Hace ya casi dos años Paco Carrión daba en primicia la noticia de la subasta de colección Baillon, una colosal montaña de óxido que batió todos los récords en el Retromòbile de París. Aun hoy sigue siendo uno de los símbolos de la llamada ‘burbuja de los clásicos’, por la cual los precios de algunos de nuestros queridos cacharros han subido por las nubes.
La colección Baillon estaba en su mayoría compuesta de piezas memorables -Ferrari, Bugatti, Delahaye, etc- pero su estado de conservación era sencillamante lamentable; tanto que costaba creer que alguien, por mucha afición que tuviese, pudiese devolverlas a la vida. Lo cierto es que a día de hoy diríamos ninguno de sus ilustres integrantes ha vuelto a la carretera.

Los cementerios automovilísticos ‘de época’ se esparcen a lo largo de Europa y también de América. No son legión, pero hay unos cuantos; y todos conocemos historias de descampados y naves repletas de hierros viejos en descomposición. Incluso nosotros hemos contado algunas ‘made in Spain’. Cada cierto tiempo aparece un nuevo macrodescubrimiento o, cuanto menos, una noticia relacionada con sus hermanos…
Herrumbre a subasta: Colección Gerard Gombert
Este ha sido el caso de la colección Gerard Gombert, subastada discretamente ayer en Fayence, Francia, por la casa Osenat. Según cuenta barnfinds.com apoyándose en Classic Driver, Gombert es un expiloto de rallies y empresario automovilístico que ha querido que sus coches envejezcan -literalmente- con él. La idea inicial era convertirlos en ‘cubitos’ cuando muriera pero parece que, por la razón que sea, ha cambiado de opinión.
¿Habrá comprendido por fin que algunos de sus tesoros merecen una segunda oportunidad? Los precios han sido más bien conservadores, lo que nos lleva a pensar que no lo hace por el dineo. Por otro lado, es curioso la poca expectación que ha despertado la venta en los medios, porque hay hasta un Lamborghini Miura S entre los 80 o 90 coches subastados. Y, aunque hoy no nos ocupemos de ellas, hay otras tantas motos.
Sea como fuere, la noticia nos brinda de nuevo la oportunidad de deleitarnos con la herrumbre y el salvaje paso del tiempo… Y es que, ¿quién puede resistirse?