Michael Kadoorie no es un coleccionista sin más. Aficionado a los clásicos de preguerra, este hombre de negocios natural de Hong Kong es un habitual en concursos de elegancia gracias a sus unidades Bugatti, Rolls-Royce e Hispano-Suiza.
Asimismo, también suele ponerlas sobre el asfalto en vez de mantenerlas en estático, lo cual incluso le ha costado un severo accidente a lomos de un Ferrari de competición a finales de los años noventa.
Sin embargo toda esta experiencia a la hora de tratar con vehículos históricos no fue suficiente para poder evitar el incendio de su Hispano-Suiza J12 Vanvooren Cabriolet chasis 14019 tras el Pebble Beach relativo al verano pasado.
Así las cosas, la noticia corrió como la pólvora entre la afición a los clásicos más veteranos, siendo una pérdida importante debido a la singularidad de esta unidad que acababa de ganar una mención en el Trofeo Alec Ulmann al ser “el coche que mejor encarna la combinación de excelencia en el rendimiento y elegancia en el diseño”.
Una definición tan acertada como sintética para este modelo de La Hispano-Suiza; uno de los mejores automóviles de la historia, no sólo caracterizado por ser uno de los últimos diseños de la marca -antes de entregarse por entero a la aeronáutica en 1938- sino también por su excelente chasis en conjunción con una soberbia mecánica de 12 cilindros y 9.4 litros capaz de entregar hasta 220CV a tan sólo 3.500 rpm.
HISPANO-SUIZA J12, UNO DE LOS GRANDES MODELOS PREVIOS A LA II ª G.M
Con una producción cifrada en unas 120 unidades el Hispano-Suiza J12 (1931-1938) es la culminación técnica para la amplia historia automovilística creada en la marca barcelonesa. Además todo lo relativo a sus carrocerías también junta a lo mejor de la época, habiéndose servido desnudo el chasis junto a la mecánica para que así talleres como Gurney Nutting & Co., Fernández & Darrin o Carrosserie Vanvooren ultimasen auténticas obras maestras en materia de estilo, comodidad y acabados.
Dicho esto la cotización de uno de estos Hispano-Suiza J12 bien puede superar los dos millones de dólares; es más, Gooding & Company bajó el mazo en 2.315.000 $ cuando precisamente subastó el año pasado el Vanvooren Cabriolet perteneciente a la Colección Mullin con chasis 14004.
Bajo este contexto la estimación de entre 300.000 $ y 500.000 $ otorgada a los restos del J12 quemado tras el último Pebble Beach no parece del todo desproporcionada al observar el mercado relativo al modelo; otra cosa bien distinta es que alguien se atreva a adquirirlos, pues al menos en las imágenes de catálogo vistas en Broad Arrow Auctions dar de nuevo vida a esta unidad representa un reto sólo a la altura de los mejores artesanos.
En fin, estaremos atentos a esta subasta, la cual se ha fechado de cara al próximo 8 de marzo en el marco del concurso de elegancia Amelia Island.
Imágenes: Broad Arrow Auctions