Los tesoros que se esconden en las profundidades marítimas siempre despiertan un especial interés, y más todavía cuando esa fascinación por lo desconocido se junta la historia de un automóvil único y perdido para siempre. Fue el caso del Chrysler Norseman, un prototipo de 1956 diseñado de manera conjunta con Ghia y que se hundió en el Atlántico junto al buque que lo transportaba.
Este automóvil formó parte de una larga serie de “concept cars” creados por la Chrysler Corporation desde 1951, con la llegada de Virgil Exner como nuevo jefe de diseño de la compañía y que los italianos de Ghia se encargaron de realizar, plasmando las ideas en bellas carrocerías.
UN PROTOTIPO MUY AMBICIOSO
Los planes para el Norseman comenzaron en 1953, y tuvo que pasar más de un año para que el proyecto avanzase más allá de la fase de bocetos. Posteriormente el coche tardó más de quince meses en ser construido, pues aparte de ser fabricado de forma prácticamente artesanal la carrocería estaba realizada completamente en aluminio, algo casi insólito para la época.
Pero la complejidad técnica no acababa ahí, pues el coche contaba con una trasera estilo fastback con un parabrisas delantero envolvente y un lateral carente de pilar B, que aseguraba una gran integridad estructural gracias a unos arcos estructurales de acero. Esto también permitía operar un techo panorámico automático de grandes dimensiones.
La mala suerte quiso que el coche estuviese listo a tiempo para salir de las instalaciones de Ghia en Turín para montar en el SS Andrea Doria el 17 de julio de 1956. Este lujoso buque era uno de los más prestigiosos de la época, y por desgracia se hundió entre el 25 y 26 de julio de 1956 tras colisionar con un barco de origen sueco que se había desviado de su ruta. En total hubo que lamentar 51 muertes; 46 del Andrea Doria y 5 del Stockholm con el que chocó.
El Chrysler Norseman se perdió en aquel desafortunado accidente, y aunque el coche estaba asegurado, nunca llegó al que tenía que ser su destino; Nueva York, donde sería una de las grandes estrellas del salón del automóvil celebrado en la ciudad. Esto quiere decir que muchos dirigentes de Chrysler, incluido el diseñador Virgil Exner llegaron a ver el prototipo en persona, pero curiosamente el carrocero barcelonés Pedro Serra aseguró que vio el coche en Turín en una de sus visitas a Ghia en 1956.
LOS OTROS COCHES DEL ANDREA DORIA
Aunque el Chrysler Norseman es quizá el tesoro perdido más recordado de la tragedia del Andrea Doria se perdieron muchos objetos de gran valor, de los cuales ninguno ha sido recuperado dada la zona de difícil acceso en la que yace el buque y que por desgracia desaparecerán con el tiempo al igual que lo están haciendo los restos del Andrea Doria.
Este lujoso barco contaba con espacio para más de cincuenta automóviles, y al parecer Max Hoffman, el famoso importador de coches europeos a Nueva York, hizo un pedido de descapotables a Italia, entre los que había varios Lancia. No está claro el número exacto ni modelos que encargó, pero varias fuentes apuntan a que eran Lancia Aurelia B24 y que había entre nueve y media centena de unidades.
INFLUENCIAS DEL NORSEMAN
Aunque el Chrysler Norseman no llegó a ser presentado en público si se extendieron las pocas fotos que se realizaron del coche antes de su trágico desenlace. Este prototipo logró cautivar a muchos de quienes lo vieron y fue especialmente la forma de su trasera y tratamiento del habitáculo lo que más influencia tuvo.
Sin ir más lejos Plymouth, la marca de acceso de Chrysler Corporation, lanzó en 1960 unos cupés renovados que contaban con algunos rasgos muy parecidos a los del Norseman en cuanto al techo se refiere, y algo que remataría el Dodge Charger original de 1966. A mediados de los sesenta se presenta el Rambler Marlin, un coche con una trasera fastback diseñado por Dick Teague, que una década antes trabajó para Chrysler.
Imágenes: Chrysler, Ghia, Lancia, AMC