FOTOS ABARTH 850TC: FCA ABARTH / CHERAL AUTO
Hace unos semanas Ferrari presentó el SF90 Stradale. Un híbrido con cuatro motores capaz de entregar 1001CV. Y bueno, lo tremendo de ésto es que semejante caballaje casi no nos llama la atención. Desde hace años los fabricantes deportivos parecen estar poseídos por un aliento voraz a la hora de sumar más y más potencia.
¿Con qué finalidad? Ésa es una buena pregunta.
Obviamente muchos caballos pueden ser de lo más interesante en un circuito. Pero hay terrenos donde algunos coches poco potentes pueden vérselas de tú a tú con los que tienen complejo de avión. De entre todos ellos quizás el mejor exponente sea el Abarth 850TC. Un pequeñuelo desarrollado a partir de un inocente FIAT 600 que durante los 60 y 70 se convirtió en un mito de las carreras con tan sólo 52/57CV dependiendo de la compresión del motor.
Gracias a que es un coche extremadamente personalizable aparecieron versiones que incluso llegaron a superar los 100CV. Pero, aún así… Tiene diez veces menos potencia que uno de los actuales supercoches. ¿Para qué te contamos todo ésto? Pues para que subas los altavoces. Y veas lo bien que puede llegar a sonar un coche que, a priori, no tiene unas cifras de infarto.
Así suena un FIAT-Abarth 850TC.
LA VISIÓN DEPORTIVA DE CARLO ABARTH
En 1955 FIAT presentaba el 600. Un pequeño utilitario que no necesita presentación y del cual se vendieron millones de unidades. Lejos de tener una visión deportiva, el 600 daba respuesta a las necesidades de movilidad urbana para la incipiente clase media de postguerra en Italia. Sin embargo la visión de Carlo Abarth contaba con la virtud de ver los coches desde una óptica muy personal.
Al igual que John Cooper con el Mini, Carlo Abarth vio en el 600 potencial de sobra para las carreras. Sus motores de 21 a 32CV según la versión no auguraban nada prometedor, pero lo cierto es que su escaso peso, batalla corta y fácil personalización daban bastante juego a cualquier preparador de automóviles.
5 meses después de la presentación del 600 Abarth lanzó la primera interpretación del modelo. Se trataba del 750. Éste modificaba muy poco el motor, pero mejoraba ostensiblemente el comportamiento gracias a la transformación de las suspensiones y la aerodinámica. La venta de aquellos kits de transformación fue todo un éxito tanto en las calles como en los circuitos. Por ello Abarth se animó con una versión más radical.
850TC. LA PICADURA DEL ESCORPIÓN
A finales de 1960 Abarth presentó el 850TC. La menor altura de las suspensiones, así como un radiador suplementario en el frontal colgado de forma abrupta, anunciaban que estabas ante un FIAT picado por el escorpión de Abarth. El motor de 847cc se potenció hasta los 57CV en algunas versiones con mayor índice de compresión, siendo capaz de superar los 160 km/h.
Enseguida llegaron los buenos resultados en carrera, llegando a ganar los 500 Kilómetros de Nürburgring en 1961. Este tipo de éxitos hizo que las ventas se disparasen. ¡Hasta el punto de poner en peligro la existencia de Abarth! Y es que, literalmente, la cadena de montaje de los kits para transformar un 600 en un 850TC estuvo a punto de colapsar.
Afortunadamente FIAT firmó un acuerdo con Abarth para el suministro de las carrocerías, los motores y otros elementos del 600 necesarios en un 850TC. Ya en la fábrica del preparador se les hacían las modificaciones necesarias. Incluyendo tubos de escape, carburador y frenos diferentes a los que se montaban en FIAT.
Tanto por ventas como por impacto en la competición el Abarth 850TC posiblemente sea el coche más icónico de la marca. Un mito de las carreras que sigue sonando rematadamente bien. Más aún ahora. En una época en la que conviene recordar que un buen deportivo no sólo lo es por la cantidad de caballos que pueda ofrecer.