Con más de 130 años de historia, el automóvil se ha convertido en algo habitual, en una herramienta que domina las calles de todos los lugares del mundo. De hecho, ha llegado incluso a cambiar la orografía y el paisaje de muchos lugares, ha influir en el diseño de las ciudades y a convertirse en una fuente de ingresos para los gobiernos. Al mismo tiempo, se transformaba también en un objeto del que presumir para sus propietarios.
Es lógico pensar que, con más de un siglo de evolución, el automóvil actual es muy diferente a los primeros aparatos que se crearon en los albores de este invento. Y efectivamente, así es, los coches actuales son, comparados con los primeros automóviles, naves espaciales, o casi.
Además, también se han estandarizado totalmente. Es decir, todos los coches se conducen igual, tienen los mismos mandos, emplean idénticas soluciones para su motor, para sus sistemas de seguridad… Un contraste enorme con los primeros coches, los cuales, tenían sus propios mandos y soluciones para motores o frenos, el volante estaba colocado en el lugar que más le convenía al fabricante…
Básicamente, antes, cada vez que comprabas un nuevo coche te veías obligado a aprender a manejarlo. ¿Habéis visto alguna vez como se conduce un Ford T? Visto desde el usuario de un coche moderno, es toda una locura, y es un simple ejemplo. Aunque es cierto que los mandos se estandarizaron relativamente pronto, era la única forma de que los usuarios no se quedaran siempre en la misma marca y cuando cambiaran de coche pensaran también en el resto.
OTROS EXPERIMENTOS: ADLER DIPLOMAT 8 RUEDAS
Sin embargo, donde si se hacían muchos experimentos era a nivel técnico. El motor Knight es un claro ejemplo de la inventiva y también del atrevimiento de los ingenieros en los inicios de la automoción, aunque se hacía cosas todavía más peculiares, como ponerle nada menos que ¡ocho ruedas a un coche!
Ése es el caso del Adler Diplomat 8 Wheels. ¿Cuál es el objetivo de instalar tantas ruedas en un automóvil? Pues bien, la información que tenemos con respecto es muy poca, pero gracias a lo que parece un recorte de alguna publicación de la época, podemos saber algunas cosas.
Según dicho recorte, al contar con múltiples superficies de rodadura, se asegura un amplio apoyo y una buena tracción y ni la arena ni el barro suponen un obstáculo. Es decir, el objetivo de este invento es ofrecer una mejor tracción y un mayor confort en las carreteras sin asfaltar de aquella época.
Actualmente, estamos acostumbrados a carreteras lisas, amplias, construidas con asfalto, una mezcla de brea con arena o gravilla, pero en aquellos años, a finales de la década de los 30, no había las carreteras que tenemos ahora. De hecho, era normal que, fuera de las grandes ciudades, los caminos que se usaban no estuvieran pavimentados. Cuando un camino no está asfaltado, la lluvia, el paso de los vehículos o el propio viento, provocan que aparezcan agujeros, desniveles o que la gravilla y la tierra que los conforman acabe suelta, lo que afecta negativamente a las capacidades de tracción y al confort.
SIN APENAS INFORMACIÓN
En el apartado técnico, la información sobre el Adler Diplomat con 8 ruedas es nula, tan sólo hemos encontrado las fotos y la fecha de producción: 1935. También podemos ver que todas las ruedas delanteras giran al unísono, como en los camiones con doble dirección.
Fue desarrollado en Alemania y, según nuestra información, nunca llegó a fabricarse, sólo existió una unidad de que la no se conoce paradero. Posiblemente haya sido destruida. No obstante, en algunas imágenes se ven algunos detalles de los ejes delanteros, se aprecian lo que parecen ser las barras de dirección y son realmente delgadas, dan la impresión de ser bastante frágiles.
Con respecto al Adler Diplomat que sirve de base para este experimento, se trata de un modelo cuyo lanzamiento al mercado data de 1934. Se diseñó para reemplazar al Adler Standar Six, que ya se había quedado algo anticuado. El Standar Six empleaba un tipo de suspensión que había pasado de moda, la cual, anclaba los ejes justo debajo de los largueros del chasis, lo que provocaba una gran altura respecto al suelo.
En aquellos años, contar con buena altura era importante, pero el paso de los años permitió desarrollar otros sistemas que, sin tanta altura, ofrecían un comportamiento más eficaz. Ese sistema se basaba, sencillamente, en anclar los brazos de suspensión como se hace actualmente, en los laterales del mismo chasis y no por debajo, lo que permitía un centro de gravedad más bajo y un mejor comportamiento en carretera.
Además, el Adler Diplomat contaba con una carrocería de acero, fabricada por uno de los principales especialistas en producción de carrocerías con este material en Alemania, Ambi-Budd, que tenía su sede en el distrito de Spandau, en Berlín. Una carrocería que, en el caso del Adler Diplomat con 8 ruedas recibe modificaciones en los guardabarros, para dar cabida a las ruedas adicionales. Eso le confiere una imagen bastante particular, si es que no bastara con las ruedas adicionales.