En algunas ciudades de España hay gente que conoce a los taxis híbridos como “mataviejas”. Aunque el término pueda parecer de primeras algo insultante… Tiene una explicación basada en el gracejo popular que hay en este país para inventar “apodos” o “sobrenombres”. Estos coches -normalmente Toyota Prius– son tan silenciosos en ciudad que no notas cómo algo con más de 1.300 kilos de peso pasa por tu lado.
Pues bien, hay coches con los que la cuestión acústica es muy diferente. Lejos de sonar menos que una suave brisa primaveral, hay motores que están hechos para rugir a los cuatro vientos. Un rugido realmente hipnótico para todos aquellos que somos amantes del automovilismo y que, al igual que el director de orquesta Von Karajan, sentimos que es una de las mejores sinfonías del mundo.
Eso sí, mientras el director austriaco se refería a un V12 Ferrari… Hoy nosotros te vamos a proponer subir los altavoces con el sonido de un V6 Alfa Romeo. Concretamente con el del 155 V6 TI, el último -hasta la vuelta del Quadrifoglio a la Fórmula 1 este mismo 2018- gran proyecto de competición nacido en el seno de la marca. Sube los altavoces porque el rugido… Más que espectacular, ¡es sencillamente hermoso!
155: EL COCHE CON EL ALFA ROMEO SE REIVINDICÓ
Alfa Romeo 155. Dicho así, sin más… No parece uno de los modelos más emblemáticos de la marca. Y bueno, realmente es que no lo es. De hecho, aunque su diseño tiene un indudable estilo y en general fue un modelo rentable para la empresa… No hizo mucha gracia a los más puristas. Acuciada por la necesidad de ahorrar costes de producción, Alfa Romeo sustituyó en este modelo su habitual tracción trasera por una delantera que sólo podías reemplazar por una total en la versión Q4. Está última, aunque incomprendida, ya era una verdadera pasada…
Ahora, si detrás del 155 pones la denominación V6 TI (Turismo Internazionale) la cosa cambia ¡y mucho! Porque de repente pasas a estar delante de una de las mayores bestias de competición italianas, un prodigio de la ingeniería transalpina que culminó sus días dorados en el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) con un palmarés que arroja datos como las 12 victorias sobre un total de 20 carreras en 1993, ¡su primer año de competición!
Pero, ¿por qué Alemania? La respuesta está en el reglamento para carreras de turismos que la FIA presentó en 1993. En él se establecían tan sólo dos segmentos posibles: la Clase 1 y la Clase 2. Cada uno de los diversos campeonatos nacionales debía acogerse a una normativa u otra; en este escenario, y demostrando una cierta prudencia, la mayor parte de los países se adscribieron al segmento más comedido: el Clase 2.
Sin embargo, los alemanes fueron más audaces y optaron por la Clase 1: una reglamentación con el folio casi en blanco donde mientras no pasaras de los seis cilindros, los 2.500 cc y muy contadas modificaciones aerodinámicas por encima del eje de las ruedas… Podías hacer casi lo que quisieras. Ahí Alfa Romeo vio la posibilidad de reivindicarse, más aún cuando venía con el orgullo herido tras un mediocre paso por la F1 y una desesperada y extraña intentona en la Indy Car.
Llegaba el momento de demostrar todo aquello de lo que Alfa Romeo era capaz. ¡Y vaya si lo hizo! De hecho, quizá fuera su canto de cisne antes de emprender la larga “travesía del desierto” que al fin ha dejado atrás gracias a modelos como el exitoso 156, el 159, el GT, el rabioso y actual 4C o la nueva Giulia.
UN MOTOR SOBRESALIENTE
Anda, coge aire que allá vamos. Tracción total heredada del Lancia HF Integrale, motor delantero longitudinal ubicado justo delante del eje delantero casi pegando a los bajos para situar así el punto de gravedad lo más bajo posible, seis cilindros a 60º con pistones de recorrido corto a lo F1, 24 válvulas, cilindrada de 2.498 cc y 420CV a 11.500 RPM, cambio de seis velocidades y una relación peso/potencia fijada en 0’38.
Tan sólo leerlo… Ya abruma. Y es que el motor con el que Alfa Romeo motorizó a esta maravilla sigue siendo uno de los grandes hitos tecnológicos de la marca. Una joya mecánica sobre la cual ingenieros como Sergio Limone -vinculado durante décadas a Abarth, Lancia y Alfa Romeo- podrían estar hablando durante horas.
Pero tranquilo, en La Escudería sabemos cuándo tenemos que callar para dejar hablar a los motores. Y es que, el del Alfa Romeo 155 V6 TI es uno al que podríamos estar escuchando durante horas. En fin, seguro que si los taxis híbridos tuvieran algo que sonase igual… ¡No los llamarían “mataviejas”!