Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
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Prueba: Tractor Ebro Diesel 44, éxodo mecanizado

El ejemplar recién restaurado que hemos tenido ocasión de fotografiar y conducir está fabricado en 1961.

Antes de ponernos a los mandos de este tractor Ebro Diesel 44, conviene hacer un poco de historia. Durante milenios, las labores del campo se efectuaron con el empleo de animales domésticos. Los caballos, mulos y bueyes aportaban la fuerza necesaria para labrar la tierra, además de acarrear desde las fincas el fruto que se recogía en la cosecha.

También se utilizaban animales para sacar agua de los pozos, o para tirar de aperos como el arado. En cambio, funciones que requerían mayor habilidad exigían mano de obra humana, algo que en ocasiones resultaba un trabajo penoso y de gran dureza.

En este sentido, el progresivo desarrollo de la mecánica ayudó a ir reduciendo las exigencias físicas. Un ejemplo de ello fue la aparición en 1875 del arado Gilpin, que poseía un asiento y permitía que el agricultor trabajase con mayor comodidad.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Tiempo después del arado Gilpin, los tractores Ebro contribuirían a la mecanización del agro español.

COMIENZA LA MECANIZACIÓN AGRARIA

Con la invención de la máquina de vapor en el siglo XVIII, se inició la mecanización de la minería y el transporte. Y poco a poco, la de las labores agrícolas en los países más desarrollados.

Hacia 1880 comienzan a diseñarse los primeros tractores agrícolas. Dotados de una caldera de vapor, eran pesados y utilizaban el carbón como combustible. Estos vehículos dieron buen resultado en los inmensos campos estadounidenses.

Ya en el inicio del siglo XX, los bastante más ligeros tractores con motor de gasolina tuvieron mejor salida comercial. No en vano, su economía y productividad era claramente superior a la de los animales de tiro.

En 1922, la firma alemana Benz-Sendling creó el primer tractor con motor diésel, cuyo mejor rendimiento y mayor robustez fue imponiéndose por completo después de la segunda guerra mundial.

Mientras tanto, la mecanización agrícola avanzaba en Estados Unidos y en los países más avanzados de Europa.

Sin embargo, el España el proceso fue más lento. Afectó primero a los aperos de labranza, con fabricación nacional de segadoras, agavilladoras, aventadoras y trilladoras, así como de motores estacionarios alimentados por gasolina o petróleo.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Con una longitud total de 3,305 metros, similar a la de un SEAT 600, el Ebro Diesel de 44 CV dispone de una destacada facilidad de manejo.

EL DECRETO DE 1953

También es cierto que Ford Motor Ibérica comenzó en 1921 a producir tractores Fordson en su fábrica de Cádiz, para en 1923 trasladar su factoría a Barcelona.

En la Ciudad Condal mantuvo la construcción de tractores, pero la producción de los Fordson en España se efectuaba según la demanda. En este sentido, los mejores años de ventas estuvieron en el periodo de 1926 a 1932.

Después, entre los convulsos años 1934 y 1935, más la Guerra Civil y la posguerra, hasta ya entrados los años cincuenta no se crearon los pilares de la motorización masiva de la agricultura española.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961

El atinado contraste azul-naranja, una seña de identidad de los primitivos tractores Ebro.

En vista del retraso que tenía España en su mecanización agraria, en octubre de 1953 el gobierno da permiso a Ford Motor Ibérica para que construya una fábrica de tractores.

Sin embargo, la firma norteamericana deseaba que dicha factoría también montase automóviles, algo que el gobierno no aceptó tras haberse creado SEAT y estar también en activo la fábrica FASA-Renault en Valladolid.

Ante la negativa oficial, Ford vende sus acciones de la filial a un grupo de accionistas españoles. Esto significa la creación de Motor Ibérica S.A. en mayo de 1954, que contará con la colaboración de Ford para la producción de tractores y camiones.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961

El engranaje y la espiga. Motor Ibérica adaptó el escudo de Fordson para los Ebro.

Los nuevos dirigentes se mueven rápido. Y al igual que en Inglaterra se usa como marca para sus vehículos el apelativo del río Támesis (en inglés, Thames), Motor Ibérica registra la marca Ebro, en honor a nuestro río más caudaloso.

De la planta barcelonesa de la Avenida de Icaria, sale en mayo de 1955 el primer tractor Ebro. Al igual que los similares británicos Ford New Major, posee un motor de 4 cilindros, 38 CV y una cilindrada de 3,6 litros.

En los años siguientes, los tractores Ebro fueron avanzando al son que marcaban las mejoras efectuadas en los tractores Ford ingleses. Así, a lo largo de la década los Ebro vieron aumentar progresivamente su potencia a 42 y a 44 CV.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Con neumáticos traseros de 30 pulgadas, el Ebro Diesel poseía buenas cualidades de tracción

NUESTRO TRACTOR EBRO DIESEL 44

El ejemplar recién restaurado que hemos tenido ocasión de fotografiar y conducir está fabricado en 1961. Por desgracia, la burocracia obligó años después a sustituir sus placas de matrícula originales por otras nuevas con las letras VE y distinta numeración.

Este tractor Ebro Diesel 44 posee el motor de 44 CV -de ahí la denominación-, que se comenzó a instalar en 1959. Su contraste de origen entre el azul de la carrocería y el naranja de las ruedas lo hace bien visible en el campo, además de distinguirlo de los competidores de la época.

La mayoría de sus componentes era de fabricación nacional, lograda después de que una empresa española obtuviese la licencia de su productor británico o norteamericano.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
La bomba de inyección, de patente Simms, era fabricada en España bajo licencia.

Pero como siempre, hay excepciones a la norma. Y eso sucede con buena parte del sistema eléctrico, suministrado por la firma inglesa Lucas.

Para subir al asiento metálico, el acceso más fácil es desde el lado izquierdo, salvando el pedal de embrague, mientras con una mano se agarra uno al volante.

YA INSTALADO

Una vez tomada la posición sobre el asiento, hace falta un rato para ir viendo todos los mandos que me rodean. Para empezar, el volante negro de pasta, a cuya derecha está el acelerador de mano.

Más allá se vislumbra esa especie de hongo negro, que es la entrada de aire al motor a través de su correspondiente filtro.

Y en primer plano, los relojes del termómetro de agua y del manómetro del aceite que forman la escueta instrumentación.

Entre las piernas va la palanca de cambios, cuyo diagrama está grabado sobre el piso de fundición. Y debajo del depósito de gasoil, una pared metálica acoge la llave de contacto, el conmutador del faro de labor, la reductora y el tirador de pare.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Bajo el depósito integrado de gasoil, la llave de contacto, el conmutador del faro de labor, la palanca reductora y el tirador de pare.

Junto al pedal del embrague, al lado izquierdo va situada la palanquita negra de arranque del motor, casi pegada a otra palanca plana que activa la toma de fuerza del cardán trasero.

Pasando al lado derecho, delante del acelerador de pie se encuentra está el doble pedal de freno. Según se desee, las dos ruedas traseras frenan a la vez, o de forma independiente la de cada lado con el simple giro de una placa que une ambos pedales.

Más adelante figura la polea para correas, que puede funcionar a dos velocidades diferentes. Durante la cosecha del trigo, la cebada o la avena, solía utilizarse para mover la trilladora. Y bajo el asiento, la palanca que controla la barra de arrastre.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
1- La polea de dos velocidades, pensada para transmitir fuerza a través de correas.
2- Debajo de la palanca central del cambio, el diagrama indeleble de las marchas.

ARRANCANDO EL TRACTOR EBRO DIESEL 44

Giro la llave de contacto hasta la primera posición, con lo que al instante se enciende la luz roja del cuadro. Y sólo con accionar la palanca izquierda, el motor de arranque suena un par de segundos y comienza a ronronear el veterano motor diésel.

Engrano la primera marcha y al ir soltando el embrague el Ebro empieza a moverse a paso muy lento. De hecho, en primera y a su régimen de potencia máxima, este tractor rueda a la tranquila velocidad de 3,34 km/h. Eso sí, con gran fuerza de arrastre.

La posición elevada, más la ausencia de la típica cabina que se le ponía para protegerse del frío y de la lluvia, hace que el entorno quede bajo completo control visual. En cualquier caso, prefiero seguir familiarizándome con sus mandos.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Pensadas para accionarse con la mano izquierda, la palanquita negra de arranque y la palanca plana que activa la toma de fuerza trasera.

Con una longitud de 3,30 metros, pronto se adapta uno a este monoplaza de ruedas altas y gruesas. Para empezar, hay que acostumbrarse a una dirección durísima en parado.

Dado que la caja de cambios no está sincronizada, en las marchas cortas es preciso detenerse, engranar otra relación y partir de nuevo. Es tal la fuerza del motor que hasta en cuarta se puede iniciar la marcha sin mayor dificultad.

Por el contrario, en séptima y octava tiene sentido realizar la maniobra de doble embrague. Y a velocidades por encima de 10 km/h se nota que la dirección va volviéndose imprecisa, lo que que obliga a manejar el volante con atención continuada.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
En primera, este tractor Ebro Diesel 44 posee una notable capacidad de arrastre, pero sólo puede alcanzar una velocidad máxima de 3,34 km/h.

GIRO ÁGIL

A nada que el nuestro tractor Ebro Diesel 44 esté rodando, la dirección se vuelve más suave. Es entonces cuando puedo comprobar la facilidad con que se desenvuelve, con un radio de giro de sólo 4,6 metros.

Y en el caso de que pise sólo el freno de un lado, el mencionado radio de giro se queda en 3,9 metros, ya bastante cercana a la longitud del propio vehículo.

A paso tranquilo y sobre el camino embarrado por una tormenta matinal, la conducción es placentera. Aun a sabiendas de que un tractorista en raras ocasiones lo movería si no fuese para realizar algún tipo de labor.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Gracias al ángulo que toman las ruedas delanteras, el Ebro logra un radio de giro de sólo 4,6 metros.

Y es que ahí está la gran diferencia de un tractor agrícola con un turismo. En que se trata de una máquina concebida para efectuar infinidad de trabajos, desde arrastrar un remolque cargado, labrar con el bisurco o arado de reja y vertedera o aportar fuerza a una abonadora.

Tantos fueron sus cometidos bien resueltos, que su llegada supuso la emigración a la ciudad de un porcentaje nada desdeñable de la población rural. Y es que ya no hacía falta en el campo tanta mano de obra, ni tampoco tanto animal de tiro.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
El Ebro Diésel propició el éxodo rural sucedido a partir de los años 50.

FICHA TÉCNICA TRACTOR EBRO DIESEL 44 DE 1961

Cilindrada: 3.611 cm3

Potencia: 44 CV a 1.600 rpm

Caja de cambios: Manual, de 8 velocidades con reductora

Tracción: Trasera

Frenos: Dos tambores traseros

Neumáticos: delanteros 6.00-19 y traseros 16.9-30

Capacidad del depósito: 68,25 litros

Largo/ancho/alto: 3,305/1,650/1,651 m

Vías/Batalla: 1,500/1,300/2,032 m

Peso en orden de marcha: 2.360 kg

Velocidad máxima: 21,2 km/h

Consumo medio: 4 l/hora

EL SUPER EBRO

En 1961, la gama de tractores de Motor Ibérica S.A. se amplía con el modelo Super Ebro. El nuevo modelo conserva la misma cilindrada en su motor, pero la potencia aumenta hasta 52 CV a 1.600 rpm.

Asimismo, su estética posee novedades que ya había estrenado en el Reino Unido el Fordson Super Major, presentado en 1960, aunque sin incluir los dos faros encastrados en la rejilla frontal.

Una de las mejoras más importantes del tractor Super Ebro era su nuevo sistema hidráulico, que permitía regular de forma automática la altura a la que trabajaban los diferentes aperos.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
En los años 60, los tractores Ebro azules se convirtieron en un elemento cotidiano del paisaje nacional.

A la venta a un precio de 175.000 pesetas, tuvo desde 1964 su potencia aumentada a 55 CV a 1.800 rpm y su producción en Barcelona continuó hasta 1972.

Por casualidades del destino, el Super Ebro coincidió con el repunte económico. Y su precio competitivo, más su robustez y amplia red de distribución y asistencia lo convirtieron en el tractor más difundido del agro español.

De hecho, aún se utiliza en labores auxiliares, tales como bombear agua desde los pozos o ríos hasta las instalaciones de riego. Y es que a decir de muchos agricultores, si se va manteniendo bien, su motor acaba siendo prácticamente indestructible.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
Dotado de un motor diésel 4 tiempos y de 4 cilindros, el tractor Ebro Diesel 44 destaca por su robustez mecánica.

¿SERÁ POR VERGÜENZA?

Actualmente, en Alemania hay tres revistas de papel especializadas en los vehículos agrícolas históricos. Su nombres son «Schlepper Post», «Oldtimer Traktor» y «Traktor Classic». Y eso que Alemania nos parece un país eminentemente industrial.

Más cerca, en Francia, la publicaciones «Tractorama», «Tracteurs Retro» y «Tracteurs Revue» dan cumplida información al respecto. Tanto de los tractores y demás maquinaria de hace años como de los eventos que se organizan a lo largo y ancho del país.

Y lo mismo sucede en los Estados Unidos y en el Reino Unido, donde también guardan con orgullo la memoria de su tradición agrícola.

Tractor Ebro Diesel 44 de 1961
A diferencia de Alemania o Francia, en España cuesta encontrar información sobre los tractores clásicos.

En cambio, en España sólo tenemos esfuerzos aislados, que bastante es dada la indiferencia general. Nuestras revistas del sector sólo hablan de tractores ultramodernos.

Sólo el afán de los escasos coleccionistas, así como de unos pocos museos privados, evitan que se vaya perdiendo y se olvide por completo nuestro patrimonio industrial del sector agrario.

Llegados a este punto, dudo si será por vergüenza a reconocer un pasado rural. O simplemente por el puro desprecio del ignorante, como cuando aquí los aficionados a los coches deportivos minusvaloraban las berlinetas Alpine A-110.

Ocasión de oro para que los más avispados los comprasen a precios reducidos y los exportasen a mercados lejanos, con la lógica ganancia comercial.

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Escrito por Ignacio Sáenz de Cámara

Desde muy pequeño, sentí atracción por cualquier vehículo, independientemente de que fuese el Renault 4 de mi padre, la furgoneta DKW 800 S de mi abuelo o la Lambretta del tío Santos. Y por supuesto, de los coches que a partir de los 11 años veía en las revistas del motor. También me gusta escribir, razón de que tras abandonar la docencia trabajase como redactor y probador en Autopista... Ver más

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