Miguel Sánchez
Hace días os hablábamos del Lancia 2000 a raíz de su cincuenta aniversario. Un modelo emblemático para la marca, no tanto por su diseño o rentabilidad como por haber sido el primero bajo la tutela de FIAT. O mejor dicho, bajo el control directo de la misma. Ya que en 1969 la familia Pasenti vendió la totalidad de las acciones de Lancia al conglomerado de los Agnelli. Un año muy importante para la industria automovilística italiana. Entre otras cosas porque además Ferrari también se puso bajo el amparo del gigante turinés.
Una expansión patrocinada por el gobierno italiano, el cual pretendía poner lejos de las garras de Ford a las marcas más emblemáticas del panorama nacional. No obstante, en este proceso de adquisición de marcas FIAT obtuvo otras dos con menor facturación pero de las cuales era socio esencial desde décadas atrás. La primera fue Autobianchi. Aventura empresarial nacida en 1955, cuando FIAT y Pirelli se asociaron con el fabricante de bicicletas Bianchi para la producción de pequeños automóviles urbanos hasta que los Agnelli se hicieron con todo el control en 1969.
La segunda fue Abarth. El mítico preparador deportivo que desde 1949 venía trabajando con empresas como Porsche o Alfa Romeo al tiempo que centraba casi toda su atención en modificar o usar mecánicas y chasis de FIAT. Una labor tan concreta que, estrechando lazos de una forma cada vez más evidente, la llevó a ser absorbida por ésta en 1971. Justo el año en el que se presentó el primer modelo de la marca del escorpión bajo el control de FIAT. Curiosamente una creación basada en el A112: el modelo más popular de Autobianchi. Hablamos del Autobianchi A112 Abarth.
AUTOBIANCHI A112 ABARTH. MEDIO SIGLO DEL ESCORPIÓN EN FIAT
Ahora que Abarth está relegada a dos modelos -uno de ellos compartiendo base con el Mazda MX5-, muchos de sus compradores ignoran el pasado en carreras de la marca del escorpión. Una historia de éxitos basada en la artesanía mecánica para llevar al límite las posibilidades del 600 con modelos como los 1000 TC/TCR. Modificaciones extremas del popular compacto, las cuales llegan a extremos inauditos con el 1000 SP. La obra maestra de Mario Colucci en 1966 que, a pesar de su aspecto de barchetta para circuitos, se basa en el bloque motor de un sencillo 600. Creaciones por las cuales la historia de Abarth genera fascinación entre los seguidores de las carreras.
Una historia que se diluyó a partir de 1971. Cuando la compra de Abarth por FIAT hizo que ésta se convirtiera en el departamento de carreras del gigante industrial. No obstante, los Agnelli no desaprovecharon el poder de seducción ejercido por el nombre de Abarth, usándolo para las versiones deportivas de sus modelos más populares. Así las cosas, en 1971 se presentó el Autobianchi A112 Abarth. La versión más extrema del modelo que quiso dar desde Italia la réplica al Mini. Presentado en el Salón de Turín de 1969 como un compacto asequible y dinámico dotado de tracción delantera.
Versión básica del Autobianchi A112
Todo un éxito de ventas que además precisaba de una variante deportiva a modo de alternativa a los eficaces Mini Cooper. Precisamente la misión encomendada por los directivos de FIAT a los recién comprados ingenieros de Abarth. Quienes supieron sacar toda la garra al ligero compacto de 690 kilos aumentando la cilindrada de su motor cuatro cilindros de 903 a 982cc. Algo que junto al carburador de doble cuerpo y la modificación del escape llevaron al Autobiachi A112 Abarth hasta los 58CV a 6.600 rpm. Prestaciones nada desdeñables. Más aún si tenemos en cuenta que la versión creada por Abarth incluso llegó a registrar consumos más eficientes que la normal.
Prototipo del A112 Abarth. Más rudo que la versión final
DE LO EXCLUSIVO A LO POPULAR.
A partir de 1971 la historia de Abarth entró en una profunda paradoja. Si bien por un lado ser absorbida por FIAT aseguró su continuidad como equipo de ingeniería de competición, interviniendo en modelos de Ferrari y Lancia para las pistas… Lo cierto es que por otro ciñó sus posibilidades de crear modificaciones sobre compactos populares al margen impuesto por la planificación comercial del grupo. No obstante, Abarth nunca se había visto en otra situación mejor que ésta para hacer llegar su carácter de marca a un público más amplio. Un hecho del cual el Autobianchi A112 Abarth es una buena prueba. Ya que a lo largo de sus quince años en producción llegó hasta las 121.000 unidades a través de siete series.
Una de las última evoluciones del A112 Abarth
Un éxito sin paliativos, reforzado por el logro de haber sumado el 10% de todas las unidades del A112. Dato nada desestimable para una versión deportiva, la cual amplió su paleta de colores tras la primera generación, en la cual sólo estaba disponible en rojo con el capó en negro mate. Además, la tercera serie subió la cilindrada hasta los 1059cc logrando así 70CV. Una potencia que era domada con mayor facilidad gracias a los asientos envolventes y el volante de aluminio con tres radios forrado en cuero.
Elementos que subrayaron las posibilidades deportivas del Autobianchi A112 Abarth. Explotadas por la copa monomarca organizada por FIAT en Italia, la cual alimentó una nueva cantera de pilotos entre los que se encontró Attilio Bettega -fallecido a los mandos de un Lancia 037 durante el Rallye de Corcega 1985- o Fabrizio Tabaton -Campeón de Europa de Rallyes en 1986 y 1988-. Sólo parte de la historia de este modelo con medio siglo a sus espaldas, el cual también se dejó ver bastante en los rallyes del momento. Sin duda, una historia de éxito que avala al primer Abarth creado dentro del Grupo FIAT.
Fotografías: FCA Heritage
