería y sentido práctico capaz de haber superado ya el medio siglo de historia con hasta ocho generaciones sucesivas.
Asimismo, ya enfocados dentro del campo de una cierta deportividad sus versiones GTI han definido lo que ha de ser un compacto deportivo desde 1976; año en el cual Volkswagen decidió potenciar al modelo aprovechando las bondades de un chasis capaz de asumir sin problemas la energía de un motor no sólo progresivo sino también fiable.
Dicho esto puede que el Golf no despierte las pasiones suscitadas por otros modelos de la competencia tan sobresalientes en algunos aspectos como deficitarios en otros. Sin embargo sí lo hará en quienes por encima de todo busquen el equilibrio y la compensación entre las partes, resultando en un automóvil capaz de haber definido -y seguir definiendo a pesar de malas experiencias aislada y particulares- a todo un segmento.
Así las cosas, la adquisición de un Golf GTI Mk2 -posiblemente la versión más icónica aunque no la más prestacional- se alza como una opción de lo más interesante para disfrutar de los clásicos en el día a día; más aun cuando el tiempo ha demostrado tanto el fácil mantenimiento de esta versión a excepción de algunos problemas menores con el óxido siempre y cuando la unidad en cuestión haya estado en lugares fríos y húmedos.
VOLKSWAGEN GOLF GTI MK2, EL TRIUNFO DEL EQUILIBRIO
Si tuviéramos que escoger a un GTI -o compacto deportivo- de los años ochenta en base a su estilo seguramente optaríamos por alguna versión del Lancia Delta con tapicería alcántara; aunque nos penalizaría el precio pues sería muy tentador irse a las costosas series Integrale.
Si en cambio lo hiciéramos en base a la ligereza pensando en trazar tramos revirados optaríamos por un Ford Escort RS Turbo o XR3i; pero también habríamos de tener en cuenta cómo sus motores se sitúan en el rango de potencia más bajo del segmento.
Asimismo, si ante todo priorizásemos el motor sin duda optaríamos por un Opel Kadett GSI pues cualquiera de sus tres motorizaciones sucesivas es más efectiva que la del referencial Golf GTI siendo la última -con 16 válvulas y 156 CV- una delicia en prestaciones y entrega; eso sí, tanto así que rebasa ampliamente a un chasis incapaz de asumir toda esa potencia a pesar de haber recibido importantes retoques en 1988.
Dicho esto, como vemos puede ser bastante difícil escoger un compacto deportivo de los años ochenta ya que mientras unos son excepcionales en algo otros resultan francamente mejorables en otras cuestiones. Un problema del cual no hemos de preocuparnos al optar por un Volkswagen Golf GTI Mk2 pues, aun no siendo sobresaliente en nada -absolutamente nada-, en conjunto es tan equilibrado y eficaz que sin duda se alga como el GTI más comentado y recordado de su época.
UNA BASE EXCELENTE PARA UN MOTOR ADECUADO
Volkswagen no es una marca nacida para apasionar sino para convencer. Convencer mediante la razón práctica del uso diario, mediante el uso en conjunto y el mantenimiento a largo plazo. Un campo donde se mueve a la perfección incluso cuando hablamos de modelos con cierto toque deportivo como el Golf GTI.
Un modelo al cual hemos de interpretar a través de su chasis, puesto a punto de una manera tan cuidada que no sólo resulta rígido o eficaz a la labor del tiempo; también es noble en sus reacciones a la par que previsible y fácil de llevar incluso cuando buscamos los límites del vehículo. Además esto se conjuga con una dirección directa y muy comunicativa, perfecta para quienes busquen el toque dinámico a la hora de hilvanar curvas.
Respecto al motor, la versión con ocho válvulas es más que suficiente -recuerde, lo decimos siempre: “no somos para tanto”; busque la versión por debajo de la más icónica y ésa será la mejor opción de compra- a fin de disfrutar en tramos dados a la conducción deportiva más aun si usted se está iniciando en el automovilismo clásico sin controles de tracción, dirección asistida o frenos ABS -introducidos en el Golf a partir de 1986-.
Todo ello con cuatro cilindros en línea y un cubicaje de 1.781 cc para rendir hasta 110 CV a 5.400 rpm en las unidades con catalizador. Por cierto, tenga en cuenta cómo durante sus tres primeros años en producción el Golf GTI Mk2 contó con inyección mecánica Bosch mientras que ya en 1987 se pasó a la electrónica Digifant; la segunda es más delicada aunque, a decir verdad, sólo presenta problemas con muy fácil solución.
UNA ALTERNATIVA CON MUY BUEN CHASIS
Bueno, pues dicho así la verdad es que no hay mucho más que comentar sobre el Golf GTI Mk2 a modo de clásico. Si acaso indicar lo reactivo de su motor incluso en la versión con 8 válvulas, la amplia oferta de repuestos aún disponibles, unos consumos moderados -revise bien las tablas, pues sumando las versiones dadas en base a combinar dos tipos de inyección así como catalizaciones o no hay al menos cinco variantes- o la conveniencia de cambiar las llantas originales por otras con perfil bajo.
No obstante, si aun con todo usted no bebe los vientos por este modelo no ha de preocuparse: existen alternativas sin los desajustes inherentes a las anteriormente indicadas. Y es que el Peugeot 309 GTI es una verdadera y desconocida maravilla. Para empezar, su chasis con vías anchas y una batalla nada exagerada -sólo 5 cms más que la del 205- redunda en una estabilidad y aplomo a prueba de los peores baches combinados con las manos más inexpertas en medio de una carretera con curvas.
Un excelente punto de partida a fin de confrontarse al Golf GTI, dejándolo definitivamente atrás cuando analizamos su motor 1.9 capaz de entregar alrededor de 130 CV ya en su primera versión; 160 CV cuando ponemos nuestra mirada en la versión con 16 válvulas estrenada en 1989. Todo ello con un peso que mientras en la primera versión es de 930 kilos en la segunda sólo aumenta hasta los 975. En suma: potencia, agilidad, un chasis excelente y además las bondades en precio propias de un modelo mucho menos conocido y recordado que el Golf GTI Mk2. Piénselo.
