Miguel Sánchez
Encontrar a la venta alguno de los múltiples Land-Rover Santana preparados para el Ejército de Tierra puede no ser algo reseñable. Es más, al igual que lo ocurrido con los Nissan Patrol de la Guardia Civil centenares de aquellas unidades transitaron al mercado de ocasión gracias a multitud de subastas donde poder adquirirlas a precios más que razonables.
No obstante, encontrar un ejemplo no sólo bien restaurado sino también alusivo a las primeras entregas de la serie con seis cilindros ya empieza a ser mucho más concreto.
Asimismo, en el caso del presente ejemplo -disponible en el catálogo de Classic Cars 50 to 80– nos topamos con un caso donde la preparación militar se ha respetado incólume, llegando incluso a lucir el escudo de la unidad a la cual perteneció: el Regimiento de Transmisiones nº22.
En suma: estamos ante una oportunidad perfecta para quien desee sumar a su garaje un clásico histórico. Uno de esos con los cuales ir de frente y por derecho a citas especializadas en vehículos militares como la de Guixaró; a la sazón uno de los eventos más interesantes de entre todos los organizados por el activo club Històrics de Casserres.
LAND-ROVER SANTANA 109-6 CIL, UN CHASIS LARGO
Trazar la genealogía de los Land-Rover Santana resulta ser un arma de doble filo: por un lado se presenta como algo realmente sencillo debido a lo escaso y duradero de sus series, pero por otro éstas se solapan en transiciones de hasta cinco años donde cada unidad puede equipar un número variable de elementos procedentes de lo viejo o lo nuevo.
Además hay que sumarle una panoplia de carrozados aun mayor que la ejecutada sobre los SV de Viasa, en la cual también hemos de añadir todo lo relativo a los numerosos pedidos realizados por el Ejército de Tierra hasta la adopción del Nissan Patrol de Motor Ibérica en 1983 y la consiguiente caída en desgracia de Santana tan sólo cuatro años más tarde.
Una saga en sí mismo -la de los Land-Rover Santana militares- capaz de crear una denominación específica en la nomenclatura de la fábrica jienense: Serie Especial M. Eso sí, dicho esto lo cierto es que en el caso de nuestra unidad protagonista la identificación viene en primer lugar por el código 109.
Relativamente común desde los primeros Land-Rover Santana ensamblados allá por 1958, éste designa a los vehículos con chasis de batalla larga mientras el número 88 servía para los de bastidor corto y el 119 se encargaba de las escasas unidades Especial con una distancia entre ejes tan significativa que sólo se servía bajo pedido previo a la propia fábrica.
UNO DE LOS PRIMEROS SEIS CILINDROS
Por otra parte, la placa con el apelativo 6 CIL situada en la trasera nos da a entender cómo esta unidad es una de las primeras con motor seis cilindros al situar la ficha técnica su ensamblaje en 1976.
Año durante el cual Santana lanzaba esta gama sin correspondencia en el Reino Unido, muy conocida en las zonas rurales de España gracias a las variantes Cazorla, Súper y Súper Turbo relativas íntegramente a la década de los ochenta.
Dicho esto, el presente Land-Rover Santana 109-6 CIL militar se equipa con un motor de seis cilindros y 3.429 cc para rendir 94 CV -aunque se indican 96 CV nosotros preferimos seguir la ortodoxia inherente a los materiales de época- con tan sólo unos 58.000 kilómetros en el odómetro. Sin duda una excelente oportunidad para quienes deseen profundizar en el ámbito de los vehículos militares.
Imágenes: Classic Cars 50 to 80
