Alvaro Romagosa
MINI, como parte del conglomerado BMW, ha sabido adaptarse a las peticiones del mercado internacional. En un mercado global donde la exigencia en cuanto a prestaciones y tamaño es cada vez mayor y variada, la marca británica ha terminado apostando por dejar en un segundo plano el cuidado de las líneas originales que la diferenciaron y la convirtieron en lo que es hoy.
Como respuesta a este fenómeno, los artesanos de David Brown Automotive presentaron su Mini Remastered el pasado 6 de abril. Se trata de una vuelta a la esencia de los primeros MINIs, sin privarse de la tecnología y comodidades más propias del siglo actual.
Esta reinterpretación moderna del MINI rescatará elementos tan característicos como las “miniruedas” de 12 pulgadas, sin olvidar la carrocería (parachoques incluidos) a imagen y semejanza del modelo clásico. Con más de 100 horas de trabajo a mano por coche, esta obra de la artesanía cuenta con líneas algo más estilizadas en su carrocería y paneles que mejoran su acabado.
Entre los materiales para su fabricación podemos encontrar aluminio, madera y piel, todo de primera categoría. Dentro del habitáculo, el confort y la tecnología de última generación toman protagonismo: Pantallas LCD, sistema de navegación integrado con pantalla de siete pulgadas a color, Apple Car Play, Android Auto, arranque por botón… En resumen, todo lo necesario para sobrevivir a la era de la información, e incluso disfrutar de ella a lomos de un coche británico camuflado en clásico.
¿Un Mini Remastered un poco caro?
El MINI Remastered podrá adquirirse a partir de 75.000 dólares (70.000 euros), pudiendo encarecerse aún más según las preferencias de compra. Por esa cantidad, muchos se plantearían comprarse 7 Minis de los años 90, de los fabricados por Rover; es algo caro, pensarán otros, pero acorde a su exclusividad y preparación… Lo cierto es que un servidor se lo pensaría dos veces antes de invertir tanto dinero en este MINI.
Su motor es el mítico 1.275, habiendo doblado su potencia hasta alcanzar los 90 CV y con una caja de cambios manual de cuatro marchas, a la antigua usanza y especialmente diseñada para la optimización de sus prestaciones.
