Javi Martín
El Volkswagen Golf V6 es uno de los más injustos olvidados en la historia del compacto alemán. Nadie se olvidará, jamás, de la saga “Golf GTi”, ni tampoco de los efímeros Golf R32 –solo dos generaciones–, pero del Golf V6 poco se habla. ¿Por qué? La cuarta generación del compacto germano ha sido una de las mejores, tanto por calidad de fabricación como por cualidades, y, sin embargo, el GTi decepcionó –al menos la primera fase con 150 CV– y del V6 con tracción total pocos se acuerdan hoy día… ¿Acaso nadie recuerda que el motor de esa versión es una evolución del mítico VR6 pero con 30 CV más?
La cuarta generación del Volkswagen Golf apareció a finales de los años 90, concretamente en 1997. Tenía la dura tarea de reemplazar a la tercera entrega del modelo, la cual, fue un éxito de ventas pero, además, también fue presa de muchas críticas. Primero, resultó ser un coche más burgués que deportivo y eso, al parecer, no gustó, sobre todo en el caso del Golf GTi, el cual, se consideró que estaba por detrás del GTi III. Hubo que esperar al Golf VR6 para que todo el mundo estuviera de acuerdo. Por otro lado, se decía que la calidad general había bajado con respecto a la generación saliente.
En teoría, Volkswagen lo tenía todo a favor para triunfar y aprovechó bien la situación, aunque como ocurrió con el Golf III, la cuarta edición del compacto alemán no estuvo exenta de críticas. No se tardó en comentar que estéticamente era demasiado continuista, hubo, incluso, quien llegó a decir que resultaba complicado diferenciar un Golf III de un Golf IV, mientras que se volvió a destacar, negativamente, el tacto aburguesado que ofrecían todas las versiones. El Golf IV fue, quizá, la generación más “total” de todas, es decir, la edición del modelo que asentó la idea de que no era el mejor en nada, pero lo hacía todo bien –muy bien, de hecho–, era “el coche total”. La calidad fue una de sus mayores características, al igual que la fiabilidad –y las botoneras que se pelaban con facilidad o los elevalunas que se rompían– y la facilidad de conducción.
La historia del Golf ha estado marcada, desde la primera generación, por la presencia en la gama del GTi. Todo el mundo tiene como en la mente la imagen del Golf GTi y todo lo que esté por debajo parece no valer. Por eso, erróneamente, todo el mundo lo consideró burgués y poco deportivo, cuando, en realidad, esa fue siempre su personalidad; el Volkswagen Golf nació como un coche para vender en masa, un coche fácil de conducir, fiable, sencillo y cómodo, un reemplazo para el Escarabajo que gracias a la enorme acogida por parte de los usuarios, provocó que su caché, y por tanto, sus cualidades, crecieran con cada nuevo lanzamiento.
204 CV Y TRACCIÓN TOTAL PARA LA VERSIÓN MÁS CUIDADA DE LA GAMA
Uno de los motivos por los que se hizo famoso el Volkswagen Golf, fueron sus versiones. La puesta en escena del GTi lo puso todo patas arriba, luego llegó el G60 en la segunda generación y el sensacional Volkswagen Golf VR6 en la tercera. Coches que cimentaron la gama del modelo y provocaron que, aunque no fuera uno de los más potentes y rápidos, todo el mundo quisiera un Golf en su garaje. Y resulta que el Golf IV no estuvo exento de versiones interesantes, de hecho tuvo unas cuantas. Por ejemplo, la primera fase del GTi, con el 1.8 20t en su variante de 150 CV, ya era más rápido que cualquiera de los Golf anteriores, pero es que luego apareció el Golf GTi con la versión de 180 CV del mismo motor. No contentos con ello, el Golf TDI de 150 CV era otro aparato “ de cuidado” y por supuesto, están las dos variantes con motores V6: el Golf V6 4MOTION y el Golf R32. Para colmo, ambos montan diferentes evoluciones del mismo propulsor: el VR6 que se estrenó con el Golf III…
El Volkswagen Golf V6 4MOTION apareció en el catálogo en el año 2000 como tope de gama –se presentó en diciembre de 1999 y se inició la comercialización en enero de 2000–; sí, estaba por encima del GTi, pero no eran las prestaciones las que posicionaban ambos coches, sino el refinamiento de cada planteamiento y ahí, un motor V6 de generoso cubicaje y un sistema de tracción total van por delante de un cuatro cilindros turbo y de la tracción delantera. Además, como ya hemos comentado, Volkswagen tenía un V6 en el banco de órganos suficientemente bueno para la ocasión, aunque, como cabe esperar, se realizaron algunas modificaciones.
Por ejemplo, se montaron cuatro válvulas por cilindro –24 en total–, una cámara de combustión con mayor compresión –pasó de 10:1 a 10,75:1– y se añadió una moderna gestión electrónica. Las cotas internas se mantuvieron intactas –81 por 90,3 milímetros para diámetro y carrera– y por tanto, se llegaba a 2.792 centímetros cúbicos. Pequeños cambios adicionales aquí y allá, permitieron aumentar la potencia hasta los 204 CV a 6.200 revoluciones y el par hasta los 27,6 mkg –unos 270 Nm– a 3.200 revoluciones. En su momento, esos 204 CV eran muy deseables, pero no eran potencia brutal, sino refinamiento, suavidad y tacto de “motor gordo”, todo ello combinado con el sistema de tracción total 4MOTION, el mismo sistema que se estrenó en el Audi TT y que se compartía igualmente con el Audi S3 y el SEAT León 1.8 20vt 4. Un tipo de tracción total diseñado para motores transversales, que destacaba por un diferencial central tipo Haldex.
FINURA, SUAVIDAD Y FACILIDAD DE CONDUCCIÓN
La prensa de la época siempre tuvo buenas palabras para el Golf V6, pero dejaron claro, una y otra vez, que no era un coche deportivo. Era cómodo, refinado, con una suavidad en la entrega de potencia notable, pero no era deportivo. La suspensión no era blanda, aunque tampoco dura, la mejor palabra que definía el trabajo de los ingenieros era “suavidad”, en perfecta unión con el carácter del coche y del motor. Ojo, eso no quiere decir que fuera un coche lento. La revista Automóvil –número 264, enero de 2000–, registró una velocidad máxima de 231 km/h, ´así como un 0 a 100 km/h en 7,28 segundos y los 1.000 metros con salida parada en 27,88 segundos.
En la misma revista también se publicó la prueba del recién lanzado, en aquel momento, SEAT León 1.8 20vt –era una comparativa de las versiones con tracción delantera y tracción total; hablaremos de ellos en otra ocasión– y el 0 a 100 km/h, para la versión de tracción delantera y cerca de 150 kilos menos de peso, era de 8,15 segundos, los 1.000 metros con salida parada los hacía en 28,86 segundos y podía alcanzar los 225 km/h. Es cierto que el León tenía “solo” 180 CV, pero pesaba 1.245 kilos, frente a los 1.401 kilos del Golf V6. Vamos, que podemos decir que el modelo alemán corría más que suficiente.
A pesar de sus claras aspiraciones premium, cosas como parte de la tapicería de los asientos en el mismo color de la carrocería, combinado con decoraciones en madera, no parecía cuadrar mucho en la idea de ‘coche premium’
La personalidad del Volkswagen Golf V6 4MOTION estaba claramente definida hacia un equilibrio entre dinámica en carretera, confort y suavidad de marcha. La dirección tenía 3,2 vueltas entre topes, el reparto de pesos centraba muchos kilos sobre las ruedas delanteras –el 60,8%– y la estética, además, era bastante discreta. Su precio, por cierto, era de 4.632.000 pesetas –27.838 euros del año 2000–.
