A comienzos de los años cincuenta los roadster ingleses encabezados por el prestacional Jaguar XK120 iban haciéndose un cierto hueco en el mercado estadounidense. Así las cosas, entre una clientela con ciertas ambiciones deportivas la presencia de aquellos modelos “a cielo abierto” crecía exponencialmente al tiempo que la imagen desenfadada y ligera de aquellos diseños marcaba diferencias con los mucho más pesados vehículos locales.
Llegados a este punto algunos fabricantes estadounidenses empezaron a reaccionar presentando alternativas “made in USA” entre las cuales destacó el Nash-Healy de 1951. Eso sí, su precio no sólo resultaba sensiblemente caro sino que además su mecánica habría sido imposible sin la participación de ingenieros británicos.
Además, en lo referente a la estética ésta iba a firma de Pininfarina. En suma, otra victoria para el automovilismo europeo dentro incluso de los planes a financiación de una casa estadounidense. Una situación a todas luces comprometida, produciendo así la reacción de General Motors en pos de encontrar una apuesta no sólo cien por cien propia sino también digna de verse a la altura de lo ideado en el Reino Unido e Italia.
Producto de todo aquello fue el Chevrolet Corvette de 1953, un biplaza descubierto capaz de seducir al público más adinerado gracias a combinar un efectivo motor con seis cilindros en línea y 3.9 litros para en torno a 150 CV envueltos por una interesante y ligera carrocería en fibra de vidrio.
1953-1955, PROBLEMAS COMERCIALES
Con aquellas cifras Chevrolet consiguió lo que pretendía: ser la alternativa estadounidense al Jaguar XK120. Es más, si comparamos las fichas técnicas veremos cómo el inglés cuenta con unos 12 CV aunque, al mismo tiempo, su peso en vacío asciende hasta los 1.350 kilos, unos 60 más que los marcados por el americano.
Dicho esto, aunque a este lado del teclado las filias personales invitan a decantarse sin ningún género de dudas por el Jaguar lo cierto es que el Corvette logró posicionase adecuadamente, más aun si tenemos en cuenta cómo Chevrolet entraba por primera vez en un ámbito donde la casa británica acumulaba una experiencia -en todos los sentidos- claramente superior a la demostrada por General Motors.
No obstante aquel estreno fue comedido en lo comercial. Algo bien intuido por la directiva de la casa estadounidense, la cual limitó a tan sólo 300 unidades la primera serie del Corvette; todas y cada una de ellas meticulosamente montadas a mano para finalmente acabar presentando una factura demasiado alta y, por tanto, inadecuada a la hora de abrir el mercado por la base.
ED COLE Y ARKUS-DUNTOV ACUDEN AL RESCATE
A comienzos de 1955 el fracaso comercial del Corvette ya era un hecho. Hecho ante el cual la gerencia liderada desde aquel año por Ed Cole -hasta entonces ingeniero jefe- debía reaccionar antes de que fuera demasiado tarde, sumando así un fracaso que sin duda hubiera producido una pésima imagen comercial para la firma Chevrolet.
Bajo este contexto, se decidió dar un paso hacia adelante en materia de potencia utilizando para ello el nuevo V8 “Small Block” de 1954. A la sazón el proyecto más importante para Ed Cole durante su época como ingeniero jefe, logrando con ello no sólo uno de los mejores motores en toda la historia de la automoción estadounidense sino también una solución relativamente compacta para los hasta 195 CV ofrecidos por su primera versión con 4.3.
Precisamente la instalada en la primera renovación del Corvette, la cual vio la luz en 1955 para al fin dar nuevos bríos a la marcha del modelo en los concesionarios. Asimismo, Ed Cole tuvo en la labor de Arkus-Duntov un magnífico complemento en materia publicitaria al promover éste las posibilidades del Corvette en competición desarrollando no sólo un equipo de marca sino también las icónicas variantes SS Super Sport.
CHEVROLET CORVETTE SS PROJECT XP-64
Junto a la actualización mecánica de 1955 la gerencia recién liderada por Ed Cole pensó en la necesidad de mejorar la imagen pública del Corvette creando para ello un equipo oficial a cuyo frente estaría Arkus-Duntov.
Sobre su biografía -la cual ha dada para no pocos artículo, siendo un auténtico compendio de vivencias en la competición y los talleres de preparación deportiva- no se puede añadir nada más aunque, a decir verdad, sí conviene resaltar cómo su extensa experiencia en lo más granado de las carreras de resistencia hacía de él la persona indicada.
A partir de aquí General Motors se volcó de una manera inusual con aquel proyecto, siendo realmente llamativa dicha experiencia en un contexto donde los más de los fabricantes locales apenas valoraban la competición ni una décima parte de lo que ésta se apreciaba en Europa, no sólo como vía publicitaria sino también en calidad de banco de pruebas.
No obstante, a pesar de las modificaciones mecánicas -especialmente los nuevos árboles de levas- y algunos buenos resultados en carreras los Corvette del equipo oficial aún estaban lejos de superar a los modelos europeos en pruebas como las 12 Horas de Sebring, donde a pesar de haberse hecho con la victoria de clase en la edición de 1956 apenas se había logrado un noveno puesto en la clasificación absoluta.
En suma, hacía falta un paso adelante. Un paso adelante creando un Corvette que de Corvette tuviera tan sólo el nombre pues tanto en mecánica como en chasis, carrocería y multitud de elementos más lograra apartarse del diseño de serie para entrar al ámbito de los Sport-Prototipos. La coordenadas bajo las cuales nació el Chevrolet Corvette SS Project XP-64.
MATERIALES INNOVADORES
Durante el verano de 1956 el equipo especial dirigido por Arkus-Duntov se puso manos a la obra con el Project XP-64. Para empezar se realizó un modelo en arcilla donde fueron plasmadas mejoras aerodinámicas capaces de subvertir el aspecto presentado por los modelos de serie; era reconocible, pero al tiempo claramente adaptado a las carreras.
Tras esto la atención se puso en el chasis, redundado en una de las cuestiones más interesantes en este modelo único: su bastidor tubular con tan sólo 81 kilos. A la postre una idea claramente inspirada en el del Mercedes-Benz 300SL, con el cual también iba parejo en la novedosa adopción de la inyección directa; esta vez con dos bombas de combustible eléctricas para dar más de 300 CV con un peso total de 839 kilos; unos 450 menos de lo marcado en un Corvette de serie.
Asimismo, semejante reducción de peso trajo bajo el brazo el uso intensivo de materiales tan delicados como el magnesio, con el cual se realizaron tanto los paneles de la carrocería como el cárter.
En un sentido más clásico, el aluminio estuvo presente en las culatas o la caja de cambios, la cual redondeaba este conjunto que del modelo de serie sólo conservaba muy pocos elementos; entre ellos, afortunadamente, el “Small Block” aunque evidentemente se le habían cambiado multitud de piezas al tiempo que los nuevos ajustes lo hacían irreconocible en comparación a sus hermanos “de serie”.
CORVETTE SS, UNA SUBASTA HISTÓRICA
En esta breve nota sobre la inminente subasta del Chevrolet Corvette SS Project XP-64 no tenemos lugar ni razón para extender más sobre las características. Además tampoco tendría demasiado sentido hacerlo pues Guillermo García ya hizo un fantástico vídeo explicativo en su canal con hasta 40 minutos dedicados íntegramente a este modelo.
No obstante, lo que sí hemos de indicar es cómo el XP-64 mostró durante su participación en las 12 Horas de Sebring un potencial real a la hora de rebasar a los todopoderosos en Le Mans Jaguar D-Type. Cierto, no acabó la carrera; pero al mismo tiempo los problemas en suspensiones y otros detalles eran fácilmente resolubles, más aun contando como se contaba con el apoyo decidido de la fábrica.
De todos modos, cuando el equipo de Arkus-Duntov se encontraba inmerso en la preparación del modelo -posiblemente y dados los plazos de trabajo previsto con la mira puesta en Le Mans- la Asociación de Fabricantes de Automóviles AMA -en la cual se agrupaban las marcas estadounidenses- decidió prohibir los programas de competición dirigidos por las propias marcas. En fin, imaginen esto en Europa; somos culturas automovilísticas to-tal-men-te diferentes.
Debido a ello el Corvette SS Project XP-64 acabó en dique seco, pasando posteriormente a los fondos del museo de Indianapolis hasta ser ahora uno de los protagonistas del año en RM Sotheby’s, la cual lo ofrecerá en subasta a finales de febrero en Miami. Se esperan de 5 a 7 millones de dólares. Estaremos atentos.