Uno de los elementos que dotan de identidad a un automóvil son los faros delanteros, pues aparte de iluminar y permitir a otros conductores ver el vehículo para mucha gente representan los ojos del coche. Pero durante años las ópticas delanteras fueron solamente de forma redonda.
Casi desde los albores del automovilismo hubo la necesidad de poder conducir en condiciones con poca luz. Los primeros faros instalados funcionaban con carburo, al igual que lo hacían los farolillos de la época, y no fue hasta 1904 cuando se instalaron las primeras luces eléctricas en un automóvil, algo que Cadillac desarrollaría en 1912 con el primer coche con un esquema eléctrico moderno.
PRE 1939: ANTES DE LA ESTANDARIZACIÓN
Pese a que los faros redondos se convirtieron en la forma más habitual presente en los automóviles y que los fabricantes ya tenían bastante claro el sistema de luz de cruce, posición y larga, hasta los años treinta hubo cierta libertad creativa a la hora de diseñar las ópticas delanteras de un vehículo.
Especialmente a finales de los años veinte los automóviles más lujosos buscaban distanciarse de otras marcas más accesibles y esto lo conseguían con unos faros más esbeltos como equipamiento extra. Al término de la década de los años treinta muchas marcas estadounidenses fabricaban coches con faros de todo tipo, pero todo esto cambiaría en 1940.
FAROS SELLADOS: LUCES REDONDAS DURANTE DÉCADAS
En 1939 aparecen los faros sellados, una tecnología que utilizaba un reflector parabólico junto a un filamento y una lente sellados e integrados en el conjunto. Este componente pasó a ser obligatorio en todos los coches vendidos en Estados Unidos a partir de 1940 y lograba estandarizar este elemento de vital importancia para la conducción.
Con esta invención consiguió que encontrar un recambio para cualquier coche en América fuese posible en cualquier parte. En caso de que una de las luces dejase de funcionar había que reemplazar el faro entero, pero el recambio era muy barato. Otras ventajas era que no entraba suciedad ni agua en los faros, pero como contrapunto solían oxidarse con el paso de los años.
Con esta normativa federal se crearon las primeras versiones destinadas para el mercado americano de coches extranjeros. En un inicio los cambios se limitaban a alojar los faros sellados, algo que no era demasiado complicado ya que la norma hasta los años cincuenta es que todos los coches contasen con faros redondeados, pero también dio como resultado unidades tan extrañas como el Fiat 500 con enormes luces de 17 centímetros.
1957: LLEGAN LAS LUCES DOBLES
Aunque los diseñadores de automóviles lograron crear absolutas maravillas con las limitaciones de los faros sellados en 1957 se logró aprobar en Estados Unidos una nueva normativa que permitiese a los coches tener cuatro ópticas delanteras. La forma seguía siendo redonda y de menor tamaño (14,6 centímetros)
La nueva ventaja, aparte de lograr modernizar a los automóviles, era que una pareja de faros operaba como luces de cruce, mientras que la otra servía para que funcionasen las luces largas. Con esto se diversificaba la oferta de luces selladas, ya que para los modelos más antiguos se seguían vendiendo los faros de mayores dimensiones, con opciones para seis y doce voltios.
La gran mayoría de fabricantes en Estados Unidos incorporaron la nueva estética de faros dobles en 1958, ya que en 1957 aún no se había legalizado en todos los estados. Uno de los primeros modelos en incorporar estas luces fueron los Cadillac Eldorado Brougham de 1957, mientras que fabricantes como Chrysler o Mercedes-Benz optaron por configuraciones verticales e incluso diagonales.
Durante los años sesenta no hubo demasiados cambios en la normativa, salvo que en 1968 se prohibió que los faros estuviesen tras un carenado de cristal, un elemento que mejoraba notablemente el rendimiento aerodinámico, y que afectó a las versiones americanas de coches como el Citroën D, Jaguar E-Type o Alfa Romeo Spider. Por estas razones y con tal de romper con la monotonía en los diseños se empezó a poner de moda en aquel momento los faros escamoteables.
¿QUÉ OCURRÍA EN EUROPA MIENTRAS TANTO?
Mientras que América estaban anclados a la práctica, pero poco innovadora fórmula de los faros sellados en Europa se trabajaba en nuevos avances que permitían a los conductores ver y ser vistos de una manera óptima. De esta forma surgen en 1962 las bombillas halógenas para su uso en automóviles, que pronto se extendieron por todo el continente y que no serían legales en Norteamérica hasta 1979.
Por otra parte, los fabricantes de coches europeos no estaban limitados a los faros redondos a la hora de fabricar sus modelos, a menos que tuvieran la intención de exportarlos al mercado estadounidense. Por eso desde principios de los años sesenta se pudieron ver diseños en los faros europeos muy poco convencionales.
1975: LA ERA DE LOS RECTÁNGULOS
Después de un cuarto de siglo forzados a utilizar focos de forma redondeada, finalmente en 1975 las leyes federales de Estados Unidos permitieron un nuevo diseño de faros sellados ahora con forma rectangular, más acorde a los tiempos. La configuración podía ser la misma; un único faro por lado, o doble ópticas de menor tamaño.
Al igual que ocurrió en 1957, para 1975 la gran mayoría de marcas en América adaptaron los modelos ya existentes para incorporar los nuevos faros. Seguían existiendo también las ópticas redondas, aunque quedaron relegadas a vehículos comerciales o modelos llegados de Europa y Asia.
Para la década de los ochenta iba siendo hora de un cambio, y después de años por parte de los fabricantes norteamericanos reclamado poder contar con diseños propios para sus faros, finalmente en 1984 la ley cambió y el Lincoln Continental Mark VII de ese año se convirtió en el primer coche americano en década en contar con ópticas delanteras únicas.