Pensemos en entrar al mundo de los clásicos con un Alfa Romeo. A fin de cuentas no es nada descabellado pues, claramente, aquí estamos hablando de una de las marcas históricas con mayor poder de seducción sobre el aficionado. Además, al tiempo que ésta siempre ha hecho gala de su “cuore sportivo” lo cierto es que como fabricante generalista ha realizado modelos de todo tipo, condición y presupuesto.
Así las cosas, entre lo diseñado por Alfa Romeo hay opciones variopintas capaces de abarcar vehículos todoterreno, deportivos ligeros, clásicos de preguerra, familiares, berlinas con toque deportivo, motores atmosféricos, turboalimentados, V6, bóxer, diésel y vaya, si lo suyo son los aviones también encontrará mecánicas con la firma de la casa italiana.
En suma, de todo y para todos los bolsillos. Eso sí, dicho esto casi cualquier proyecto de compra o restauración asociado a un Alfa Romeo irá acompañado de la típica, recurrente y ya algo manida retahíla en torno a la fiabilidad.
Y sí, es cierto que no estamos ante la fiabilidad de un Mercedes ensamblado entre los años sesenta y noventa, pero hablando sobre vehículos clásicos tampoco estamos constreñidos por los requerimientos diarios exigidos a un utilitario de nuevo cuño o, en el caso de ser un aficionado empedernido, a un “daily classic”.
Llegados a este punto, uno debería pensar sobre la confianza mecánica en simple relación al uso puntual que seguramente acabará haciendo de su clásico. Y eso, en todo caso, siempre y cuando no se haga como Gordon Murray usando un Junior Zagato como “daily classic”; cosa que por cierto no es tan descabellada siempre y cuando el estado de sus rodillas permita realizar con sencillez la operación de entrada y salida.
ALFA ROMEO 33, UN MODELO A TENER EN CUENTA
Como hemos visto en no pocas ocasiones sobre la fiabilidad de los Alfa Romeo se han escrito ríos de tinta. Tantos que, pensándolo fríamente, la cuestión ya se ha convertido en un lugar común abierto a exageraciones y datos peregrinos al igual que lo ocurrido con la entrada en acción del turbocompresor en los Renault Supercinco.
Dicho esto, merece tratar el tema con serenidad tras haberse informado con usuarios de la marca. Esos mismos que, como el sudafricano Jethro Bronner -al cual pudimos entrevistar hace ya unos años-, nos dirán cómo un Alfa Romeo bien cuidado y mantenido es capaz de cruzar África por pistas de tierra sin ninguna avería reseñable.
O aquellos que -con bastante acierto y sin ánimo de soliviantar a ningún mecánico- señalan cómo en muchos talleres decir “no es fiable” ha sido una salida tan fácil como recurrente a la hora de lanzar balones fuera en caso de no saber trabajar con las mecánicas bóxer montadas en multitud de modelos Alfa Romeo.
Modelos como el Alfa Romeo 33. El cual ha pasado a la historia como el segundo más vendido para la casa del Biscione al tiempo que su fiabilidad, desgraciadamente, siempre ha estado en entredicho. Una fama a la cual contribuye la relativamente baja cantidad de unidades supervivientes así como -claro está- la cuestionable conservación vista en muchas de ellas.
No obstante, ciertas famas hay que cogerlas siempre con pinzas y a fin de cuentas ésta bien podría ser una de ellas.
MOTORES BÓXER, DE LA CARBURACIÓN A LA INYECCIÓN
Presentado en 1983, el Alfa Romeo 33 continuó la fórmula de la marca para con los compactos populares renovando lo ya visto en el Alfasud. Es más, de éste tomó la plataforma, la transmisión e incluso los motores; eso sí, todo ello presentado bajo una completa renovación estilística a cargo del Centro Stile Alfa Romeo.
Asimismo, mientras el habitáculo se hacía más ergonómico la producción situada en la factoría de Pomigliano d’Arco disfrutó de una profunda actualización gracias a la instalación de treinta y dos robots destinados a mejorar tanto los tiempos de trabajo como el resultado final del mismo. Todo ello mientras las motorizaciones seguían definidas por los bóxer con cuatro cilindros y carburación ya presentados en la extinta gama del Alfasud.
Así las cosas, la comercialización del Alfa Romeo 33 comenzó con un 1.3 de 79 CV y un 1.5 de 84 CV, apareciendo dos años más tarde la versión Quadrifoglio Verde para subir así hasta los 105 CV. No obstante, la opción más potente fue la estrenada en 1990 con una cilindrada de 1.7 litros llegando a rendir 133 CV gracias a la acción de las 16 válvulas.
Además, durante aquel mismo año la inyección electrónica se abrió hueco en la gama del Alfa Romeo 33 siendo la alimentación escogida para el 1.5 de 97 CV y, tan sólo unos meses más tarde, incluso para la motorización más modesta con 1.3 litros. En fin, una puesta al día en lo mecánico que en relación al estilo fue acompañada por la primera actualización de la carrocería presentada en el Salón de Ginebra de 1991.
LA CUESTIÓN DE LA FIABILIDAD
Pues sí, Alfa Romeo en los años ochenta no se ganó los mejores mimbres a fin de generar una imagen fiable. Para empezar su acero se da con cierta facilidad a la oxidación y, en relación a la mecánica, ésta también puede llevarnos por una senda de problemas; y es que no eran tiempos fáciles para la marca, pasando años complejos en lo financiero antes de su integración en Fiat tras haber mostrado Ford un gran interés por la misma.
Dicho esto -así como puesta en cuarentena la exageración interpretada por ciertos aficionados-, lo cierto es que los Alfa Romeo 33 pueden ser una buena opción a fin de iniciarse en el mundo de los clásicos. Para empezar, no hace falta irse a las versiones más prestacionales si queremos sentir sensaciones auténticas y directas al volante.
Es más, el excitante subir de vueltas de sus motores bóxer -en conjunción a un reparto de pesos casi perfecto- nos puede brindar sensaciones de conducción muy reseñables para quienes buscamos en los vehículos históricos un contrapunto deportivo a los serenos automóviles actuales. Además el precio de los Alfa Romeo 33 en el mercado de ocasión no es precisamente elevado. De hecho -y en esto no somos el único medio en opinar- es uno de los clásicos de los ochenta más económicos.
PROBLEMAS A TENER EN CUENTA
Llegados a este punto hemos de empezar a hablar de los problemas; porque sí, claramente los hay. En primer lugar está precisamente la cuestión de los precios. Y es que estos pueden ser muy engañosos porque, tras una unidad marcada a la baja, nos podemos encontrar con una serie de problemas sólo aptos para quien disfrute de la restauración y la superación de retos mecánicos.
Así que primera cuestión a tener en cuenta: seleccione bien lo que vaya a comprar porque, en general, la mayor parte de los Alfa Romeo 33 no han disfrutado de un mantenimiento cuidado. Tras esto guarde dinero para reparaciones a realizar después de la adquisición porque, seguramente, necesitará realizar diversos ajustes y arreglos. En fin, esto es el mundo de los clásicos, no el de los automóviles de estreno; hay que arremangarse.
Tras esto le recomendamos las unidades con inyección por encima de las carburadas. Se pierden situaciones, comportamientos e incluso olores del automovilismo más señero pero, no nos engañemos, se gana bastante en practicidad.
Además, esto resulta aún más importante si lo ponemos en contexto con una última cuestión a tener en cuenta: la necesidad de encontrar un taller donde entiendan y trabajen adecuadamente las mecánicas bóxer de Alfa Romeo. Un punto realmente esencial, más aun si optamos por la carburación.
En fin, debates interesantes con los cuales dotar de personalidad al que podría ser su próximo clásico: un Alfa Romeo 33.