Entre todos los superdeportivos el Lamborghini Countach es aquel con una mayor vida en el mercado: ni más ni menos que 16 años desde su estreno en 1974 con el LP400 hasta el fin de producción con las últimas unidades del 25 Aniversario en mayo de 1990.
Una dilatada historia en la cual no sólo contempló la salida de varios iconos a firma de la competencia ejercida por Ferrari, sino que también evolucionó con hasta tres actualizaciones mecánicas significativas sin tener en cuenta la aparición de algunas subseries e incluso prototipos de desarrollo tan significativos como el Evoluzione.
En fin, una vasta panoplia a partir de la cual abordar la siguiente pregunta: cuál de todas las variantes del Countach es la mejor. Algo en lo que sin duda Valentino Balboni puede darnos una repuesta plena de autoridad en la materia, escogiendo para ello al LP5000 Quattrovalvole de 1985; un modelo donde el incremento de potencia desde los 375 CV del LP500S hasta los 455 CV del mismo marca la diferencia para bien.
Más aun si tenemos en cuenta los cambios en válvulas, carburadores, suspensión y anchura de las llantas; todo ello enfocado a proporcionar no sólo una mejor entrega de potencia desde bajas vueltas sino también un comportamiento más estable y controlable en situaciones comprometidas. Eso sí, ya que donde hay opciones hay diversas opiniones desde Girardo & Co se inclinan por señalar a la edición 25 Aniversario -última en la genealogía del Countach- como la más apropiada y deseable.
CUANDO EL DIABLO NO LLEGA A TIEMPO
Antes de nada hemos de indicar cómo las diferencias entre el LP5000 Quattrovalvole y el 25 Aniversario son realmente escuetas. Es más, en lo relativo a su mecánica ésta es exactamente la misma al cubicar en 5.167 cc con un par de de 501 Nm a 7.000 rpm gracias a la acción de sus 455 CV alimentados por inyección en el caso de las unidades destinadas al mercado estadounidense.
Dicho esto, lo mejor de cara a comprender la definición del Countach 25 Aniversario es retrotraerse hasta unos dos años antes a su aparición en 1988. De aquellas, un joven Horacio Pagani -recién llegado desde Argentina seis años antes con cartas de recomendación firmadas por Fangio- diseñaba con ambición de futuro nuevos elementos para la evolución del Countach.
Uno de ellos -posiblemente el primero- fue la toma de aire enfocada a ventilar los frenos traseros situada justo por delante de las ruedas traseras; definida por tres canalizaciones claramente tributarias al impactante estilo marcado por Pininfarina en el lateral de su Testarossa presentado en 1984.
Asimismo, los inmediatos ensayos con el Countach Evoluzione -un asombroso laboratorio de ideas capaz de poner la báscula por debajo de la tonelada– confirmaron a Horacio Pagani como un visionario en lo que se refiere al uso de materiales innovadores con la fibra de carbono a la cabeza.
En fin, una más que interesante serie de trabajos a pesar de los cuales resultaba imposible esconder la realidad: la mala situación financiera de Lamborghini estaba retrasando la aparición de un sustituto para el Countach.
LAMBORGHINI COUNTACH 25 ANIVERSARIO, LA ÚLTIMA SERIE
Cuando en 1987 Chrysler compró Lamborghini se salvó por de pronto la supervivencia de la casa italiana aunque, al mismo tiempo, resultó del todo imposible tener listo el sustituto al Countach -el futuro Diablo, a la sazón una potente evolución del propio Countach- a tiempo de celebrar con el mismo el 25 aniversario de la marca en el ámbito de los automóviles deportivos.
Con todo ello lo más lógico fue conmemorar la efeméride lanzando una serie especial con la cual despedir la producción del modelo y que, aun habiéndose pensado para formar una serie limitada, consiguió llegar hasta las 657 unidades siendo así la versión más vendida en toda la historia del modelo.
Respecto a la mecánica la brillantez alcanzada en el LP5000 Quattrovalvole aconsejó dejarlo todo como estaba, dando por tanto todo el protagonismo a los cambios introducidos por Horacio Pagani y Sandro “il drago” Munari. El primero en relación a diversos apliques aerodinámicos realizados en fibra de carbono y el segundo -recordemos: una leyenda de los rallys íntimamente unido al nombre del Lancia Stratos- en todo lo relativo a la suspensión, la cual ajustó a fin de dar el máximo agarre posible.
PAGANI Y MUNARI
Asimismo, el habitáculo se hizo algo más amable gracias a las ventanillas eléctricas, el aire acondicionado de serie -culpable de un evidente aumento en el peso hasta los 1.590 kilos- y sobre todo la instalación de unos nuevos y más anchos asientos con la posibilidad de poder solicitar de fábrica unos más duros capaces de hacer delicias en quien -como Niki Lauda– sea capaz de leer el estado del firme en base a las vibraciones transmitidas por el chasis vía nalgas.
Sin duda un final meritorio para el longevo superdeportivo, el cual moría sabiéndose un objeto de culto a revalorizar desde el primer momento entre coleccionistas, vendedores y casas de subastas.
Imágenes: Girardo & Co